Cuando en un escrito me refiero a personas o grupos con las cuales existe alguna concordancia de pensamiento, intento buscar la mejor forma, desde mi óptica, de expresar mi sentir o disentir, evitando herir susceptibilidades, o que mi postura sea tomada en un rumbo “equivocado” y, quizá, hasta sea abordado sin el contexto adecuado.
Como todos saben, estamos a las puertas de un año pre-electoral, eso implica y abre las puertas a la demagogia, al compadrazgo, al clientelismo y a una serie de prácticas que deberían de quedar en el pasado. Los políticos regresarán a nosotros con golpes de pecho, intentando refrendar ese Status Quo que tanto rédito les significa.
Por tal motivo, debemos estar “buxos” para que las propuestas electorales que vamos a comenzar a escuchar, no nos encuentren mal parados o ansiosos, y que, producto de esto, nos enganchen con una de ellas. En el pasado reciente, buena parte de la población de San Salvador le compró a Norman Quijano las demagogias del Metrobus y de las bóvedas, y producto de eso es que se transformó en el alcalde capitalino. Así que, mosca! con lo que te digo.
Por definición soy amigo de que a los empleados públicos en puestos de elección popular se les endose respaldo, si y solo si el trabajo desempeñado es eficiente, apegado a ley y que, además, responde o es congruente con las necesidades de las mayorías poblaciones.
En el tema de municipalidades, esto es relativamente fácil de medir: se apela a la óptica y estamos servidos con una evaluación somera del trabajo realizado o de la ausencia de este. Con los diputados y diputadas, el tema es más complejo de medir. Primero, no sabemos a qué diputados exigirles el cumplimiento de las promesas, y, segundo, aunque exista la voluntad de una golondrina en la casa del pueblo, si no existe la concurrencia política de las intensiones, nada pasará en favor del pueblo.
Con el contexto adecuado, continúo diciendo que éste respaldo deberá realizarse bajo el entendido de un tiempo finito, de no más de tres períodos para los puestos edilicios y de dos períodos en el tema diputadil. Soy enemigo de las vacas sagradas o de las telarañas de corrupción que se tejen, como cuando un funcionario se entroniza en un puesto de elección popular. Los anticuerpos que se generan en estos puestos son propios de la naturaleza humana, así que un cambio de timón siempre es sano y adecuado realizarlo.
Es, entonces, que soy enemigo de esos políticos que se mofan y jactan de contar con una "larga carrera política", ya que esta permanencia en la actividad política partidaria y en esos puestos de elección popular, te aseguro que llevan implícitas muchas promesas incumplidas, corrupción, y prebendas...pero miseria para este pueblo, sobre todo eso, compatriota: MISERIA!
Tienes el caso de la alcaldesa de Antiguo Cuscatlán. Ha hecho obra, pero luego de su segundo período le bajó fuerza a su trabajo y se ha dedicado a realizar lo justo y necesario para mantenerse en ese puesto. Si ella fuera objeto de algún competidor o competidora con reales posibilidades de hacerla a un lado, te aseguro que el esmero y un mejor trabajo visitara esa localidad.
En las filas del FMLN existen situaciones similares, pero "supuestamente" las dirimen con una restricción que imposibilita en períodos a todos aquellos que logran hacerse de una opción laboral en un cargo de elección popular.
En el papel se ve bonito lo anterior, pero la realidad es otra, ya que los amigos efemelenistas han buscado formas novedosas para no perder esa posibilidad laboral y es en donde aparece la ya famosa rueda de caballito roja. La cual dinamiza el paso de funcionarios desde y hacia la Asamblea Legislativa, utilizando como puente las comunas del país o alguna que otra ONG. El problema de esta rueda de caballito colorada es que son los mismos efemelenistas de siempre los que tienen comprado el “ticket” para hacer uso de ese juego mecánico, perdón, juego electorero.
El cambio generacional y las mentes frescas deben de llegar ya!
Como todos saben, estamos a las puertas de un año pre-electoral, eso implica y abre las puertas a la demagogia, al compadrazgo, al clientelismo y a una serie de prácticas que deberían de quedar en el pasado. Los políticos regresarán a nosotros con golpes de pecho, intentando refrendar ese Status Quo que tanto rédito les significa.
Por tal motivo, debemos estar “buxos” para que las propuestas electorales que vamos a comenzar a escuchar, no nos encuentren mal parados o ansiosos, y que, producto de esto, nos enganchen con una de ellas. En el pasado reciente, buena parte de la población de San Salvador le compró a Norman Quijano las demagogias del Metrobus y de las bóvedas, y producto de eso es que se transformó en el alcalde capitalino. Así que, mosca! con lo que te digo.
Por definición soy amigo de que a los empleados públicos en puestos de elección popular se les endose respaldo, si y solo si el trabajo desempeñado es eficiente, apegado a ley y que, además, responde o es congruente con las necesidades de las mayorías poblaciones.
En el tema de municipalidades, esto es relativamente fácil de medir: se apela a la óptica y estamos servidos con una evaluación somera del trabajo realizado o de la ausencia de este. Con los diputados y diputadas, el tema es más complejo de medir. Primero, no sabemos a qué diputados exigirles el cumplimiento de las promesas, y, segundo, aunque exista la voluntad de una golondrina en la casa del pueblo, si no existe la concurrencia política de las intensiones, nada pasará en favor del pueblo.
Con el contexto adecuado, continúo diciendo que éste respaldo deberá realizarse bajo el entendido de un tiempo finito, de no más de tres períodos para los puestos edilicios y de dos períodos en el tema diputadil. Soy enemigo de las vacas sagradas o de las telarañas de corrupción que se tejen, como cuando un funcionario se entroniza en un puesto de elección popular. Los anticuerpos que se generan en estos puestos son propios de la naturaleza humana, así que un cambio de timón siempre es sano y adecuado realizarlo.
Es, entonces, que soy enemigo de esos políticos que se mofan y jactan de contar con una "larga carrera política", ya que esta permanencia en la actividad política partidaria y en esos puestos de elección popular, te aseguro que llevan implícitas muchas promesas incumplidas, corrupción, y prebendas...pero miseria para este pueblo, sobre todo eso, compatriota: MISERIA!
Tienes el caso de la alcaldesa de Antiguo Cuscatlán. Ha hecho obra, pero luego de su segundo período le bajó fuerza a su trabajo y se ha dedicado a realizar lo justo y necesario para mantenerse en ese puesto. Si ella fuera objeto de algún competidor o competidora con reales posibilidades de hacerla a un lado, te aseguro que el esmero y un mejor trabajo visitara esa localidad.
En las filas del FMLN existen situaciones similares, pero "supuestamente" las dirimen con una restricción que imposibilita en períodos a todos aquellos que logran hacerse de una opción laboral en un cargo de elección popular.
En el papel se ve bonito lo anterior, pero la realidad es otra, ya que los amigos efemelenistas han buscado formas novedosas para no perder esa posibilidad laboral y es en donde aparece la ya famosa rueda de caballito roja. La cual dinamiza el paso de funcionarios desde y hacia la Asamblea Legislativa, utilizando como puente las comunas del país o alguna que otra ONG. El problema de esta rueda de caballito colorada es que son los mismos efemelenistas de siempre los que tienen comprado el “ticket” para hacer uso de ese juego mecánico, perdón, juego electorero.
El cambio generacional y las mentes frescas deben de llegar ya!
Atlacatl
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La idea de llevar nuevas personas a los puestos de eleccion popular es buena, lo único es que debemos pedir que se bajen los salarios. De mantener altos salarios continuaremos obteniendo los mismos resultados, es decir, el acomodamiento de los luchadores del FMLN.
ResponderEliminarPatricia Santacruz
ResponderEliminarAhora solo falta que tenga Alzheimer este señor.
De acuerdo con dar paso al cambio generacional, pero debe incluir el cambio ideologico también. Poner un joven que siga ideas de los 70's o no tomar en cuenta la realidad actual...no ayudará. El cambio generacional incluye el pensamiento... no solo la persona. (Dejen de cantar "el pueblo unido.." suenan tan anacrónicos como el himno de arena...
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