28 de octubre de 2011

Compre hoy, pague mañana!

El político Dagoberto Gutiérrez con sus punzantes análisis, medio en serio y en broma, afirma que los “pobres de El Salvador piensan y hablan como los ricos, pero duermen y comen como pobres”. Es una expresión patética y bastante realista de esta sociedad de consumo, moviéndose entre los intereses abrumadores de las tarjetas de crédito y la crítica situación política, económica y social. Es triste comprobarlo y decirlo, pero los fines de semana, al observar los bares, las pupuserías y los centros comerciales, da la impresión que en este país abunda el dinero, pues la clase media goza derrochando los pocos excedentes de su salario. Desde luego, la sociedad de consumo les brinda “todas las facilidades” para gastar más de lo que ganan. Si no tienen efectivo, como dicho está, acuden a las benditas tarjetas de crédito, cuyos patrocinadores aplican descaradamente altos intereses, a ciencia y paciencia de las autoridades.

La sociedad de consumo, como lo hemos dicho en anteriores comentarios, se caracteriza por un alto nivel de consumo de bienes y servicios de “economía de prestigio”, en buena medida superfluos o innecesarios de parte de la clase burguesa, niveles de consumo que tratan de ser adoptados también por la llamada “clase media".

Nada menos un día de estos vimos en un centro comercial cómo un joven prácticamente obligaba a su madre a comprarle unos zapatos deportivos de marca, arriba de los 50 dólares. La señora abrió su cartera, sacó todo su contenido y cuando notó la falta de efectivo para complacer “la necesidad” de su hijo, acudió a pagar con su tarjeta de crédito. De seguro vendrán “otros requerimientos” y otras peticiones de sus otros hijos que también querrán zapatos de marca. Los alimentos y la vestimenta tan necesaria, así como los gastos en salud y educación pasarán a un segundo plano.

La sociedad de consumo surge como resultado del propio proceso de maduración de las sociedades de tipo capitalista, cuya motivación esencial es la ganancia máxima que da por resultado la concentración creciente de la riqueza y de los ingresos a favor de la clase burguesa, concentración que va generando problemas crecientes de ventas porque la capacidad de compra del público consumidor no aumenta en consonancia con la capacidad productiva de las empresas. Estas limitaciones en los mercados plantea a la clase capitalista su problema esencial, ya que si no dan salida a su creciente producción, no alcanzan su objetivo fundamental de incrementar sus utilidades, aumentar sus ingresos y su riqueza. Para resolverlo, recurren a una serie de instrumentos para forzar sus ventas, instrumentos que intentan inducir a los consumidores a comprar más y más, creándole necesidades reales y ficticias, y proporcionándole medios atractivos para que lo lleven a cabo. 

Los “dictados de la moda”, cambios frecuentes de modelos, presentación atractiva de los productos, lanzamiento al mercado de “nuevos productos” en sucesión ininterrumpida, “obsequios que adoptan mil formas por demás sugestivas, grandes establecimientos ampliamente surtidos de todo lo imaginable y al alcance de la mano, así como el otorgamiento de grandes facilidades de crédito, todo ello manejado con una publicidad muy inteligente y de alto costo, hacen el milagro de inducir a los consumidores a gastar hasta el último centavo de sus ingresos corrientes, de sus ahorros y hasta de sus ingresos futuros.

A través de la aplicación de estos instrumentos se ha ido produciendo un proceso de enajenación de los consumidores que aumentan sus compras por encima de sus posibilidades reales, cayendo más y más en una situación de endeudamiento permanente para mantener hábitos de consumo irracionales y deformados y un nivel de vida artificialmente elevado. Se produce aquello de “coma ahora y pague mañana”, “viaje ahora y endéudese para toda la vida”.


Los dictados de la moda llevan a los consumidores a comprar prendas de vestir con una frecuencia vertiginosa. Los cambios de modelos de automóviles, de aparatos de televisión y radio, muebles del hogar, etc., inducen a gastos familiares innecesarios. El torrente de “nuevos productos” muchos de los cuales sólo tienen una presentación distinta o algún agregado insustancial, provocan el deseo de adquirirlos, no obstante que, generalmente, tienen un mayor precio que los anteriores. Las campañas de ventas aderezadas con atractivos “obsequios” inducen a la compra de productos que, de otra manera, no se adquirirían; las campañas publicitarias sobre productos superfluos como lociones, cosméticos, perfumes, adornos, vinos, licores, refrescos, cerveza, cigarrillos, etc., provocan en los consumidores el deseo de adquirirlos aún con el sacrificio de otros productos necesarios. En próxima entrega hablaremos del recurso formidable de las ventas a crédito.

Por Pocote

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6 comentarios:

  1. Anónimo7:21 a. m.

    Hey, ya no hablan del ridiculo papel del frente, ni nada de interés nacional?

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  2. Anónimo7:24 a. m.

    Hey y este tema del endeudamiento personal no te parece tema de interés nacional? O solo las pedradas contra el Frente son de interés para vos?

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  3. Anónimo10:28 a. m.

    Me parece muy interesante los dos comentarios anteriores, pienso que estamos entrando a una nueva fase del análisis de nuestra realidad, y empezamos a salir del cajón mediático que nos han metido que toda nuestra realidad gira alrededor de la confrontación ARENA-FMLN. En relación al artículo me hago la pregunta ¿es el sujeto primariamente sujeto de necesidad o subjetividad necesitada?
    Excelente articulo como siempre buen balance en los artículos publicados, gracias Trompudos.

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  4. Anónimo9:13 p. m.

    Con esto de las tarjetas de credito para la persona que no sabe como se utiliza se convierte en un dolor de cabeza y desvelos para varios años despues, pero lastimosamente esas consecuencias no las podemos medir antes de tiempo.Para mi seria bueno que les pusieran un techo a los intereses, ya es tiempo que dejen de chuparnos la sangre esos banqueros...

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  5. Anónimo9:13 p. m.

    Ese Pocote, debe de llamarse "poquitisimo",por esa miopia de ver las cosas... La gente tiene derecho a hacer uso de la tecnnología aunque tenga que sacrificar parte de su presupuesto de alimentación o incluso hasta de salud...El pueblo tiene derecho al uso de esos servicios(celular,tvcable,internet) son parte de la vida diaria de todos los que habitamos el planeta, estos avances tecnologicos no son propiedad exclusiva de un sector con solvencia económica,la gente se organiza y sacrifica otras cosas por solventar estas necesidades básicas para no quedar en el obscurantismo mediatico...Para este "pocote",la gente debe de usar papel periódico para higienizarse el ano ya que el papel higienico es de uso exclusivo de los ricos!!!... Y como el perfume es objeto suntuoso para "pocote" la gente debe usar limon para los sobacos...Este señor confunde el consumismo de objetos suntuosos con el de uso diario de artículos básicos para la higiene y salud personal...Se debe de luchar para que el gobierno suministre en forma gratuita esos servicios, ya que son parte de las necesidades fundamentales con las que tienen que vivir los seres humanos...
    Saludos "poquito de mente"...

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  6. Anónimo11:48 a. m.

    La sociedad de consumo es basicamente lo que tiene jodida a la gente. Personas que por aparentar lo que no son o tienen se endeudan mas alla de sus limites. En personas adultas nadie las obliga a comprar en execeso, cada quien es responzable de sus acciones, luego vendran las consecuencias y ojala aprendan la leccion de su sociedad plastica.

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