El Salvador: a 19 años de los Acuerdos de Paz, no podemos celebrar.

A diecinueve años de haberse firmado los Acuerdos de Paz, los salvadoreños tendríamos que preguntarnos si los acuerdos plasmados en ese documento han sido cumplidos a cabalidad. Un 16 de enero marcó la fecha para conmemorar la firma de los Acuerdos que dieron término a varios años de guerra civil en El Salvador. Aunque callaron los fusiles, las razones por las cuales se inició la lucha popular de reinvidaciones sociales y que derivó en el conflicto armado, aún persisten e, incluso, se han agudizado, muy a pesar de un nuevo gobierno. Podríamos concluir que el pueblo salvadoreño vive la continuación de la guerra a traves de la dictadura del sistema neoliberal y de la violencia social.

 Algunos pensarán que con el hecho de haberse firmado los Acuerdos de Paz en Chapultepec, con eso ya se logró una real democracia. Debemos aclarar que la presencia del partido político FMLN en el país, sólo representa un multipartidismo, enmarcado dentro de las reglas burguesas del electoralismo y del respeto al sistema neoliberal y a la Constitución anacrónica, y no a un procedimiento de mejora en la forma de gobernar, ni mejora en la administración de los bienes públicos, mucho menos en la construcción y el fortalecimiento de instituciones que garanticen la construcción de un nuevo estado, de un nuevo país y de una real democracia.

Si consideramos el concepto de "democracia", no como un abstracto pero si como un proceso real, podríamos concluir que en El Salvador, el proceso hacía la verdadera democracia ha ido en franco retroceso, por no decir que ha fracasado. Esto lo podemos observar desde el punto de vista económico, hasta la esfera del enjambre de la estructura social. Y qué decir de los derechos sociales tales como el derecho a la salud, el derecho a la educación, el derecho a vivienda digna, a un trabajo digno de ocho horas, a salarios dignos, etc. sólo por nombrarlos de forma general.



En síntesis, podremos afirmar que este remedo de democracia ha ido en retroceso en el transcurso de todos estos años de post-guerra, lo cual agudiza la crisis del sistema mismo, situación que se proyecta en la infelicidad y el descontento del pueblo salvadoreño, el que, año con año, huye de forma masiva hacia el norte, en busca de su desarrollo humano que el país que lo vio nacer no le ofrece pues dentro del planteamiento del sistema neoliberal, esas consideraciones no son valorables, ni factibles ni viables, pero sí el mismo sistema y la forma de gobierno que salvaguarda el status quo. No es extraño esto de la migración masiva y forzada. La pobreza se incrementa, así como se incrementa la exclusión social que ha marcado a nuestra sociedad, dejando pocas alternativas para vivir en el país.

Las causas que provocaron la guerra aun persisten y no bastan remiendos o parches populistas para tratar de dar un asomo de solución a los problemas económicos y sociales. El problema de fondo es un problema de orden estructural. Si aspiramos a salir de la crisis socio-económica, la prioridad y primer paso consiste en la organización de una VERDADERA vanguardia revolucionaria que guíe al pueblo en las luchas populares hacia la construcción de un poder popular que venga a ser el verdadero motor de las transformaciones económicas y sociales. Por decretos parlamentarios NUNCA lograremos las transformaciones necesarias de nuestra sociedad.

Estadísticas oficiales indican que la violencia persiste con el asesinato de entre 12 y 15 personas como promedio cada día, cifra que es considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como índicativos porcentuales de violencia de un país en guerra. La violencia cobra otra connotación en estos años, los crímenes que a diario suceden no dejan de golpear a los más débiles.

Persiste, por igual, el esquema de asesinatos políticos. Al parecer las estructuras de los Escuadrones de la Muerte no fueron desactivadas después de firmados los acuerdos que dieron fin a la guerra de doce años. Esto es un tema inconcluso. El accionar de grupos de sicariato es utilizado como método para aterrorizar al pueblo salvadoreño. Estos asesinos siguen siendo utilizados a mansalva y se ataca a la sociedad civil constantemente, con brutalidades y asesinatos de líderes comunitarios, hechos que aun se encuentran en la impunidad, como el reciente asesinato de los activistas ambientalistas y antiminería.

Si durante la guerra civil se perseguía y asesinaba a periodistas, el actual panorama no ha cambiado. En Cabanas, para poner un ejemplo, se amenazan a periodistas radiales y a organizaciones comunitarias. De la misma forma que se hacía durante la guerra, se amenaza hoy a reporteros y periodistas de Radio Victoria.

Es obvio que para la oligarquía la guerra contra el pueblo no ha terminado, pero ahora la fachada "democrática" se les ha caído. El status sólo pueden lograr mantenerlo con los métodos de siempre: un falso electoralismo adormecedor, la explotación, la demagogia, las amenazas y los asesinatos políticos.

Celebramos las aspiraciones de la firma de los Acuerdos de Paz, aspiraciones de poseer las garantias de paz con justicia social, las que hasta ahora han sido negadas al pueblo salvadoreño.

LOS ACUERDOS DE PAZ NO HAY QUE CELEBRARLOS, HAY QUE RESCATARLOS!

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