22 de marzo de 2010

Radiografía del "nuevo orden"


Simbiosis: Para la "izquierda" no hay nada mejor que la "derecha"
El teatro de confrontación supervivió, pero su marco cambió de contenido doctrinario y de objetivo estratégico. La "nueva izquierda" y la "nueva derecha" ya no combaten desde polos diferenciados y excluyentes ("sistema" y "antisistema"), sino que comparten espacios de poder dentro de un mismo sistema. En el nuevo marco de disputa, "izquierda" y "derecha" ya no son enemigos excluyentes (revolución vs. contrarrevolución), sino rivales políticos-electorales que conviven y compiten por el control del Estado capitalista.

Por Manuel Freytas (*)
manuefreytas@iarnoticias.com

Situémonos en el "arco ideológico" del nuevo orden mundial: La "izquierda" está en guerra contra la "derecha". Pero esta guerra, difiere substancialmente de la disputada durante la "guerra fría" entre la URSS  y el bloque occidental EEUU-Europa.

Se trataba entonces de una guerra entre sistemas económicos, políticos y militares diferenciados que se disputaban el planeta dividido en áreas de influencia. Debajo de esa guerra, partidos políticos y organizaciones revolucionarias definían una frontera  de guerra de la "derecha" contra la "izquierda", en términos de "defensa del sistema"  o de "cambio del sistema".

Consecuentemente, el enfrentamiento era ideológico, económico, político y militar, o sea de naturaleza totalizada y estructural. Debajo del paraguas de la "guerra fría" EEUU-URSS, en Asia, África y América Latina, la izquierda peleaba totalizadamente contra la derecha que controlaba el poder económico, el poder político y el poder militar, o sea, luchaba para destruir el Estado capitalista y sus instituciones sostenes.  Quien ganaba eliminaba al otro, y viceversa.

El marco operativo y estratégico se definía por el objetivo buscado: la izquierda quería eliminar de raíz al sistema capitalista de la propiedad privada y sustituirlo por otro sistema de reparto social igualitario y sin explotación del hombre por el hombre. Y la derecha quería lo contrario: destruir a la izquierda para preservar al sistema capitalista.

Esta guerra de "sistemas", de la "derecha" -el sistema-  contra la "izquierda" -el antisistema- donde se enfrentaban los que querían el "hombre nuevo" de la revolución y los que defendían el statu quo del "hombre viejo" del sistema capitalista, experimentó un cambio cualitativo,  un salto transformacional histórico, cuando el capitalismo terminó con el sistema socialista de la URSS, en la década del 90.

Colapsado el sistema socialista de la URSS y el esquema del orden mundial "bipolar", el sistema capitalista se licuó en un orden internacional "unipolar" con EEUU como potencia regente. En el vértice del triángulo, terminó la "guerra entre sistemas", y comenzó la era de la "guerra intersistema" con las potencias mundiales compitiendo entre sí por áreas de influencia geopolítica, militar y económica, pero sin romper el ordenamiento internacional del sistema capitalista.

En este nuevo escenario, emergente del fin de la "guerra entre sistemas", la guerra de la "izquierda" contra la "derecha" también experimentó un salto cualitativo y transformacional.

El teatro de confrontación supervivió, pero su marco cambió de contenido doctrinario y de objetivo estratégico. La "nueva izquierda" y la "nueva derecha" ya no combaten desde polos diferenciados y excluyentes ("sistema" y "antisistema"), sino que disputan una guerra político-ideológica conviviendo dentro de un mismo sistema.

En el nuevo marco de disputa, "izquierda" y "derecha" ya no son enemigos excluyentes (revolución vs. contrarrevolución), sino rivales políticos-electorales que conviven y compiten por el control del Estado capitalista.

El teatro de confrontación ya no es económico-político-militar, sino ideológico-político-electoral dentro de normas fijadas por la preservación del sistema dominante.

La polarización ideológica, ya no se define por una guerra por el exterminio de uno u de otro ("sistema" vs. "antisistema") sino por una competencia establecida dentro del ordenamiento (y las reglas) de la "gobernabilidad", la "estabilidad" y la "paz social" del sistema capitalista.

La "izquierda" y la "derecha" ya no pelean su guerra en escenarios clandestinos asimétricos de la lucha armada, o en marcos sociales de huelgas y conflictos violentos, sino que lo hacen por medio de movilizaciones pacificas o de procesos electorales enmarcados dentro de la "legalidad" del sistema.

Vaciada de su contenido "antisistema", hoy la izquierda sigue en guerra contra la "derecha", no ya para destruir al Estado capitalista sino para administrarlo en su lugar. La "nueva izquierda" revirtió el marco ideológico-doctrinario: Ya no pelea estructuralmente contra la "derecha" para destruir al sistema capitalista, sino para "transformarlo" (reformarlo, pero sin tocar la substancia esencial del sistema de la propiedad privada y de la dominación y explotación del hombre por el hombre).

En términos doctrinarios, la "nueva izquierda" (en su expresión gubernamental) ya no lucha contra la "derecha" para sustituir al Estado capitalista, sino que lucha contra la "derecha" para "socializar" el sistema capitalista desde adentro sin tocar sus estructuras históricas de dominio y de poder.

En otras palabras, competir con la "derecha" por la gerenciación política sin destruir el "ordenamiento económico" (sistema económico-productivo controlado por el capital privado), el "ordenamiento político" (Estado capitalista controlado por los grupos y las corporaciones capitalistas) , y el "ordenamiento social" (valores basados en el individualismo y la sociedad de consumo).

Dentro de este nuevo esquema de polarización "izquierda" vs. "derecha", la guerra ya no se define por la "destrucción mutua" asegurada, sino por la búsqueda de una posición dominante dentro del mismo orden económico, político, militar y social  establecido.

Terminada la guerra político-electoral, la "izquierda", tanto como la derecha", defienden los mismos valores institucionales del sistema capitalista: "orden  democrático", "estado de derecho" y "paz social", como sustentos básicos de la preservación del Estado y de la sociedad capitalista de la propiedad privada.

Y esto, a su vez, explica el nuevo marco de alianzas internacionales. La "nueva izquierda" ya no se apoya en un sistema mundial alternativo al capitalismo (como lo era la Unión Soviética) sino en alianzas internacionales con partidos o gobiernos llamados de "izquierda", tanto de los países imperialistas centrales como del mundo periférico o emergente.

Esta realidad  justifica  la alianza de la "izquierda gubernamental" latinoamericana  en contra de la "derecha" hondureña que ejecutó el golpe de Estado con el apoyo de los conservadores de la "derecha" estadounidense.

En su guerra por áreas de influencia dentro del estado capitalista, tanto la "izquierda" como la "derecha" mantienen una coincidencia básica: El sostenimiento del "sistema democrático" como marco de ordenamiento esencial para resolver sus conflictos por el poder interno.

Ambos, "izquierda" y "derecha", coinciden en el rechazo de la "lucha armada" y de los "conflictos violentos", rechazo que el sistema requiere para mantener sus estructuras económicas, políticas y militares sin alteración.

Precisamente, ese "orden" establecido estaba  amenazado por la "izquierda antisistema" militarizada de la "guerra fría", y la respuesta a su accionar eran  los golpes militares de la "derecha" apoyados por EEUU.

En este nuevo marco de enfrentamiento (fijado por la guerra político-electoral), la "nueva izquierda" (a diferencia de la izquierda de la "guerra fría") ya no lucha contra el Imperio capitalista como totalidad estratégica y funcional, sino que lucha para convertirse en alternativa a la "derecha", pero dentro de ese mismo sistema.

En resumen, el sistema capitalista unipolar (con EEUU como potencia regente) no solamente terminó con el conflicto "entre sistemas" a nivel internacional, sino que también terminó con la "izquierda antisistema" integrándola como alternativa de gobierno a sus estructuras de dominación planetaria.

Y ya hay laboratorios experimentales de procesos sociales y políticos con experiencia de gestión de la "nueva izquierda" al frente del Estado capitalista.

En su tesis teórica liminar, la "nueva izquierda" (como expresa Chávez) plantea "socializar" el capitalismo sin guerra militar ni toma del poder, con la misma herramienta (el Estado) que utiliza el capitalismo  para hacer lo contrario: Concentrar riqueza y propiedad privada en pocas manos y expulsar a las mayorías a la pobreza y a la exclusión social.

Esta teoría presupone que el sistema capitalista, cuya esencia histórica es la concentración de riqueza en pocas manos, podría de pronto reconvertirse en "socialista" con los multimillonarios renunciando pasivamente a sus fortunas y las corporaciones y bancos trasnacionales repartiendo sus activos y estructuras empresariales entre los que menos tienen.

Y esto implicaría también que EEUU renunciaría a la hegemonía del dólar, clausuraría el templo financiero de Wall Stret y convertiría a sus arsenales, sus bases militares y flotas nucleares en santuarios pacifistas entregándoles el poder a los que quieren transformar el capitalismo en socialismo sin disparar un solo tiro.
Sería posible esto?

En resumen, en el "nuevo orden" capitalista post guerra fría, la dinámica de los procesos y los actores en pugna son los mismos, pero los objetivos estratégicos cambiaron.

 La "izquierda", por un lado, y la "derecha" por otro, continúan en "guerra permanente" no ya por la resolución de un orden internacional  de bloques enfrentados como "sistemas" diferenciados (como en la guerra fría URSS-bloque occidental), sino  por el control de los gobiernos del sistema capitalista vigente como "mundo único".

Posiblemente, este escenario de las falsas antinomias entre "izquierda" y "derecha" fue lo que descubrió y proyectó el Che Guevara cuando decidió morir solo y empuñando el fusil en la selva boliviana.

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8 comentarios:

  1. Anónimo12:15 p. m.

    No creo que son los objetivos estrategicos los que cambien. Socialismo, sistema democrático, sociedad y sistema solidario y justo.
    Todo está visto en un sentido evolutivo. Lo que cambia son las vías de conquista. Un levantamiento armado está comprobado que deja un desgaste incontable en la población.
    No creo que Ernesto Guevara visionara la situación actual.

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  2. Cabe preguntarse si es a traves del control del poder Ejecutivo que se podría construir la sociedad socialista. Y digo bien "el poder ejecutivo", ya que nunca se controlará el poder económico.

    Acaso es posible vencer al enemigo con sus propias reglas del juego electoral?

    Hasta donde el FMLN permanece revolucionario si juega con las reglas del juego burgués?

    Preguntas, sólo preguntas...y hay muchas!

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  3. Los procesos historicos son complejos y deben leerse con precision y con un soporte cientifico estricto.

    No comparto los comentarios del artìculo, pues no plantea ninguna tesis. Los coment evaden quizas intencionalmente grandes acontecimientos historicos y realidades.

    en el plano local no se debe perder de vista el proceso històrico ùnico de el salvador para orientarse y ser crìtico, pero sobre la base de la ciencia social.

    Sorprende las preguntas del trompudo

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  4. Anónimo12:35 p. m.

    No hay ninguna tesis que muestre algo tan evidente. El mismo ser humano es el que provoca o define estos terminos de derecha e izquierda algo que va contrario a su forma de pensar.

    El que exista esa mala distribucion de la riqueza la provoca el hombre, independientemente de la ideologia. El señor dinero es quien manda la mente y corazones, esa necesidad insana de lucrarse es la que muchos proyectos fracasen. Y eso en mucho tiempo no va a cambiar, lo unico que cambirara es de nombre hasta que la conciencia de el hombre madure, pero siendo tan imperfecto es algo que quizas nunca, ni nuestras futuras generaciones vean.

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  5. Anónimo9:31 p. m.

    Me llega que al fin los trompudos publiquen las reflexiones tan acertadas de Freytas sobre el rol de la izquierda asimilada en la democracia burguesa.

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  6. Para Anónimo de las 12:15:

    Los objetivos sí han cambiado totalmente—ese es el tema del ensayo. El socialismo no es sinónimo de sistema democrático, porque existen dos: la democracia participativa y protagónica de un sistema socialista, y la democracia burguesa. El FMLN, una de las “izquierdas” de que habla Freytas, ha descartado el socialismo como objetivo y se ha resignado a impulsar unas medias reformas al sistema capitalismo, que se han estrellado ante la intransigencia del poder económico. No hay tal cosa como una evolución al socialismo—eso lo han comprobado 150 años de historia y las teorías de Marx que siguen tan acertados hoy como nunca.

    Estas “izquierdas” no son nada más que la social democracia. La gente de las Américas no conoce bien este fenómeno pero los europeos sí han tenido una larga experiencia con este tipo de “izquierda” tramposa y traidora.

    A Trompudo:

    No se puede construir el socialismo sino a través del control del estado político. Y no es cierto que “nunca se controlará el poder económico.” Eso equivale a decir que es imposible que haya socialismo en El Salvador. Ya estamos como los autoderrotados de la comisión política.

    Cuando se habla de vencer al enemigo, de cuál enemigo está hablando? El capitalismo es el enemigo, y para que haya socialismo es necesario no controlarlo sino destruirlo. Tomar el control sobre el estado político (gobierno) comienza con ganar elecciones, pero eso es sólo el comienzo. Después hay que usar el poder del estado para desarticular al sistema capitalista, como lo están haciendo con mucho trabajo y valor los presidentes Chávez, Morales y Correa. Ese es el camino a seguir.

    El FMLN dejó de ser revolucionario hace muchos años, si lo que dice Dagoberto Gutiérrez está correcto. Por eso no sabe oponer resistencia a Funes a pesar de contar con el partido político más importante del país. Por ahora. Si no hacen cambios internos el partido vendrá a tierra.

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  7. Diana:

    Cuando yo digo que "nunca se controlará el poder económico", me refiero a no poder hacerlo por el camino del reformismo y del juego electorero.

    Y repito: nunca se podrá vencer al enemigo con sus propias reglas. Concuerdo con usted que al enemigo hay que destruirlo.

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  8. Anónimo7:43 p. m.

    Trompudo,

    Gracias por esclarecer lo que querías decir. Cierto, entendí mal porque obviamente, el español es mi segundo idioma. No se puede controlar a la transnacionales--hay que tomar los medios de producción para el beneficio del pueblo.

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