Corte de Cuentas : nido de ratas gordas...

Estimado Don Ponciano: Gracias por la oportunidad que me da de publicar esta carta.

Soy un viejo empleado de la Corte de Cuentas. Le escribo porque ya estoy harto de tanto hueveyo que se da por medio de esta oficina de evasión fiscal, por eso me atrevo a escribirle, para desahogar este encachimbamiento que traigo en el pecho.

Esta oficina, mal llamada "Corte de Cuentas", le corta las cuentas al pueblo, mientras que los millonarios siguen robándose el Tesoro Nacional. Fíjese que yo llegué aquí no porque sea político, sino por méritos propios. Soy Contador Público Certificado, con una gran experiencia. Eso y mi vieja amistad con don Ciro Cruz Zepeda, con quien nos conocemos desde la escuela primaria en mi pueblo natal. Somos cheros, pero no amigos....se entiende? Es más, él vivíó un tiempito con nosotros, ya que no tenía casa donde vivir. Ya lo demás es cosa de familia.

Pero vea Don Poncia, lo que le quiero contar es que esta oficina es más que un metedero de políticos y sus familiares. Don Ciro trajo a toda la familia Arévalo de Tejutepeque, a toda la familia Cruz de Jutiapa, y junto con don Hernán Contreras, don Dagoberto Marroquín y don Augusto Abdallah Ferrufino (la dirección nacional actual del PCN), han convertido a la Corte en la encubridora de los robos históricos más grandes de la nación.

Don Ciro nos ordena siempre, aunque actualmente no sea el presidente, ni sea diputado ni sea ni miércoles de ceniza, que sigamos extendiendo finiquitos de solvencia a alcaldes allegados al PCN, Arena y PDC, tal como pasó con Rivas Zamora, Silva y el otro montón que aparecen implicados en lavado de tanatadas de pisto.

Viera usted, don Ponciano, lo que pasa en los arqueos!. Le voy a poner un ejemplo : se murió una señora hace algún tiempo, que se llamaba doña Istmania V. de Núñez Arrué, y me llamaron a mí para hacer la auditoria figurada. Y mire que encontramos dos millones de dólares vivitos y coleantes y un cofre de alhajas que no pesaba menos de cien libras. Mire Don Ponciano, don Ciro se echó al lomo la costalada de dólares y el cofre de oro macizo se lo zampó en el lomo a Noyola. Pero, bueno, de todo eso en la auditoría ni se menciona nada en lo absoluto! Nada! Ojalá que la familia de esta dama difunta pueda leer esta cartita, para que se rebusquen que se les haga justicia.

Para finalizar, don Ponciano, nada más quiero decirle también que a don Ciro le agradecen mucho la Familia Arévalo de Tejutepeque, las familias Cruz y Noyola de Jutiapa, y también don Hernan Contreras, así como el Ing. Arévalo y su hermana, la doña Lola Arévalo, que la tienen de Jefa de Personal... pero hay que decir que esta maistra no terminó ni el plan básico. Extensivo este agradecimiento de parte de don Augusto Ferrufino, don Dago Marroquin y toda esa mafia de las "Manos Ladronas" que, desde los tiempos del Presidente Enano y Pelón (el maldito Tapón), siguen robando a la nación. Hasta en verso me salió, don Poncia...

Mi nombre es Gumersindo Torres.
Mi número de registro de auditor es 007.