Presidente Funes : necesitamos una política definida!

Muchos de nuestros estimados lectores nos han dicho que “le demos tiempo” al nuevo gobierno para atender demandas, resolver ingentes problemas y separar “la mala hierba” que permanece y crece en su gabinete. Nosotros no hacemos crítica destructiva, nada más señalamos errores y pedimos rectificarlos. No se puede pasar por alto que durante 20 años demasiados areneros y derechistas recalcitrantes han utilizado el Estado como su particular hacienda, se han lucrado de las necesidades y bondades del pueblo y todavía permanecen tras un escritorio o como altos funcionarios, burlándose hasta del mismo régimen que ingenuamente les protege bajo la falsa percepción de que son “técnicos y profesionales capaces”. Lo que escribimos y hacemos público es que, obviamente, está en auge el cultivo de las incongruencias, de las contradicciones, de una política de sig zag. Muy radical, si ustedes quieren, en las proclamas, en el verbalismo, la retórica, en los discursos a la nación...pero muy cauta y conservadora en la práctica. Lo mismo para atender las demandas de gente del pueblo que exigen diálogo para discutir la construcción de la presa hidroeléctrica El Chaparral, como para separar de inmediato a funcionarios y altos militantes de Arena que ejercen cargos de Embajadores, Cónsules y asesores en ministerios y direcciones generales del actual gobierno. Al pueblo se le debe escuchar, presidente Funes. Los pobladores del norte de San Miguel (pueblos afectados por el proyecto: San Luís de la reina, San Antonio del Mosco, Carolinas, Nuevo Edén de San Juan y San Gerardo) marcharon hasta Casa Presidencial para pedir, más que exigir, una legislación o una definición sobre la construcción de la mencionada central hidroeléctrica. Sus razonamientos son convincentes, no sólo por el peligro de ser desalojados de sus ancestrales tierras, sino por la angustia de no conocer el futuro de sus descendientes. El gobierno anterior tomó una decisión autoritaria (como tantas otras (aumento al IVA, la dolarización, los impuestos al galón de gasolina para favorecer a los buseros, firma del TLC, venta del patrimonio nacional que incluye 180 millas de mar, entre otras) al razonar la necesidad de construir presas para generar energía limpia; lo menos que pueden hacer las actuales autoridades es realizar una consulta nacional o una especie de referéndum para conocer la opinión de los habitantes de este país y, sobre todo, los moradores del oriente de la república.

Las comunidades afectadas por la presa El Chaparral, denuncian amenazas de Nicolás Salume, presidente de CEL

No basta con aferrarse a las palabras, es necesario pasar a los hechos. El presidente Funes en su discurso de toma de posesión, dijo que “no tenemos derecho a equivocarnos”, además de asegurar que “mi gobierno tendrá una clara opción por los pobres”, siguiendo los postulados de monseñor Oscar Arnulfo Romero, a quien llamó “mi mentor”. A partir del 1 de junio del año en curso, todos sentimos en el aire una atmósfera renovada en varios aspectos de la vida diaria, entre ellos un contacto permanente de nuestro mandatario con la gente, con todas las comunidades. Es lo que justamente ahora reclamos y por eso nos duele en lo más profundo que no haya contado ni siquiera con diez minutos para conversar con los pobladores que hicieron el viaje desde el oriente del país y, según tenemos entendido, durmieron en las afueras de Casa Presidencial. Está bien que el presidente hable con los personeros de las cúpulas empresariales, que también lo haga con los directivos del Coena y de otros partidos de la narcoderecha (PDC y PCN); pero es mucho más importante mantener abiertas las puertas para la gente del pueblo, esa humilde gente que lo llevó a Casa Presidencial. Los salvadoreños más humildes le estarán siempre agradecidos por facilitarles la obtención de una casita; los que se retiraron de sus trabajos sin derecho a pensión, estarán satisfechos de la asignación de $50.00 mensuales, aunque ese dinero no alcance a paliar grandes necesidades; lo mismo los pequeños agricultores por la donación de semillas, fertilizantes y otros insumos agrícolas; las familias que no tienen suficientes fondos se sentirán felices al recibir uniformes y útiles escolares para sus hijos. Todo esto es bueno y es apenas parte de esa prédica constante de monseñor Romero; pero es urgente mantener un canal abierto con los sectores populares. Desde esta tribuna le recomendamos a sus asesores en comunicación, montar un programa semanal en Canal 10 y Radio El Salvador, que se podría llamar El presidente con su pueblo, para conversar y oír sugerencias e ideas del soberano. En las primeras inquietudes de cambio y democratización, se insistió mucho en que fuerzas regresivas, “emisarios del pasado”, factores políticos o antiguos funcionarios integrados en el actual régimen gubernamental, estaban haciendo labor de zapa : impedían urgentes medidas y bendecían hogueras para quemar las buenas intenciones; algo o mucho de eso existe y todavía aparece con ciertos fulgores. No se puede hacer nada con el Fiscal General de la República, el presidente de la Corte de Cuentas, el todavía presidente del Tribunal Supremo Electoral y miembros derechistas del Registro Nacional de las Personas Naturales; pero sí debe procederse contra antiguos gerentes, directores, mandos medios y asesores de las distintas dependencias. Ya basta de “estamos evaluando el personal”, frase cliché del Ministro de Relaciones Exteriores para mantener en sus puestos a embajadores y cónsules claramente vinculados a los regímenes areneros. El pueblo ya “evaluó” y tomó su decisión en las elecciones del 15 de marzo pasado. En dónde se localizan esos “emisarios del pasado”, esos enemigos de todo intento de apertura y de cambios urgentes como necesarios? El director del Instituto Salvadoreño del Seguro Social, ha dado la muestra ejemplar, concreta y precisa al quitar a muchos directores y mandos medios y nombrar a gente de confianza, si ustedes lo prefieren a médicos u otros profesionales que han luchando sin tregua para modernizar y erradicar la corrupción de las distintas instituciones gubernamentales. Ya basta de aceptar la “sugerencia” de empresarios y políticos sinvergüenzas de Arena, que hablaban de que “el FMLN no debía vaciarse en el gabinete u ocupar la mayoría de cargos en el servicio exterior”. Si en este partido político no hay cuadros suficientes y capaces, deberán existir en la Universidad de El Salvador o en la UCA, que además de ser profesionales mostrarían lealtad al gobierno de Funes. El Salvador del presente está, como vemos, saturado de confusión, de niebla, de indecisión. Están a faltar las definiciones y una política ajustada a esas definiciones. Falta confianza de los capitanes de la nave en el apoyo popular? Después de un mes y 22 días del nuevo gobierno, la tarea ha sido, básicamente, ventilar inconformidades, denunciar hechos de corrupción, tráfico de influencias, plazas fantasmas, despilfarro, licitaciones amañadas, airear problemas, disipar la corriente optimista, característica de los cuatro gobiernos areneros que consideraban nuestro país un paraíso terrenal, un país “impresionante!”. Una vez más insistimos: los salvadoreños quieren que se lleve a los tribunales a funcionarios culpables de actos de corrupción, al menos que se presenten expedientes y pruebas bien documentadas en la Fiscalía o en los tribunales correspondientes; el pueblo quiere que se expulse a asesores y cuadros medios de los distintos ministerios y, por supuesto, que nuestro presidente dialogue más con su pueblo que con antiguos funcionarios o dirigentes del partido Arena. Deseamos fervientemente equivocarnos, estar cometiendo errores garrafales, no ser precisos en nuestros juicios; pero, en verdad, está ausente una política definida, congruente, cuyas normas generales se apliquen en cada problema específico. Por lo que conocemos, se han inventariado ya los problemas; se han proclamado los propósitos verdaderamente nacionalistas como camino a la justicia interior y a la dignidad en el exterior. En esto nos satisface la apertura de Relaciones Diplomáticas con Cuba y la normal reanudación diplomática con Venezuela. Esperamos signos similares con Vietnam, China y otros importantes países. Muchos de los inconformes de la pasada contienda electoral se han vuelto colaboracionistas. Otros mantienen sus divergencias. Pero, de una u de otra manera, la confusión invade y deteriora la vida salvadoreña. No faltan ciudadanos de bien arraigada tradición arenera que hoy “coinciden con el nuevo gobierno”, mientras los más recalcitrantes mantienen sus intransigentes posiciones, sobre todo cuando se habla de solidaridad y de estrechar lazos comerciales y de amistad con gobiernos progresistas de américa latina. Y esto puede advertirse en todos los sectores, pues también hay banqueros y directores de medios de difusión que consideran al nuevo gobierno “amigo y solidario”, y otros que se atemorizan con las palabras y creen distinguir, tras cada acto gubernamental, el signo de la hoz y el martillo. Quedan aparte, inevitablemente, los que todo lo veneran y los que todo rechazan. No será posible –y nadie puede esperarlo— unificar a todos, pero una política definida y mantenida con congruencia, como le pedimos al presidente Funes, despejará y concretará tanto las divergencias como las solidaridades. Al desaparecer la nebulosidad quedarán en pie todos los factores de un juego político que así lucirá más claro, para que todos sepamos a qué atenernos. Pocote Gracias por visitarnos. Ustedes podrían ser las ondas expansivas de nuestra labor : REENVIANDO - IMPRIMENDO - COMPARTIENDO - HACIENDO PATRIA...COPYLEFT