Salvadoreños y Salvadoreñas : ha llegado la hora!

Ha llegado el gran momento de las decisiones, la hora del pueblo salvadoreño, de los verdaderos patriotas, el instante cuando se ratificará el triunfo rotundo de los demócratas, de los que aman a su país, de los que siempre han sido despreciados (como "chusma" y "dementes") por la prepotencia de los dueños del circo, de la voráz oligarquía que ahora se enfrenta a una fuerza organizada, a una maquinaria que ha dicho "basta" y ha comenzado a transitar los caminos de la Libertad, de la Justicia Social y la Paz! Nunca como ahora los salvadoreños tienen la valiosa oportunidad de acceder al poder, de iniciar las primeras transformaciones que, poco a poco, nos conducirán a ser rectores de nuestro propio destino, a participar y ser actores directos de los cambios, de la esperanza y de sentir que, por primera vez, nuestro aporte ha sido tomado en cuenta y que se reivindican tantas ilusiones dejadas en el camino por patriotas que en su momento regaron su sangre, su sudor y su dolor para legarnos una patria mejor. Los que siempre nos han robado, escamoteado la esperanza, los que se han lucrado con el dolor y el trabajo de millones de salvadoreños, tienen los días contados, saben que ahora sí la patria se levanta con banderas de dignidad, con cantos de libertad y auténtica redención. Por eso su desesperación es mayor y acuden a toda clase de maniobras, de golpes bajos, para tratar de retardar la victoria del pueblo. Sus lamentos ahora son los aullidos de la fiera en los estertores de la agonía. Los poderosos aglutinados en Arena, se acostumbraron, por años, a mandar, a imponer sus designios, a utilizar todas las maniobras legales e ilegales para mantener en la peor de las miserias a este pueblo; a atesorar riquezas, a copar todos los espacios del aparato gubernamental, a dirigir los destinos del pueblo, colocando a sus lacayos y a sus testaferros en distintos cargos de gobierno. Pero eso está llegando a su final, como ha ocurrido en la mayoría de los pueblos latinoamericanos que, justamente, han iniciado sus reivindicaciones largamente acariciadas y esperadas. La larga noche de la ignominia, de la avaricia, de la explotación descarada, de la injusticia social, está llegando a su final; la cita de mañana es apenas el comienzo de un ajuste de cuentas con esa burguesía prepotente que, generación tras generación, ha mantenido como esclavo a este valiente pueblo. Los salvadoreños tenemos así la oportunidad de honrar la memoria de grandes hombres que nos legaron retazos de dignidad, de justicia compartida y de esperanza para el futuro inmediato. Es, por lo tanto, la victoria de monseñor Oscar Arnulfo Romero, de Anastasio Aquino, de Feliciano Ama, de los miles de salvadoreños y salvadoreñas quienes con su sangre abonaron la ruta de la Democracia y la Paz Social. La victoria definitiva la coronaremos el 15 de marzo, cuando junto a la fórmula presidencial del FMLN, encabezada por Mauricio Funes, se comiencen a decretar las medidas iniciales para transformar esta sociedad, para, al menos, aminorar la desigualdad social, disminuir la pobreza infame y combatir esa lacra de la delincuencia y la violencia que nos tiene secuestrados. Confiamos en la sabiduría, la valentía y la voluntad política de este pueblo que a lo largo de su historia ha dado muestras de dignidad y de lucha contra sus opresores, sus victimarios y explotadores. Esta es, salvadoreños y salvadoreñas, la hora decisiva, el momento de votar con coraje, con orgullo, sabedores que otros pueblos del mundo, así como nuestros hermanos trabajando en otras latitudes, confían en nosotros, en que nos los defraudaremos y que en la gran hora sabremos entonar, todos juntos, las sagradas notas de nuestro Himno Nacional. La victoria es para el futuro, el triunfo es para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos. Salvadoreños y salvadoreñas : ha llegado la hora!