De la expoliación del trabajo, al capital y la economía solidaria

La clasificación que hace el Ministerio de Economía al clasificar a las empresas en  las categorías de microempresa, pequeña empresa, mediana y gran empresa, llamándoles a todos “empresarios” por igual, esconde que en realidad de lo que se está hablando es de que unos operan bajo la lógica capitalista y otros no, que los capitalistas expolian a los no capitalistas y que de esta manera se da una valorización extraordinaria del capital. Para comprender cómo ocurre esto hay que tener presente la categoría de subsunción indirecta del trabajo al capital formulada por Marx (1), y aplicada y desarrollada por Montoya(2) para el caso salvadoreño en específico, y para el submundo capitalista en general.

Marx reconocía la existencia de distintas formas de producción en una sociedad, pero que una determinada producción -la principal- subordina a las demás(3). Montoya plantea que en los países del submundo capitalista existen tres formas generales de producción: la producción capitalista, la producción mercantil simple y la producción de valores de uso; y dos formas de circulación: la capitalista y la mercantil simple. La producción capitalista es la producción principal y las otras dos las subordinadas. Esto es así también para el proceso de circulación del capital.

Ante la imposibilidad, siquiera, de vender la fuerza de trabajo, muchas personas -que no entran necesariamente al ejército industrial de reserva- se ven obligadas  entrar a la producción mercantil simple o de valores de uso. Los procesos de trabajo de éstas formas de producción están subordinados indirectamente al capital al convertirse en instrumentos de su valorización, porque se da una relación de expoliación. Es decir, cuando el capital expropia parte de su trabajo a los productores no capitalistas, sin que exista entre ambos una relación directa en el proceso productivo (4) a través de una relación salarial, la producción mercantil responde a la lógica del capital, éste la determina y la condiciona.

El carácter indirectamente subsumido de la producción mercantil al capital se da a través de los siguientes elementos: posibilita la autoreproducción de la fuerza de trabajo sin costo para el capital, al vender las mercancías por debajo  de su costo de producción (el capital fija los precios de compra, el productor mercantil no posee autonomía para fijar el precio de sus mercancías) contribuyen a una valorización extraordinaria del capital, la producción capitalista determina el cómo producir a la producción mercantil, modifica el tiempo y la intensidad de su trabajo. La expoliación se convierte en plusvalía para el capital.

Entonces, el microempresariado es diferente a un empresario capitalista, puesto que operan con  racionalidades distintas,  el primero busca la subsistencia, y el segundo la acumulación de capital. Entre los productores mercantiles están, por ejemplo, los campesinos y campesinas, los artesanos y artesanas, los y las vendedores no capitalistas, etc; todos comparten el hecho de ser expoliados por el capital. Las más afectadas son las mujeres, porque son las que mayormente se ubican en las microempresas de subsistencia, según CONAMYPE.

Para que la producción mercantil simple deje de ser de beneficio para el capital y se convierta en beneficio para la clase trabajadora, se debe potenciar lo que se conoce como economía solidaria. Lo cual implicaría la no vinculación con el sector capitalista y desarrollar su articulación inter e intrasectorial, realizando ventas y compras de manera asociada.

Por economía solidaria se entiende “un modelo alternativo de y para las mayorías populares, en los ámbitos económicos, social, político, cultural e ideológico, fundamentado en su propio esfuerzo organizativo y solidario, que tiene como finalidad resolver sus problemas ambientales, de pobreza y exclusión social, tanto en el campo como en la ciudad y contribuir a la eliminación de las causas que la generan”(5)

Las MYPES no son necesariamente empresas solidarias, la economía solidaria tiene un carácter colectivo. Busca la autorealización de las personas, la igualdad de género y la sustentabilidad ambiental, la utopía es construir una sociedad solidaria. Los valores de uso ya no tendrán que revestir la forma de mercancía, por eso se dice que la economía solidaria es un modo de producción alternativo al capitalismo.

La economía solidaria  busca la construcción de relaciones solidarias de poder popular, para enfrentar las relaciones de poder burguesas. Es una realidad en marcha que va naciendo desde las entrañas mismas del capitalismo y tiene como sujetos potenciales a toda la población trabajadora.

Entonces las políticas económicas que se construyan para potenciar a las MYPES, deben de tener en cuenta el carácter de expoliación a que son sujetas por el capital, y sólo así se avanzará en la construcción de la economía solidaría, que en  su esencia, es antisistema. Pero desde el actual Estado, no lo creemos posible, sólo desde uno que realmente existencia la participación y la política del y para el pueblo.

Tendencia Revolucionaria ES.

NOTAS:
(1)Marx, Karl, El Capital, Tomo I, FCE, 1964
(2)Montoya, Aquiles, Economía crítica, UCA editores, San Salvador, 199?
(3)Marx sostenía: “ En todas las formas de sociedad existe una determinada producción que asigna a todas las otras su correspondiente rango e influencia, y cuyas relaciones por lo tanto asignan a todas las otras el rango y la influencia...”, Ver: Marx, Karl, Elementos fundamentales para la Crítica de la Economía Política (Borrador),1857-1558, Siglo XXI, Argentina Editores, Versión digital, p. 14
(4)Op Cit, Montoya, Aquiles. p. 165
(5)Montoya, Aquiles, Manual de Economía Solidaria, UCA editores, San Salvador, 2009. p. 35

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