28 de noviembre de 2009

El gobierno debe trabajar por los pobres

La Defensoría del Consumidor ha declarado que hasta el momento no ha detectado alteración de precios ni especulación en la oferta de productos de primera necesidad, lo que indica una vigilancia estrecha y, si podemos decirlo, un atisbo de solidaridad de los comerciantes en un momento de alarma nacional por los recientes sucesos provocados por las torrenciales lluvias y las inundaciones que, como siempre, afectaron a las familias más vulnerables. Por lo demás, también es cierto que sin el debido control sobre los precios en general, se va a restablecer el sano equilibrio que normalmente debe mantenerse entre precios, salarios y ganancias. Como bien reza el refrán popular: en río revuelto ganancia de especuladores, al menos así lo hemos comprobado cuando suceden catástrofes, llega copiosa ayuda internacional o se aumenta el salario mínimo (por cierto durante los veinte años de los ingratos gobiernos areneros, únicamente en una oportunidad se aumentó el salario mínimo de los trabajadores. Ver para creer); debería ser lo contrario, pero no se ha actuado con solidaridad ni pensando en el futuro del país, pues todos ganamos con el progreso y la felicidad y, por el contrario, todos perdemos cuando suceden las desgracias. Por eso nos anima el papel que en la actualidad está desempeñando la Defensoría del Consumidor y otras instituciones del gobierno que buscan el bienestar general de los salvadoreños. El gobierno del FMLN debe alejarse de los halagos, de los “compromisos” firmados sobre piedra y, sobre todo, de ese anacrónico modelo neoliberal que tanto daño ha causado a muchas naciones del mundo, pues privilegia a la mercancía y al mercado, muy por encima del desarrollo y la independencia de la persona humana. Por eso decimos que no se puede tratar igual a desiguales, ni quedar bien con Dios y con el diablo. Si los sectores económicamente poderosos están en el deseo de colaborar en la reconstrucción de muchas zonas desbastadas por las recientes inundaciones y deslaves, deben hacerlo sin atar al gobierno a ningún compromiso, únicamente por desprenderse de un “poquito” de los millones de dólares que han ganado en esta tierra y con la fuerza de trabajo, el sudor y las energías de miles de salvadoreños. Si el gobierno tiene como objetivo fundamental el defender el interés vital de la nación y el de la mayoría de sus gobernados, la empresa privada no sólo debe hacer dinero con sus negocios internos y externos, sino procurar el bienestar de sus trabajadores, contribuir generosamente con sus familias, para, de alguna manera, acceder a un estado de bienestar colectivo. No estamos hablando de una sociedad tipo Canadá, Noruega, Finlandia o Suecia, para citar cuatro ejemplos, sino de una mínima y vital satisfacción, de oportunidades de vida, de educación y salud para personas que con su esfuerzo contribuyen a engrandecer sus fortunas y su estabilidad familiar.
Con la revisión o “reforma tributaria” que el régimen se apresta a presentar a la Asamblea Legislativa, desgraciadamente no hemos visto colaboración ni deseos de los empresarios de acceder a pagar más impuestos, mejor dicho a aceptar aumentos en algunos productos como las bebidas alcohólicas, el tabaco y que se comience a pagar impuestos por la maquinaria importada. El gobierno ha accedido a corregir algunos desaciertos como eso de ponerle IVA a la propina, también debe pensar seriamente en tasar con el 10% a los intereses de las personas que tienen ahorros de $5.000.00. En este país muchos pensionados tienen esa cantidad y no puede considerárseles “capitalistas”, por el contrario se les estaría haciendo mucho daño quitándoles parte de lo que utilizan para alimentarse en su vejez. La intervención del gobierno en la economía, romperá segura e inevitablemente algunas de las bases jurídicas instituidas en nuestro país como norma de convivencia en libertad. Pero, cabe recordar, esas mismas normas jurídicas nos dicen que para el espíritu constitucional el interés público está muy por encima de la propiedad privada. No hay en este momento en El Salvador una cuestión de más alta jerarquía que la necesidad de ayudar a reconstruir el tejido social, solidarizarse con tantas familias damnificadas, construirles sus viviendas y asistirlas con créditos blandos e intereses a largo plazo para que puedan continuar con sus pequeños negocios o cultivar los campos asolados por las inundaciones. Por lo demás, como lo hemos dicho en anteriores comentarios, es urgente el restablecimiento del equilibrio entre los ingresos fijos y las necesidades del consumidor. Todas las demás polémicas, los resabios y los ataques insolentes de políticos sin escrúpulos, quedan rezagadas ante la prioridad de estos objetivos. El gobierno debe acelerar su gestión en el área social, incrementar su ayuda a la tercera edad y a las madres solteras, proteger a la niñez y a las familias más vulnerables. El programa Techo para Todos debe agilizarse y empezar a entregar casas dignas a los salvadoreños de mayor necesidad y en los municipios más afectados por la marginación y la pobreza extrema. También deben entregarse todos los títulos de propiedad de parcelas, al mismo tiempo de insumos para que se proceda a los cultivos de cereales y productos no tradicionales, todo esto ayudará a estabilizar la sociedad e ir saliendo del estado de calamidad a que hemos estado sometidos no sólo por las fenómenos naturales que nos afectan todos los años, sino por los ingratos gobiernos derechistas e inhumanos que por largos años ha padecido El Salvador. En fin, el gobierno debe acentuar su intervención en la actividad económica, aun a riesgo de presiones poderosas y dificultades de diverso orden... o renunciar a su principalísimo deber de procurar la prosperidad de la nación, de proteger a los más vulnerables, a esos que el presidente Funes, desde el estrado de la juramentación, decidió inclinar su administración. Ya los millonarios han edificado su “reino”, tienen más de lo que pueden gastar por el resto de sus vidas, el turno es “para los ofendidos”, para los humildes, para las mayorías poblacionales.
Pocote
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2 comentarios:

  1. Anónimo11:44 a. m.

    exacto: TRABAJAR POR LOS POBRES

    para eso elegimos a Funes y por eso confiamos en el FMLN

    para que en este pais por primera vez se trabaje para los pobres, no para las oligarquias ni las grandes familias como siempre a sido

    adelante Funes, adelantes salvador
    los plumiferos, los medios y la oligarquia van a bramar y aullar

    pero hay un pueblo que confia en ustedes

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  2. Mantengamos la unidad entre los pobres y luchemos por educar a los chicos del barrio. Los pobres somos mayoria,por lo tanto,el futuro sera nuestro.

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