El pueblo todavía espera pacientemente la promesa presidencial de investigar a los corruptos, llevarlos a los tribunales y meterlos presos. "No me temblará la mano para enjuiciar a tanto corrupto", dijo Funes durante la última campaña política.
Aunque sigue siendo importante llamar la atención sobre el clima que se vive en El Salvador en estos días, muchos meses y años, resulta no menos esencial destacar algunos fenómenos de la práctica diaria, elementos endógenos y exógenos, y hasta ingredientes verbales que provocarían mucha diversión, si no fueran vehículos, al mismo tiempo, de toda la agresión que ronda por las calles de la ciudad y zonas rurales.
En tiempos no lejanos, todo acto de protesta cimentado en paros, huelgas, manifestaciones, era “controlado” con la represión, el uso de las armas, las desapariciones forzosas, la cárcel y la muerte. Los instrumentos “legales” como la ley antiterrorista, el estado de excepción y las “operaciones clandestinas”, facultaban a los cuerpos policiales y al ejército para cometer toda clase de vejámenes: allanamientos en masa, detenciones arbitrarias, entradas espectaculares en locales sindicales, universidades y centros religiosos, patrullajes insólitos por las calles, detenciones del tránsito a voluntad, ulular de sirenas de día y de noche, brutalidad e intimidación y, por supuesto, total falta de garantías que los mismos cuerpos policiales no se tomaban el trabajo de justificar acaso para no perturbar el otro aspecto de la represión, el clandestino.
Las altas horas de la noche y la madrugada eran el tiempo para el expedito accionar de los Escuadrones de la Muerte. Eran épocas terribles, cuando la población vivía presa del miedo, del terror impuesto desde las mismas esferas del Estado. Son épocas añoradas y todavía esperadas por sujetos antihistóricos como el dinosaurio director de el diario de hoy y otros especimenes de la misma fauna que protestan por la protección que la PNC le brindó a una manifestación pacífica de familiares de pandilleros. Esta clase de personas quisieran que se les reprimiera y no se les brindara ninguna oportunidad de reivindicarse y reasentarse en la sociedad. ¿Dónde queda entonces el trabajo social realizado por las iglesias de las distintas denominaciones? ¿Dónde el trabajo de promoción humanitaria realizado por la Unión Europea, Plan Internacional y la misma UNICEF de las Naciones Unidas?
Todos los seres humanos, sin distingo de raza, credo, posición política e ideológica, nacionalidad y condición social, tienen derecho a ser escuchados y desenvolverse en la sociedad. La misma ley señala que nadie puede ser condenado sin antes ser vencido en un juicio. Los familiares de los pandilleros tienen algo que decir, una forma de hacerse escuchar es manifestarse por las calles y pedirle al gobierno poner en marcha planes concretos que ayuden a centenares de jóvenes a redimirse, a estudiar y aprender un oficio para incorporarse a la sociedad como sujetos productivos.
Los fundadores y patrocinadores de los Escuadrones de la Muerte, ahora se rasgan las vestiduras, exigen “mano dura” contra los jóvenes pandilleros, aplicarles todo el rigor de la ley y no “andar con contemplaciones ni discriminación alguna contra tales delincuentes”, para citar palabras del diputado arenero Mario Valiente. Yo le preguntaría a este señor y a todos los altos dirigentes del partido Arena, si alguna vez en este país se ha investigado a profundidad a los responsables de asesinatos y torturas contra miles de salvadoreños. Los mismos que ordenaron el magnicidio de monseñor Oscar Arnulfo Romero, son los que en el presente se oponen a declarar cada 24 de marzo “Día de monseñor Romero”.
En este país de encendidos contrastes, editorialistas como Enrique Altamirano Madriz, festejan y recuerdan los “grandes momentos” cuando la Guardia Nacional arremetía ferozmente contra sindicalistas y campesinos, contra estudiantes “revoltosos” y contra toda manifestación de carácter popular. Por eso los diputados de Arena presentan sin reparo alguno un proyecto de ley para que se faculte al Fiscal General de la República, el ordenar una represión y un desalojo contra los jóvenes estudiantes que se han tomado la Universidad de El Salvador. Cómo añoran “los viejos tiempos” cuando aparecían volantes firmados por los frentes de fachada de la oligarquía (recuerdan el FARO, el FAN y la Cruzada pro Paz y Trabajo?) en los que se decía “Haga patria, mate a un cura”. O cuando el “asesino patológico”, Roberto D´Aubisson aparecía en la televisión “poniéndole el dedo” a determinados líderes políticos, religiosos o intelectuales, quienes al día siguiente aparecían asesinados.
Sugestivas concomitancias se pueden registrar en la historia reciente entre los dos tipos de represión, aunque como lo saben los salvadoreños, la represión clandestina tenía el carácter de lo definitivo, de los viajes sin retorno. Por eso es peligroso lo de la Ley de Escuchas Telefónicas, como el aumentar cada vez más la presencia del ejército en las calles, compartiendo labores represivas y de “seguridad pública” con la Policía Nacional Civil. Así era en “aquellos” tiempos: empezaron por enviar anónimos amenazantes, llamadas telefónicas, luego secuestraron y asesinaron a los destinatarios que no creían demasiado en la seriedad de los avisos. No ven cierto parecido con las extorsiones actuales? De dónde salen tantas armas largas y cortas? Por qué se han disparado hasta límites insospechados los robos de vehículos y homicidios? Por qué el crimen organizado conserva intactos los tentáculos del contrabando y el narcotráfico? Cómo se llama a la evasión y la elusión fiscal?
En el presente, casi no hay distancia entre la extorsión, el secuestro y el asesinato, como tampoco cuidado en ocultar los cadáveres, algunos de los cuales han sido dejados frente a los propios organismos de los derechos humanos u oficinas de la Fiscalía General de la República. Por cierto que los crímenes más rutinarios se siguen produciendo por disparos de arma de fuego, en forma de ahogados en ríos, descuartizados, separada la cabeza del cuerpo, exactamente como procedían los Escuadrones de la Muerte; de enterrados en pozos o desaparecidos sin rastro. Es impresionante leer la nota roja de periódicos amarillistas o ver la pantalla de televisión de un canal sensacionalista como el 21: con cautela, para no incurrir en las iras de los jueces -celosos del cumplimiento de las leyes de censura (ellos por lo menos conservan el sentido de las formas y no cuestionan la naturaleza de las leyes)-, exhiben una acumulación de hechos de sangre que han hecho de este país un sitio en el que la vida vale poco. Como en el pasado, vivimos con temor; tan terrible está la situación que esta proposición indica que es mejor acostumbrarse para que la neurosis haga los menores estragos posibles.
En el medio, las cínicas declaraciones del tristemente célebre Alfredo Cristiani, quien acusa al gobierno de “hacer más de lo mismo”, en relación al papel de la Policía Nacional Civil. No estamos para defender la actuación del régimen, pero las palabras de Cristiani son muy cínicas, porque en veinte años de Arena en el gobierno, se propiciaron toda clase de males contra la nación, se favoreció la impunidad y se otorgaron privilegios a determinadas familias y empresas para hacer toda clase de negocios “legales e ilegales” con la protección del Estado. Y esa proliferación y venta indiscriminada de armas de fuego? De agencias o empresas de seguridad privada? El mismo Cristiani se lucró con su laboratorio de productos químico-farmacéuticos, venta de semillas y fertilizantes, productos alimenticios y la adquisición del Banco Cuscatlán (hoy en poder de una transnacional) que le significó el ingreso “fácil” de mil quinientos millones de dólares. Eso es corrupción y crimen contra el pueblo, tanto como vender medicinas vencidas al Seguro Social. Ha investigado todos estos hechos la Fiscalía General de la República o la Corte de Cuentas? Es difícil encontrar a nadie, desde luego nadie que haya tenido la cara alguna vez para denunciar anomalías en la forma de administrar el Estado, o al menos señalado a estos “personajes” como responsables directos de la corrupción en general.
En una pieza más de cinismo: se atreven a pedir investigaciones contra el ex presidente Saca (por cierto, dónde están esos 200 millones aprobados por la Asamblea Legislativa y que este caballero usó a simple “discreción”?), pero ni por asomo muestran las propias vigas en sus ojos. Simplemente reflexionan acerca de una acción posible en un país ocupado, sin asomo de garantías y llegan a la conclusión de que más vale “desensillar hasta que aclare”. No es improbable que muchos de éstos “probos” dirigentes de Arena, confundan la espera con su retiro y que, por lo tanto, se estén dando por vencidos, y a la larga dejen entrar la investigación y la debida represión hasta el interior de sus propias conciencias. Lo veremos algún día? Y se dice, como una verdadera paradoja, que este pueblo "es uno de los más politizados del mundo occidental".
En fin, si todo lo que se está viviendo aquí no fuera tan dramáticamente exigente, los acusados de corrupción y no sólo los pandilleros y esos de exclusivo clan del “crimen organizado”, es hora que estuvieran siendo investigados y listos para ser llevados a los tribunales de justicia y pagar con muchos años de cárcel todos los abusos y crímenes cometidos contra la población. Porque, como lo hemos señalado, hay tan pocas diferencias con lo ocurrido en el pasado reciente, así como con los precursores y actores de semejante tragedia, de los hechos tan terribles del presente.
En tiempos no lejanos, todo acto de protesta cimentado en paros, huelgas, manifestaciones, era “controlado” con la represión, el uso de las armas, las desapariciones forzosas, la cárcel y la muerte. Los instrumentos “legales” como la ley antiterrorista, el estado de excepción y las “operaciones clandestinas”, facultaban a los cuerpos policiales y al ejército para cometer toda clase de vejámenes: allanamientos en masa, detenciones arbitrarias, entradas espectaculares en locales sindicales, universidades y centros religiosos, patrullajes insólitos por las calles, detenciones del tránsito a voluntad, ulular de sirenas de día y de noche, brutalidad e intimidación y, por supuesto, total falta de garantías que los mismos cuerpos policiales no se tomaban el trabajo de justificar acaso para no perturbar el otro aspecto de la represión, el clandestino.
Las altas horas de la noche y la madrugada eran el tiempo para el expedito accionar de los Escuadrones de la Muerte. Eran épocas terribles, cuando la población vivía presa del miedo, del terror impuesto desde las mismas esferas del Estado. Son épocas añoradas y todavía esperadas por sujetos antihistóricos como el dinosaurio director de el diario de hoy y otros especimenes de la misma fauna que protestan por la protección que la PNC le brindó a una manifestación pacífica de familiares de pandilleros. Esta clase de personas quisieran que se les reprimiera y no se les brindara ninguna oportunidad de reivindicarse y reasentarse en la sociedad. ¿Dónde queda entonces el trabajo social realizado por las iglesias de las distintas denominaciones? ¿Dónde el trabajo de promoción humanitaria realizado por la Unión Europea, Plan Internacional y la misma UNICEF de las Naciones Unidas?
Todos los seres humanos, sin distingo de raza, credo, posición política e ideológica, nacionalidad y condición social, tienen derecho a ser escuchados y desenvolverse en la sociedad. La misma ley señala que nadie puede ser condenado sin antes ser vencido en un juicio. Los familiares de los pandilleros tienen algo que decir, una forma de hacerse escuchar es manifestarse por las calles y pedirle al gobierno poner en marcha planes concretos que ayuden a centenares de jóvenes a redimirse, a estudiar y aprender un oficio para incorporarse a la sociedad como sujetos productivos.
Los fundadores y patrocinadores de los Escuadrones de la Muerte, ahora se rasgan las vestiduras, exigen “mano dura” contra los jóvenes pandilleros, aplicarles todo el rigor de la ley y no “andar con contemplaciones ni discriminación alguna contra tales delincuentes”, para citar palabras del diputado arenero Mario Valiente. Yo le preguntaría a este señor y a todos los altos dirigentes del partido Arena, si alguna vez en este país se ha investigado a profundidad a los responsables de asesinatos y torturas contra miles de salvadoreños. Los mismos que ordenaron el magnicidio de monseñor Oscar Arnulfo Romero, son los que en el presente se oponen a declarar cada 24 de marzo “Día de monseñor Romero”.
En este país de encendidos contrastes, editorialistas como Enrique Altamirano Madriz, festejan y recuerdan los “grandes momentos” cuando la Guardia Nacional arremetía ferozmente contra sindicalistas y campesinos, contra estudiantes “revoltosos” y contra toda manifestación de carácter popular. Por eso los diputados de Arena presentan sin reparo alguno un proyecto de ley para que se faculte al Fiscal General de la República, el ordenar una represión y un desalojo contra los jóvenes estudiantes que se han tomado la Universidad de El Salvador. Cómo añoran “los viejos tiempos” cuando aparecían volantes firmados por los frentes de fachada de la oligarquía (recuerdan el FARO, el FAN y la Cruzada pro Paz y Trabajo?) en los que se decía “Haga patria, mate a un cura”. O cuando el “asesino patológico”, Roberto D´Aubisson aparecía en la televisión “poniéndole el dedo” a determinados líderes políticos, religiosos o intelectuales, quienes al día siguiente aparecían asesinados.
Sugestivas concomitancias se pueden registrar en la historia reciente entre los dos tipos de represión, aunque como lo saben los salvadoreños, la represión clandestina tenía el carácter de lo definitivo, de los viajes sin retorno. Por eso es peligroso lo de la Ley de Escuchas Telefónicas, como el aumentar cada vez más la presencia del ejército en las calles, compartiendo labores represivas y de “seguridad pública” con la Policía Nacional Civil. Así era en “aquellos” tiempos: empezaron por enviar anónimos amenazantes, llamadas telefónicas, luego secuestraron y asesinaron a los destinatarios que no creían demasiado en la seriedad de los avisos. No ven cierto parecido con las extorsiones actuales? De dónde salen tantas armas largas y cortas? Por qué se han disparado hasta límites insospechados los robos de vehículos y homicidios? Por qué el crimen organizado conserva intactos los tentáculos del contrabando y el narcotráfico? Cómo se llama a la evasión y la elusión fiscal?
En el presente, casi no hay distancia entre la extorsión, el secuestro y el asesinato, como tampoco cuidado en ocultar los cadáveres, algunos de los cuales han sido dejados frente a los propios organismos de los derechos humanos u oficinas de la Fiscalía General de la República. Por cierto que los crímenes más rutinarios se siguen produciendo por disparos de arma de fuego, en forma de ahogados en ríos, descuartizados, separada la cabeza del cuerpo, exactamente como procedían los Escuadrones de la Muerte; de enterrados en pozos o desaparecidos sin rastro. Es impresionante leer la nota roja de periódicos amarillistas o ver la pantalla de televisión de un canal sensacionalista como el 21: con cautela, para no incurrir en las iras de los jueces -celosos del cumplimiento de las leyes de censura (ellos por lo menos conservan el sentido de las formas y no cuestionan la naturaleza de las leyes)-, exhiben una acumulación de hechos de sangre que han hecho de este país un sitio en el que la vida vale poco. Como en el pasado, vivimos con temor; tan terrible está la situación que esta proposición indica que es mejor acostumbrarse para que la neurosis haga los menores estragos posibles.
En el medio, las cínicas declaraciones del tristemente célebre Alfredo Cristiani, quien acusa al gobierno de “hacer más de lo mismo”, en relación al papel de la Policía Nacional Civil. No estamos para defender la actuación del régimen, pero las palabras de Cristiani son muy cínicas, porque en veinte años de Arena en el gobierno, se propiciaron toda clase de males contra la nación, se favoreció la impunidad y se otorgaron privilegios a determinadas familias y empresas para hacer toda clase de negocios “legales e ilegales” con la protección del Estado. Y esa proliferación y venta indiscriminada de armas de fuego? De agencias o empresas de seguridad privada? El mismo Cristiani se lucró con su laboratorio de productos químico-farmacéuticos, venta de semillas y fertilizantes, productos alimenticios y la adquisición del Banco Cuscatlán (hoy en poder de una transnacional) que le significó el ingreso “fácil” de mil quinientos millones de dólares. Eso es corrupción y crimen contra el pueblo, tanto como vender medicinas vencidas al Seguro Social. Ha investigado todos estos hechos la Fiscalía General de la República o la Corte de Cuentas? Es difícil encontrar a nadie, desde luego nadie que haya tenido la cara alguna vez para denunciar anomalías en la forma de administrar el Estado, o al menos señalado a estos “personajes” como responsables directos de la corrupción en general.
En una pieza más de cinismo: se atreven a pedir investigaciones contra el ex presidente Saca (por cierto, dónde están esos 200 millones aprobados por la Asamblea Legislativa y que este caballero usó a simple “discreción”?), pero ni por asomo muestran las propias vigas en sus ojos. Simplemente reflexionan acerca de una acción posible en un país ocupado, sin asomo de garantías y llegan a la conclusión de que más vale “desensillar hasta que aclare”. No es improbable que muchos de éstos “probos” dirigentes de Arena, confundan la espera con su retiro y que, por lo tanto, se estén dando por vencidos, y a la larga dejen entrar la investigación y la debida represión hasta el interior de sus propias conciencias. Lo veremos algún día? Y se dice, como una verdadera paradoja, que este pueblo "es uno de los más politizados del mundo occidental".
En fin, si todo lo que se está viviendo aquí no fuera tan dramáticamente exigente, los acusados de corrupción y no sólo los pandilleros y esos de exclusivo clan del “crimen organizado”, es hora que estuvieran siendo investigados y listos para ser llevados a los tribunales de justicia y pagar con muchos años de cárcel todos los abusos y crímenes cometidos contra la población. Porque, como lo hemos señalado, hay tan pocas diferencias con lo ocurrido en el pasado reciente, así como con los precursores y actores de semejante tragedia, de los hechos tan terribles del presente.
Pocote
Hay no pocote que aflixión... que yuca lo que escribís y es la puritita verdad... que desesperanza pocote... que terrible... pq la maldad termina triunfando sobre la bondad en nuestro país... parecemos orangutanes sin leyes, sin reglas, sin disciplina, sin respeto, con la autoestima del pueblo por los suelos, hoy vemos el resultado diabólico de los 20 años de regímenes de los arenosos... las maras, el narcotráfico, la violencia es el resultado de esos diablos arenosos...
ResponderEliminarPocote ese fenómeno de las maras es un claro ejemplo del fracaso de la sociedad salvadoreña, han creado monstruos, éstos son el resultado de la poca inversión pública en educación que llevaron a cabo los ARENAZIS.
ResponderEliminarY la cosa no se ve que mejora, y el problema se perpetúa y se vuelve más grave, pq no hay presupuesto para prevenir, por lo que se vuelve un círculo vicioso que estará presente en nuestra sociedad por muchos años...
Funes dijo públicamente: "no me interesa perseguir a corruptos"... "de qué les sirve que haya toda una persecución y exhibición pública de funcionarios que en el pasado hacían corrupción" (sic)
ResponderEliminarEn ese caso, de qué sirve llevar a los tribunales a asesinos, si de todos modos las víctimas ya están muertas? de qué sirve meter a la cárcel a ladrones, si de todas maneras ya se gastaron el dinero?
Entonces Sr. Funes, mejor darles un premio y entre más despreciable sea el crimen, que sea mejor el regalo, verdad??? sólo eso falta...
Lo que tenemos que oir en nuestro país, Dios mio, pensar que mucha gente me dice que soy muy inteligente, la verdad es que me siento muy estúpida por haber creído que alguien como M. Funes podría intentar (por lo menos intentar) llevar a los tribunales a los corruptos, como deben estar riéndose los areneros (y con razón!)... No sería raro que funes se una a GANA cuando termine su presidencia, sería mejor que se fjuera para otro país, entre más lejos, mejor... QUE DECEPCION!!!!!!!!!!!!!!
MariaMarta
Dice la canción "Sólo le pido a Dios que el engaño no me sea indiferente, si un traidor puede más que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente."
ResponderEliminar¿De qué sirve meter a la carcel a un solo corrupto? Sencillo, para cumplir con las leyes y las promesas de campaña. ¿Será que ya le patearon la cola a nuestro presidente? ¿Será que ya le avisaron que irá a la carcel por corrumpto o que tiene que pagar lo que el tata del presidente de la CEL le prestó para la campaña y los quien sabe cuantos millones del mexicano más rico? Que no espere el Frente que volvamos a votar por el partido, el ideal es bueno, pero sin resultados a favor del pueblo, este no puede ser un partido de izquierda. No nos engañemos.
No jodas Pocote!!! en tu anterior escrito "Debemos acercarnos a ALatina" afirmas lo siguiente: "pero al menos hemos dejado atrás años de corrupción, de privilegios, contrabando y quizás de exclusión social y marginación política". REVISA BIEN LO QUE ESCRIBIS, PORQUE COMO QUE TE LO SACAS DE LA MANGA SIENTO YO. NO DAS NI UN EJEMPLO!!! y en tu siguiente escrito ya salis con otra cosa.... TE FALTA COHERENCIA POCOTE
ResponderEliminarseñor selva: yo no puedo acusar de corrupcion a los funcionarios actuales, ni tampoco al presidente; cosa muy distinta es cuando he señalado pruebas claras de corrupción de los cuatro gobiernos de Arena, si usted ha seguido mis comentarios se dara cuenta que he aportado pruebas contundentes; también he dicho que se han dejado atras esos años cargados de ira y de violencia contra el pueblo (violencia y corrupcion es tambien dejar morir por falta de medicinas a losniños o
ResponderEliminarpor desnutricion. Trato de ser coherente con mis escritos y poner muchos ejemplos; siento que usted es seguidor o tiene estrecha amistad con personas de Arena, es su opcion, por eso tenemos libertad de expresion y derecho a militar o no en determinada corriente politica, no me saco nada de "manga", tampoco invento o digo calumnias, gracias por leernos
pocote