Las "villalobadas" de Mauricio Funes

Si para el "bravo comandante" Joaquin Villalobos, "es un error seguirle llamando imperialismo a los Estados Unidos", para el señor presidente (El "presidente de Choto", como le llaman en la calle), el modelo norteamericano es motivo de inspiración. Poco o nada importa para ellos que los Estados Unidos sometan mediante el chantaje y la intervención en todos los niveles, a aquellos gobiernos y pueblos que luchan por recuperar su soberanía y llevar bienestar a las masas de hambrientos del planeta, incluidas las masas salvadorenas, tantas veces olvidadas como tantas veces engañadas por unos y por otros...

Fallas de la memoria o hipocresía pura?
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Como todos recordamos, poco tiempo despues de los Acuerdos de Paz, y convertido ya en "elegante caballero", el "bravo comandante" Villalobos comenzó a vomitar sobre todo aquello que oliera a marxismo. Llegó, incluso, a declarar que el marxismo era "cosa de desocupados". Claro está que del marxismo él nunca se ocupó ni se desocupó. Un viejo militante comunista expresó en alguna ocasión algo al revés de lo que Villalobos dijera, expresó que "el marxismo no es cosa de hocicones, no es asunto de chanchos".

Pues, así como el comandante cambió de camino y cojió la "vía de los lobos", otros, como él, los vemos hoy convertidos en plumíferos a sueldo, lanzando su acumulada ponzoña contra todo aquello en lo que una vez, talvez, creyeron, o que sólo les servía para soñar que un día podrían llegar a substituir a los que mandan y dejar de ser mandados. Son los que ahora vemos como canarios tísicos, pillando por su cuota de alpiste.

De igual manera, el presidente del país, despues de la toma de posesión como "el presidente de todos los salvadoreños" -tal como se proclamara en su momento el ex-presidente Fidel Sánchez Hernández- comenzó a hundirse en el pantano del nepotismo y del compadrazgo, y embriagado por el poder, desconoció a quienes le regalaron "de choto" y sin compromiso alguno la silla presidencial, con las ventajas que ese sentadero otorga.

Es así como lo hemos visto regañando, arrinconando, callando y recordando a todo el mundo que el presidente es él, y que con él, todo; y que fuera de él, nada. Al Napoleoncito tropical sólo le hace falta repetir : "El estado soy yo!".

Alguna gente se pregunta: cómo es posible que Funes, después de su ejercicio profesional, de la convicción que se creía limpia, haya cambiado? Para comprender la respuesta, es necesario entender la pregunta. Funes supo pulir su mercancía para venderla. Es la sóla respuesta racional.

Recuerdo que en medio de la campaña electoral y sobretodo cuando hizo su aparición el grupo "Amigos de Mauricio", de generales conocidas y conocido por los generales, las dudas aumentaron. En aquellos momentos, con sospechas bien fundadas, en la rueda de amigos personales hice un planteamiento que resumo así: "hablando hipotéticamente, si es que Funes está dispuesto a hacer algo en bien de las mayorías, hasta dónde está dispuesto a ir? Hasta dónde la oligarquía le permitirá llegar?".

Debo decir que me gané muchas antipatías y enemistades; era tan grande el crédito a Funes, como grande era la esperanza por el cambio anunciado, que no dejaba espacio a la más mínima duda y a la más leve crítica. Además, estaba la confianza en el partido que le hizo el modesto regalo de la presidencia.

Tiempo despues de la toma de posesión, se presenta otro hecho que me llamó poderosamente la atención: fue que Funes, por esos días, ya levantaba con mano derecha el acta de divorcio con el FMLN. Su dirigencia, intimidada, sólo balbuceaba. Habían comenzado a perder la voz; tatarateaban con enredadas declaraciones que, lejos de aclarar el panorama, lo obscurecía aun más. Parecía que un temor indescriptible se había apoderado de ellos.

Fue en esos momentos que expresé: "presiento que el FMLN se ha subido a un tren que no sabe para dónde va. Ojalá que a medio camino puedan saltar de él. Sólo nos queda rogarle al cielo que en el camino de regreso no se pierdan".

Un año despues, podemos ver con meridiana claridad, no sólo las villalobadas de Funes, sino tambien las coincidencias de la cúpula del FMLN con las políticas de este gobierno, surgido de la mentira, el engaño y la burla.

Medardo González se ha encargado de aclararlo todo. Para no dejar dudas sobre la posición oficial, el coordinador general del FMLN, expresó, al igual que Funes, que la "no derogación de la Ley de Aministía, hasta le hace bien al país".

Qué es lo que Medardo entiende por "país"?

Acaso confunde el país con los dueños del país? Si así fuera, talvez no se equivocaría. Pero...y los crímenes de los dueños del país, Medardo? Y Las ochenta mil victimas? Y los miles de desaparecidos? Y las viudas y los huerfanos? Sin contar con los millones de expulsados, forzados a buscar país y patria, porque en la tierra que los vio nacer les niegan lo más elemental para vivir.

En otra parte de su interesante declaración, Medardo Gonzáles agregó: "hoy quisiera tener tiempo para reflexionar politicamente y entrar a una temática que tenga que ver si ahora es el momento para empezar a hablar si hay que derogar la Ley de Amnistía".

El Faro, edición del 26 de marzo del 2010

http://www.elfaro.net/es/201004/noticias/1422/
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En qué ocupará su tiempo Medardo? Acaso no se da cuenta que su responsabilidad es política y, por lo tanto, su tiempo está obligadamente ligado a la reflexión política? Cómo es eso de "quisiera tener tiempo"?

En cuanto a que si ahora es el momento...bueno, sería interesante que Medardo nos hiciera saber, si no es ahora, cuándo empezar. Y sólo "empezar", Medardo?

Está tambien Medardo jugando con el tiempo para que el olvido asesine la memoria?

Aunque de Medardo nos resulte imposible tomarle la palabra, él siempre está enmarañado, no sabiendo qué decir, incoherente, titubeante, saltarín, intentando buscar salidas para terminar más enredado que una vaca en un breñal. O acaso estoy hablando "babosadas", Medardo?

Los símbolos tienen voz propia

Las cuatro letras que forman el nombre del partido, tienen una historia escrita con sangre, sacrificio y dolor. Ellas están encarnadas en el alma y el corazón de una gran parte del pueblo.

A lo largo de la heroica lucha, vivos ejemplos, nunca olvidados, de entrega y sacrificio sellaron el camino recorrido por el FMLN, ese mismo del cual su dirigencia hoy vacila entre el mutismo y la impostura.

Esa cuatro letras y su bandera sintetizan la larga lucha desde el 32. Es el heroico esfuerzo de muchas generaciones de luchadores y verdaderos patriotas que ofrendaron sus vidas por un proyecto revolucionario.

Es a los inclaudicables luchadores de ayer y de hoy a quienes pertenecen esas cuatro letras y su bandera. Es a sus manos que deben regresar esos símbolos para lavarlos de la vergüenza y levantarlos limpios. Esos símbolos no pueden ni deben seguir en manos que los utilizan para sus propios fines, para sus egoistas intereses.

Una dirección que no reacciona frente al comportamiento oportunista y entreguista de grupos de interes en su propio seno, sólo puede interpretarse de dos maneras: o hace el juego, o es parte de él.

Sin embargo, pensando talvez de manera ingenua y otorgándoles el beneficio de la duda, esa dirigencia -o su parte sana si la hubiera- debe dar respuestas claras a sus bases.

O creen, acaso, que pueden esperar hasta el lejano mañana para definirse sin escapismos a la Houdini, como suelen hacerlo? No deben olvidar que en política las "Mandrakadas" no tardan mucho para ponerse en evidencia. No será una simple e hipócrita autocrítica formal la que los absolverá de su responsabilidad política e histórica.

Salvador Arias, desde Canadá

Colaboración
Salvador Arias es homónimo de Salvador Arias, ex-diputado del FMLN

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