Los pueblos de Latinoamérica en pie de lucha!

Hay un dicho muy popular que dice: nosotros no escogemos a nuestros parientes, quizás a los amigos; en términos más generales, si tuviéramos que elegir una época para existir, como el átomo que somos, elegiríamos precisamente la que nos toca. A despecho de todo lo que nos atormenta y nos llena de asombro y rebeldía... o justamente por eso. Esta es la mayor de todas las épocas. Internamente asistimos a la instalación del primer gobierno de izquierda en la historia de El Salvador. En América Latina la vorágine progresista arrastra a la mayoría de países. A nivel mundial se ha derrumbado el modelo neoliberal y el sistema capitalista afronta una de sus peores crisis, justamente a la cabeza el imperialismo decadente.

Con la primera catástrofe mundial asistimos al amanecer de la historia, ya que para nosotros ella empieza donde comienza el socialismo. Antes, todo fue prehistoria, con vislumbres, chispas, relámpagos anunciando el fin de un sistema, el de las minorías, y el comienzo de otro, el de las mayorías. El hombre providencial, del que se decía era el sujeto de la historia, tomó su lugar exacto, el de objeto. La segunda catástrofe dio otro paso definitivo en el sentido de distanciar la prehistoria de la historia y de entregar a los pueblos, a las masas, a los trabajadores universales, un nuevo mundo, en creación. Lamentablemente, graves errores cometidos en la aplicación de la teoría y la práctica llevaron también al derrumbe del socialismo real. Han venido cambios en el mundo, no sólo por la irrupción de nuevas tecnologías, sino por lo avanzado de otros sistemas; con todo tenemos, así, que resistir a las fuerzas ocultas para que no engendren una tercera catástrofe destinada, como las otras, a dividir internacionalmente el trabajo. Es que esa tercera catástrofe sería la última. En estos momentos cuando el capitalismo parece agonizar, sus patrocinadores, sus acreedores, sus usureros, y sus pocos ideólogos, buscan alternativas para contrarrestar a los humanistas que intentan establecerse con visiones y modelos distintos. Nunca como ahora, ni en la guerra fría, la lucha es enconada, no sólo por zonas de influencia, o por la primacía sobre materias primas, recursos naturales y minerales, sino por el dominio político, económico y de las comunicaciones. Si bien es cierto que en toda esta época hemos presenciado como la humanidad logró saltos espectaculares, síntesis maravillosas, avances irreversibles, no podemos ignorar a Nuestra América, y en ella Centro América, con sus contrastes violentos, abismales, renaciendo de sus tormentos colonialistas, de sus gestas por la independencia, de sus choques intranacionales y extracontinentales. Toda ella, esa América movediza como la lava de sus volcanes, bella y esperanzada, se está levantando, arrojando yugos, quebrando cadenas, alzando la voz, protestando, rebelándose. El imperialismo y las oligarquías han presenciado atónitos como un nuevo pensamiento recorre la cintura; pero en su aparente conformismo, no cesan de manipular, atacar y organizarse para combates venideros, porque si bien desapareció la guerra fría, permanece latente la avaricia, el capitalismo salvaje y el deseo siempre vivo de la explotación y el dominio estratégico sobre importantes recursos. Muchos países que en el pasado reciente permanecieron solos, soportando el inclemente ataque del imperialismo, y de los que se escudan en la “democracia” y las “libertades” para mantener sus privilegios y acrecentar sus fortunas, ahora están acompañados de otros pueblos, de ejemplos dignos de liberación del coloniaje y del dominio de la gran potencia económica y militar del mundo. Por eso, hablar de Cuba es como dar un giro de 180 grados en el destino de un continente. A despecho de todo lo que la contra propaganda arme para deshacer y calumniar lo que ahí se hace, su probada solidaridad, nada detiene el avance y la consolidación de la única revolución verdaderamente radical de este hemisferio. Cualquiera otro no resistiría a un año de bloqueo económico, político, psicológico, sistemático y cruel. Cuba ha resistido casi 50 años y resistirá un siglo. Y en estado de alerta permanente ante los continuos ataques de la reacción internacional. Por eso repudiamos y fustigamos la posición de los descarados empresarios de Honduras y El Salvador, quienes se rasgaron las vestiduras y pusieron “el grito en el cielo” con las solidarias medidas tomadas por los gobiernos de Guatemala, Nicaragua y El Salvador, de llevar adelante un bloqueo comercial de 48 horas contra la bestialidad de los golpistas de Honduras. Vamos adelante. Han entrado en escena histórica, más países del continente, como Venezuela, Ecuador, Bolivia y Paraguay. En todas estas naciones las oligarquías no cesan los ataques, las calumnias, las amenazas y la propaganda fascista. No entienden que son los pueblos los que han decidido cambiar de modelos, de sistemas y de administraciones públicas. Los barones del estaño en Bolivia; los nostálgicos del cobre en Chile; los que se lucraron del petróleo en Venezuela, Ecuador y más, no descansan en el intento de “recobrar” esos dominios y compartirlos con la jauría internacional. En nuestra región, los oligarcas, los sinvergüenzas atrincherados en sus medios de difusión, tampoco han visto con buenos ojos la posición vertical, digna, del presidente Manuel Zelaya, quien siguiendo los buenos ejemplos de los gobiernos progresistas de América Latina, intentó darle mayor protagonismo a su pueblo, otorgarles justas prestaciones sociales a las mayorías poblacionales. La rabiosa respuesta de los burgueses no se hizo esperar: acudieron a su aparato de represión y dominación, los gorilas de las fuerzas armadas, para deponer al mandatario y expulsarlo hacia Costa Rica. Ahora tratan de apaciguar y engañar a su pueblo difundiendo calumnias y groseras difamaciones donde presentan a las autoridades legítimamente electas por la población, como “violadores de la Constitución” y de las leyes secundarias de la república. Por supuesto, tales mentiras son repetidas y multiplicadas por las oligarquías centroamericanas, para tratar de imponer igual receta en el resto de países donde los pueblos han elegido a sus gobiernos progresistas. Se sienten envalentonados y respaldados por los Estados Unidos y la poderosa Central de Inteligencia; pero como dijimos ayer NO PASARAN y nos basamos en la madurez política y en la conciencia social desarrollada por sectores mayoritarios de estos pueblos, cansados ya de siglos de explotación, miseria e injusticia social. No podemos dejar de destacar, por su peso formidable, el ejemplo del pueblo hondureño, al buscar fortalecer con manifestaciones permanentes y hechos cada vez más creativos, como el cierre de fronteras y carreteras, su vocación democrática y su anhelo permanente del retorno de su presidente Manuel Zelaya. Hechos y circunstancias que hacen renacer el sentimiento rebelde de los pueblos centroamericanos y que, al mismo tiempo, renacen los viejos temores de los oligarcas: la insurgencia armada o el embrión de una insurrección popular, por lo demás legalmente contemplada en las Constituciones, cuando se ha lesionado la soberanía y se ha roto el sistema institucional, como ciertamente ocurrió en Honduras. Hoy como ayer, los pueblos de América están en pie de lucha! Pocote Gracias por visitarnos. Ustedes podrían ser las ondas expansivas de nuestra labor : REENVIANDO - IMPRIMENDO - COMPARTIENDO - HACIENDO PATRIA...COPYLEFT