Los temores de la población

La ansiedad y el miedo siguen estando presentes en nuestro diario acontecer. Padecemos de muchos temores; hoy, el temor recurrente de ser asaltados en las calles de la capital, en las carreteras o en comunidades populosas como Soyapango o Lourdes, ya no es el único. A pesar de que los homicidios y crímenes han aumentado ligeramente, debemos reconocer, sin embargo, que los planes de seguridad (despliegue combinado) hechos públicos por el gobierno del presidente Funes, están dando buenos resultados en lo que ha movilización se refiere. Más allá de esta situación, debemos señalar que:

-El miedo a la inflación continúa. -El miedo a la gripe humana es ahora generalizado, por su calidad endémica y pandémica. -Tememos que la inflación conduzca a una depresión general. -Tememos que el mundo esté agotando los requisitos de la vida económica: alimentos, energía. -Tenemos miedo de que la inflación, la depresión y la escasez provoquen la destrucción del orden económico, especialmente del comercio internacional y del orden monetario. -Y, finalmente, tememos de que los extremismos políticos y las asonadas militares terminen con la voluntad popular de llevar a las presidencias a gobiernos progresistas. El laboratorio hondureño nos muestra qué tan cierta es tal posibilidad. Los expertos han dicho que tanto la inflación general, como la crisis financiera mundial, tienden a revertirse, pero que para ello es necesario “sacrificar” ciertos valores y modelos administrativos que “atentan contra la estabilidad del mercado y el desarrollo económico”. Muy peligrosa esta declaración, pues se pone en tela de juicio el rol honesto, progresista y de solidaridad que vienen jugando los actuales gobiernos latinoamericanos. El miedo a la inflación es general, pero, desde hace unos meses, el principal remedio contra ella ha sido la afirmación, repetida y siempre desmentida, que la inflación iba a disminuir dentro de poco. Cómo son las cosas : la economía se ha convertido, así, en una rama del exorcismo. Y como tantas veces sucede, muchos de estos “expertos” tienden a minimizar la inflación, afirmando que lo que unos pierden, otros lo ganan. Esto no es aceptable porque quienes pierden son los que se hallan más indefensos, económicamente hablando. Por otro lado, economistas como el reaccionario Luis Membreño, o el atorrante chileno Claudio de Rosa, no pueden reemplazar lo que el público considera, por su propio juicio, como intolerable. Los miedos a perder el empleo, a la delincuencia, a ser asaltado, a la gripe porcina o a la inflación, son, por lo tanto, acertados. Y en nuestro país, tan importante que el miedo a la inflación es el temor a la recesión y, especialmente, al desempleo. Este miedo es menos justificado que el temor a la inflación, puesto que se basa en la memoria social. Existen remedios disponibles contra la depresión económica, mientras que no los hay contra la inflación. Se puede estimular la economía mediante un descenso en los impuestos, un aumento del gasto público, una política monetaria menos restrictiva... pero, cómo hacerlo si nuestra economía está dolarizada? Esta sería una medicina agradable tanto para quien la receta como para quien la toma, y se ha comprobado que da resultados. Lo cierto es que el estancamiento económico actual es consecuencia directa del modelo neoliberal y de las políticas excluyentes, aplicadas por los gobiernos areneros en los últimos veinte años. Nosotros lo reiteramos en comentarios hechos en la pasada contienda electoral : aquí se privilegió perversamente el desempleo para obligar a una migración forzada hacia los Estados Unidos; se abandonó totalmente una política alimenticia con el abandono del agro; el modelo neoliberal provocó la concentración de la riqueza en pocas manos y multiplicó la miseria en las mayorías poblacionales. En la actualidad, con la pavorosa recesión en los Estados Unidos y la caída estrepitosa del sistema financiero mundial, nuestra economía dolarizada resiente fuertemente el colosal desastre. Las políticas anticrisis adelantadas por el gobierno actual, parecerían ir por buen camino, su sólo anuncio ha generado un repunte en la industria textilera y en el sector de la construcción, dos rubros que producen mucho empleo. Asimismo, las obras comunales, la construcción de 25 mil viviendas populares y la reparación de caminos vecinales, se espera que produzcan trabajo. Sin embargo, todavía persiste el miedo a que se desintegre el orden económico internacional. No parece necesario insistir en el hecho de que el desorden económico actual procede directamente de la inflación. Lo tenemos que repetir : todas estas desgracias han sido producidas por la usura y la avaricia del capitalismo mundial; en el campo doméstico nacional, el modelo neoliberal y la dolarización impulsada por Arena nos ha llevado al borde del precipicio. No es difícil, por lo tanto, comprender el desorden monetario. Depende, no de la habilidad de los banqueros y economistas, sino de la estabilidad de los precios internos de los países que comercian. Si consultamos documentos, vemos que durante los veinte años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, todos los países ajustaron su posición a la de Estados Unidos, porque desaparecería así el punto de referencia para el mundo entero. Hubo, en consecuencia, especulación con monedas, que provocó –o aceleró— el desorden monetario. Este, pues, se deriva directamente de la inflación, tal como lo explican las teorias económicas clásicas. Los salvadoreños esperamos que en estos cinco años se estabilice la economía, que se ponga un control estricto a los precios; que se regule de manera drástica los costos de las medicinas y de los productos de primera necesidad; que se brinde oportunidad a los pequeños y medianos agricultores con créditos blandos, asistencia técnica oportuna y dotación de semillas y fertilizantes para que nuestra agricultura sea reactivada y, al menos, garanticemos seguridad alimenticia a nuestro pueblo. Además, con una política sana de empleos y seguridad ciudadana, podemos irle ganando espacio al pesimismo y derrotar las especulaciones y los afanes golpistas y desestabilizadores de la oligarquía y militares nostálgicos del pasado de corrupción y despilfarro de los fondos públicos. Pocote Gracias por visitarnos. Ustedes podrían ser las ondas expansivas de nuestra labor : REENVIANDO - IMPRIMENDO - COMPARTIENDO - HACIENDO PATRIA...COPYLEFT