13 de julio de 2008

Desde la Diáspora... Recuerdos.

En mi diáspora, por lo general, los domingos es cuando algunas veces ataca más la melancolía, es el día religioso, familiar, o solamente “easy”..., después de una agotadora semana, un viernes o sábado de jelengue, que pijón es reunirse el domingo con la familia cuando se está lejos de la Patria!... pues entonces es cuando llegan esos bellos recuerdos. LA CASITA DE MONSEÑOR Que el culero fuese el Arzobispo de San Salvador no me impresionó pues a mi corta edad nada entendía de esos volados de jerarquía eclesiástica. Que el hombre fuera culero tampoco me sorprendía, y para entonces ya entendía la “mala” palabra culero, los había visto cuando señalados por los grandes vagando en ciertas partes de la ciudad. Los grandes me habían instruido que detrás del Parque Infantil, en los matorrales de la finca Guadalupe y alrededor de los Juzgados se hallaban “maricas” a cualquier hora del día; también había en los matorrales alrededor del Seguro Social, orillando el río Tutunichapa, en el Arenal, etc. Los “maricones” en el San Salvador de entonces no se escondían en un closet, como sus congéneres gringos, sino en matorrales dentro de la misma ciudad. Y llamar culero a un macho era un insulto de romperse la madre. Pero cuando pensé que el culero en cuestión era el cura que me daba la sagrada hostia me dio vasca y ganas de vomitar, un párvulo aborrecimiento de esos que dan ganas de chillar. Ya, desde corta edad, se me había inculcado sentir repugnancia por los homosexuales, y no era que mis tatas me dijeron: Hey vos, odia siempre a los culeros, ok?, era el machismo del ambiente que lo hacía congénito. Pero en este caso era peor, pues el cura era alguien que me había pasado su mano por mis mejillas, acariciado mi cabeza pelona con el corte pato bravo, y no sólo a mí, sino a toda la manada. Pasó que en los 60's me enrolaron en el Grupo Scout Quinto “El Cid Campeador” de Catedral en San Salvador. Debido a mi edad me ubicaron en los Lobatos. Nuestro Aquela fue Saúl Najarro, reconocido Bombero Nacional. “La Manada” de Lobatos estaba dividida en seis seisenas que escogían un color y ese era el nombre de la seisena. A mí me ubicaron en la seisena gris, donde conocí otro mono como yo que le decían “el criollo”, pero no porque tuviera sangre europea, pues era más prieto que yo, le apodaban así sencillamente porque se apellidaba Criollo. Pero este Criollo era un tremendo cabrón y era dos años mayor que yo, tiempo que para entonces ya “andaba” en diez años. Un día miércoles por la noche en Catedral, había reunión familiar la cual no era accesible para nosotros porque sencillamente mucho jodíamos, y por una hora teníamos que matar el tiempo dentro del enorme templo en construcción. Catedral entonces era un vergo de ladrillos, arena y varillas de hierro por todos lados. La misa era en el sótano, o parte baja del templo, no había cúpula, y las dos torres campanarios de la entrada apenas llegaban a la mitad de su altura actual. La lenta reedificación de Catedral, después del incendio de 1951, comenzó en 1956, y llevó muchos años finalizarla hasta dejarla como está actualmente. Esa noche, como era costumbre en estas aburridas noches de reunión familiar, con el criollo nos íbamos a pendejear dentro de la iglesia. En las dos torres los Lobatos teníamos “las guaridas”, lugar donde las varias seisenas se reunían. Allí se iba la mayoría a ver Plaza Barrios, el Banco Hipotecario, y el Palacio Nacional desde lo alto; había un bonito jardín en la parte de atrás del templo, y dentro de ese jardín había una pequeña casita bien cuidada, esa era la casa-oficina del arzobispado, y en ese tiempo era Monseñor Luis Chávez y González, el Arzobispo de San Salvador. Esa noche, vagando por la casita, oímos voces que venían del escondido jardín, y de chutes nos fuimos a ver cuál era la bulla. En la puerta de entrada de la calle había dos hombres parados sosteniendo la puerta abierta. Un florido y corto pasillo separaban la puerta de la calle con la puerta principal de la casa. Dos tipos uniforme verdes, con cachucha y todo, esperaban alguien que iba entrar, lo cual hizo un momento después uno con traje oscuro. Nos hallábamos apenas cinco metros de ellos, escondidos entre plantas y oscuridad, pero de allí se apreciaba la puerta de atrás y parte de la entrada principal a la casa, de la cual vimos entonces salir al Arzobispo Chávez y González vestido de civil. Él parecía esperarlos con la puerta abierta y un mambo de Pérez Prado saliendo del interior de la casa. Los dos militares y el de saco saludaron a Monseñor y entraron a la casa, nosotros nos miramos con el Criollo. -"Te apuesto que Monseñor es culero", me decía el criollo cuando Mario, el chofer de Monseñor, salió de la casa por la puerta de atrás y... pareció oírnos! Al verlo nos paralizamos porque ya sabíamos que Mario era paloma con nosotros, y si nos veía por allí nos castigarían, cosa que no era nada, pero lo que me enculillaba era la consiguiente vergueada de mi tata. Contuvimos nuestra respiración. Mario echó una rápida miraba hacia la oscuridad en la que estábamos, pero no nos vio, y sacándose un cigarro se encaminó a la salida, entonces yo salí echo un cuete para dentro del templo. Me valió pelones la bulla, pensando que eso era lo que naturalmente el Criollo había pensado y que también iría corriendo a la par mía, pero cuando entré al templo volví a ver a todos lados y me encontré sólo. "Hijueputa, ya agarraron al Criollo"! -me dije, y me fui al pequeño recinto, a la orilla de calle donde se hacía la reunión. Sentí alivio ver gente afuera, era señal que ya había terminado el volado, entonces vi a mi madre despidiéndose de don Elías, el platero y presidente del patronato. Los sábados a la una de la tarde nos reuníamos toda la manada en las afueras de la terminal de Occidente. Todo eso eran llanos y pequeños bosques. Pero ese sábado por la tarde el Criollo y yo no estábamos en lo que estábamos. -La cagaste saliendo escupido, te hubieras calmado, Mario ya se iba de todas maneras -me dijo el Criollo, con mirada encachimbada-. -Y no te agarró Mario? Qué pasó entonces? -le pregunté- -Sólo esperé escondido que se fuera. Mirá, me escabullí por la ventana pero las matas allí joden la vista hacia dentro, no pude ver nada. -Y qué crees que hacían? -No sé, pero me quito un huevo si Monseñor no es culero... Entonces pasó un par de meses, cuando otro Sábado la seisena gris tenía que confesarse para poder comulgar el día siguiente en la misa dominical de las 8 a.m. La seisena era la responsable de pasar la canasta y recoger el diezmo durante la misa por la mañana. A las cuatro de la tarde de ese sábado la seisena se alineaba para confesarse en el pequeño pasillo de la calle adjacente a la casita de Monseñor, pasillo que se atravesaba en medio de un pulcro jardín, atractivo y bien atendido. La confesión duraba de tres a cinco minutos y la hacía, más a menudo, el obispo auxiliar Monseñor Arturo Rivera y Damas, futuro Arzobispo también... pero ese Sábado nos tocó Monseñor Chávez y González, que no era ni fue la única vez que nos confesaba. Yo entré a la casa... Monseñor vestido con el atuendo de sacerdote esperaba sentado en una cómoda silla del cuartito que hacía de confesorio, entonces me paro frente a él, lo veo fugazmente, me arrodillo a medio metro de distancia, agacho la cabeza con mis manos en señal de oración...y entonces me doy cuenta : Monseñor andaba puestos zapatos de básquetbol. Monseñor era frente ancha, piel pálida y canoso, andaba en sus seis décadas entonces, pero estaba tanbien hartado y cuidado que aparentaba energía y salud. -Ave María Purísima... y me pone su mano derecha en mi pelo pato bravo, siento escalofríos y me da piel de gallina. No le confieso mucho porque no podía ni pensar... -Dos Aves Marías y tres Padres Nuestros...y se acabó la confesión!. Pero lo más verga era que esa noche había también reunión familiar, con refrigerio gratis! -"Vamos a guachar la casa, a ver que pasa", me dijo el Criollo después de la cena. Ya estaba oscuro, la reunión apenas comenzaba y teníamos una hora -tiempo en puta-, llegamos a la casita y vemos la puerta trasera abierta, entonces el Criollo me lava el coco dándome paja para que entremos. Atravesamos la cocina, dos dormitorios y el pequeño confesorio donde nos habíamos confesado tres horas antes. La casita estaba vacía. Llegamos a la sala-comedor-oficina, bien aseada y olorosa, entonces escuchamos que la puerta de atras la cerraban, y en ese momento vimos por la ventana de enfrente que figuras vienen en el pasillo de la calle. -"Puta!, el cabrón de Mario, escóndete", me dice afligido el Criollo, metiéndose detrás del estante lleno de finos candelabros, platos y brillantes cubiertos de plata. No me quedaba otro espacio más que debajo del enorme sofá de madera, levantado del piso lo suficiente para que un mono seco como yo cupiera. Se abrió la puerta y entraron tres individuos y el Arzobispo, todos usando pantalones blue jeans y zapatos All Stars. Se sentaron en las cuatro sillas de la enorme mesa de comedor. En ese mismo momento llegó Mario y sacó de la bolsa que llevaba una botella cuadrada con líquido café, y la puso en medio de la mesa. Yo me refundí más en lo profundo del piso frío de ladrillo pulido, debajo del sillón, con una pálida de la gran puta, y que sólo un corazón de diez años podía soportar. Monseñor entró al confesorio y luego trajo algo que colocó en medio de la mesa. Eran unos naipe. Comienzó a sonar Paquito Eché de Benny Moré, y antes que los cuatro se echaran el primer vergazo, levantaron y golpearon las copas con hielo en medio de la mesa diciendo “salú!” -"A la púchica, tambien Monseñor es bolo"!, me digo en mi mente. Pero una sonrisa se dibujó en mi cara en medio de la culillera al pensar que el Criollo se iba a tener que quitar un huevo. Pero pasó una hora...y el criollo detrás de la vidriera y yo debajo del sillón. -Boca -dice Monseñor... -Cinco bolas... -Paso. -Pagado. -Pago por ver. -Pues yo le pongo cinco más, -arremete Monseñor. -pues yo voy como Vicente -Pagado! ¿Qué tenés Luis? -Cantinflas. -Malo, quequeisque. -Puta, ya me bajaron 25 vergas con ésta -dice el del bigote espeso, quien después de una hora chupando, fumando, y jugando póquer, ya sonaba medio a verga para entonces. ¡Las ocho y media de la noche y la sala apestaba a licor y cigarro. De repente entró Mario, muy de prisa! -Monseñor, hay un problema, se han perdido dos Lobatos. -Espérenme, buir a ver... -No, yo ya me voy, ya me siento medio a verga y voy a Santa Tecla. -ok, dejémelo aquí, terminó diciendo Monseñor, y estrechando la mano a todos, se fue. Los amigos del Arzobispo, después de echar un miarbolito, se fueron también. La casita quedó sola. Y esta vez sí los dos pensamos lo mismo, y con el criollo a la par, salimos hechos pedo! Dos sábados después nos hallábamos de nuevo con el Criollo en medio de un “rally” en la Casa Scout, detrás del Liceo Salvadoreño, pero como siempre de monos despistados, el Criollo y yo no estábamos en lo que estábamos. Y él me dice: -Omar Herrador dice que lo ha visto salir de la pieza de la cholera culona de la cocina. -¿Y qué querés decir con eso? -Me quito un huevo si Monseñor no se la está cogiendo! Terrícola .

5 comentarios:

  1. Es cierto Casa Scout se encontraba detras del Liceo Salvadoreño.
    Todavia se encuentra hai???????

    Nos toco Dormir Hai Agosto 1983 ..No se podia regresar a San Miguel por un enfrentamiento en la Panamericana que duro Una semana. Tropa Scout 33 Lencas San Miguel 1983

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  2. Anónimo4:04 p. m.

    Asistirá usted al mitin “Cruzada por El Salvador” que realiza hoy el partido ARENA?

    Si 297


    No 505


    No me interesa 749



    estos son los resultados de la encuesta de la prensa grafica en su pregunta si asistriamos a la gran cruzada de arena, ahi esta la prueba en sus propios medios de como responde el pueblo a sus falacias y metiras; saludos TROMPUDOS, disculpas por no comentar a este tema muy bueno tambien.

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  3. Está muy ameno el material.Para mas de algun crédulo podria conciderarlo una blasfemia, pero esa es la parte humana de los religiosos y es ahi donde aparece la única moral que poseen, por que la moral es solo una, para mi eso de la doble moral es otro cuento.Me parece que la vivencia narrada no tiene nada de fantasía, y si todos los scouts contaran sus aventurillas en las iglesias, se podría armar las otras mil y unas tantas, o el Decameron salvadoreño,otro Pasolini tendría estupendo material.

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  4. Anónimo9:35 a. m.

    aqui les dejo este lin de una imagen muy buena de la marcha arenera espero les guste.
    http://img175.imageshack.us/img175/6470/marchaareneraxn9.jpg

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  5. Anónimo2:10 p. m.

    Felicidades terricola me parece bien que haya un poco de todo en este blog , personalmente creo que tiene mucho potencial , espero que algun dia llegue a ser algo asi como submediatv si podes revisar pagina y asi aportar unas ideas para el blog creo q estaria vergon!!

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