Por Carlos Abrego
Me va a tocar ponerle bemoles a la alegre algarabía que ha acompañado la visita del presidente Lula a nuestro país. No voy a restarle importancia al simbolismo que encierra, ni tampoco a la diversificación real que implica contraer tratados con un estado latinoamericano de esta importancia. La prensa de derecha salvadoreña ha señalado que algunos convenios firmados ahora ya habían sido echados a andar por los gobiernos anteriores. Sobre todo uno que me parece que urge que sea realmente discutido por todos, como es la producción de etanol por El Salvador. La decisión de desarrollar una planta en nuestro país fue tomada por los Estados Unidos, Brasil y el gobierno salvadoreño, y los ciudadanos nos enteramos post-festum. El presidente Saca no puso reparos, pues esto era como una orden venida del Norte. Ahora, lo mismo, se considera como un “regalo” venido del Sur.
Muchos creyeron que el etanol que se iba a producir en El Salvador iba a ser inmediatamente consumible en el país y que su principal destino era nuestro país. No obstante la experiencia sobre la producción y consumo de este nuevo combustible lo manejan los Estados Unidos y Brasil y los que de alguna manera se han preparado al reemplazo de los productos derivados del petróleo por el etanol, es decir los países desarrollados y algunos “emergentes”. Para usar el etanol es necesaria una costosa inversión en la adaptación de los vehículos existentes.
Pero, más allá de esto que acabo de señalar, queda en pie otro que concierne el futuro alimentario de la humanidad. No me refiero sólamente a la deficitaria capacidad actual de nuestro país en cereales y verduras, que nos obliga a importar productos básicos de nuestra dieta tradicional. Son muchos los países en el mundo que no alcanzan a alimentar convenientemente a sus habitantes. El hambre se ha vuelto crónica en continentes enteros. Creo que la mayor urgencia es responder a esta necesidad de la humanidad, a nuestra propia necesidad de autosuficiencia alimentaria. Si el presidente Lula aconsejó a Funes contar hasta diez, nosotros tendríamos que contar hasta cien y analizar con detalle la conveniencia de desarrollar una planta de producción de etanol.
Hasta ahora ese tipo de proyectos se realizan sin que la gente pueda intervenir, se le mantiene ignorante de las consecuencias mediatas e inmediatas de tales proyectos, no se informa nunca del impacto ecológico que puede resultar aún más dañino que los beneficios que pueda tener algunas centenas de nuevos empleos y la salida segura de nuestra producción de caña. Este último detalle puede conducir a muchos a abandonar su producción de cereales para satisfacer la voracidad de la planta y de la exportación del etanol. Hasta ahora no sabemos, incluso, si la producción actual de caña salvadoreña va a ser suficiente y si será necesario importar de otros países. Tampoco sabemos en qué condiciones económicas (parte de las inversiones e impuestos) y sociales se ha planeado esa implantación.
Una de las más grandes aspiraciones que entrañaron las luchas sociales, desde el siglo diecinueve hasta el día de hoy, es la de volver a los hombres conscientes y partícipes en lo que atañe el destino de la humanidad. En la sociedad alienante en la que vivimos, la capacidad de decidir la tienen los que poseen el capital. El resto de la sociedad tiene que someterse, cualesquiera que sean las consecuencias que haya que sufrir. Lo único que cuenta es el beneficio que se va a retirar.
La crisis global actual, cuyas consecuencias nefastas para la sobrevivencia de la humanidad son cada vez más patentes, ha vuelto cada vez más imperiosa, acuciosa e inaplazable la exigencia de transparencia en las decisiones que toman las clases dirigentes y los estados a su servicio. Esta exigencia de transparencia es eminentemente democrática, tal vez mucho más que la de acudir a las urnas para votar. Hasta hoy la falta de transparencia se acompaña con la ausencia de fiscalización del quehacer de los hombres políticos que asumen el poder. No es raro en el mundo de hoy, la abundancia de promesas durante las campañas y el cambio de dirección, una vez que el candidato llega a sus funciones.
Es menester señalar otro aspecto que no he visto señalado en los comentarios sobre la visita de Lula a El Salvador. Se trata del préstamo ofrecido para la renovación vehicular del transporte de pasajeros. No obstante, y antes de ir a mi tema, deseo señalar que la renovación del parque del transporte de pasajeros es, simplemente, imperiosa, como insoslayable es la regulación de la velocidad y condiciones en que viajan los salvadoreños. También la seguridad de los pasajeros y motoristas tiene que ser garantizada.
La urgencia de renovar los autobuses no debe ocultar que lo que Brasil nos ofrece es, simplemente, un préstamo; es decir, un nuevo endeudamiento: el aumento de la deuda exterior del país. En ningún lugar he podido leer cuáles son las condiciones del préstamo; me refiero a los plazos de pago y a los intereses. Esto también es parte de la falta de transparencia que acompaña la actuación de los actuales gobernantes. Lo que sabemos es que este préstamo se acompaña de la obligación de importar los vehículos del Brasil. Esto no es nada estrafalario, es el proceder de todos los países que consienten préstamos. Pero creo que es mejor que lo digamos, el préstamo es un incentivo, una ayuda a la industria automóvil brasileña, una ayuda a la empresa privada del Brasil. Con el préstamo se le asegura una salida segura a la producción automóvil brasileña. Por supuesto que esto también significa que esta transacción es de mutuo beneficio.
Sin embargo, quedan aquí muchas interrogantes: en qué condiciones se hará las compras? A qué empresarios salvadoreños se le harán los préstamos? En qué condiciones? Quién va a asumir la diferencia, si es que existe, entre los intereses a pagar al Brasil y los intereses que se les exigirá a los empresarios salvadoreños? Si la diferencia la asume un organismo financiero del Estado significa que serán todos los salvadoreños?
La urgencia de renovar los autobuses no debe ocultar que lo que Brasil nos ofrece es, simplemente, un préstamo; es decir, un nuevo endeudamiento: el aumento de la deuda exterior del país. En ningún lugar he podido leer cuáles son las condiciones del préstamo; me refiero a los plazos de pago y a los intereses. Esto también es parte de la falta de transparencia que acompaña la actuación de los actuales gobernantes.
Me va a tocar ponerle bemoles a la alegre algarabía que ha acompañado la visita del presidente Lula a nuestro país. No voy a restarle importancia al simbolismo que encierra, ni tampoco a la diversificación real que implica contraer tratados con un estado latinoamericano de esta importancia. La prensa de derecha salvadoreña ha señalado que algunos convenios firmados ahora ya habían sido echados a andar por los gobiernos anteriores. Sobre todo uno que me parece que urge que sea realmente discutido por todos, como es la producción de etanol por El Salvador. La decisión de desarrollar una planta en nuestro país fue tomada por los Estados Unidos, Brasil y el gobierno salvadoreño, y los ciudadanos nos enteramos post-festum. El presidente Saca no puso reparos, pues esto era como una orden venida del Norte. Ahora, lo mismo, se considera como un “regalo” venido del Sur.
Muchos creyeron que el etanol que se iba a producir en El Salvador iba a ser inmediatamente consumible en el país y que su principal destino era nuestro país. No obstante la experiencia sobre la producción y consumo de este nuevo combustible lo manejan los Estados Unidos y Brasil y los que de alguna manera se han preparado al reemplazo de los productos derivados del petróleo por el etanol, es decir los países desarrollados y algunos “emergentes”. Para usar el etanol es necesaria una costosa inversión en la adaptación de los vehículos existentes.
Pero, más allá de esto que acabo de señalar, queda en pie otro que concierne el futuro alimentario de la humanidad. No me refiero sólamente a la deficitaria capacidad actual de nuestro país en cereales y verduras, que nos obliga a importar productos básicos de nuestra dieta tradicional. Son muchos los países en el mundo que no alcanzan a alimentar convenientemente a sus habitantes. El hambre se ha vuelto crónica en continentes enteros. Creo que la mayor urgencia es responder a esta necesidad de la humanidad, a nuestra propia necesidad de autosuficiencia alimentaria. Si el presidente Lula aconsejó a Funes contar hasta diez, nosotros tendríamos que contar hasta cien y analizar con detalle la conveniencia de desarrollar una planta de producción de etanol.
Hasta ahora ese tipo de proyectos se realizan sin que la gente pueda intervenir, se le mantiene ignorante de las consecuencias mediatas e inmediatas de tales proyectos, no se informa nunca del impacto ecológico que puede resultar aún más dañino que los beneficios que pueda tener algunas centenas de nuevos empleos y la salida segura de nuestra producción de caña. Este último detalle puede conducir a muchos a abandonar su producción de cereales para satisfacer la voracidad de la planta y de la exportación del etanol. Hasta ahora no sabemos, incluso, si la producción actual de caña salvadoreña va a ser suficiente y si será necesario importar de otros países. Tampoco sabemos en qué condiciones económicas (parte de las inversiones e impuestos) y sociales se ha planeado esa implantación.
Una de las más grandes aspiraciones que entrañaron las luchas sociales, desde el siglo diecinueve hasta el día de hoy, es la de volver a los hombres conscientes y partícipes en lo que atañe el destino de la humanidad. En la sociedad alienante en la que vivimos, la capacidad de decidir la tienen los que poseen el capital. El resto de la sociedad tiene que someterse, cualesquiera que sean las consecuencias que haya que sufrir. Lo único que cuenta es el beneficio que se va a retirar.
La crisis global actual, cuyas consecuencias nefastas para la sobrevivencia de la humanidad son cada vez más patentes, ha vuelto cada vez más imperiosa, acuciosa e inaplazable la exigencia de transparencia en las decisiones que toman las clases dirigentes y los estados a su servicio. Esta exigencia de transparencia es eminentemente democrática, tal vez mucho más que la de acudir a las urnas para votar. Hasta hoy la falta de transparencia se acompaña con la ausencia de fiscalización del quehacer de los hombres políticos que asumen el poder. No es raro en el mundo de hoy, la abundancia de promesas durante las campañas y el cambio de dirección, una vez que el candidato llega a sus funciones.
Es menester señalar otro aspecto que no he visto señalado en los comentarios sobre la visita de Lula a El Salvador. Se trata del préstamo ofrecido para la renovación vehicular del transporte de pasajeros. No obstante, y antes de ir a mi tema, deseo señalar que la renovación del parque del transporte de pasajeros es, simplemente, imperiosa, como insoslayable es la regulación de la velocidad y condiciones en que viajan los salvadoreños. También la seguridad de los pasajeros y motoristas tiene que ser garantizada.
La urgencia de renovar los autobuses no debe ocultar que lo que Brasil nos ofrece es, simplemente, un préstamo; es decir, un nuevo endeudamiento: el aumento de la deuda exterior del país. En ningún lugar he podido leer cuáles son las condiciones del préstamo; me refiero a los plazos de pago y a los intereses. Esto también es parte de la falta de transparencia que acompaña la actuación de los actuales gobernantes. Lo que sabemos es que este préstamo se acompaña de la obligación de importar los vehículos del Brasil. Esto no es nada estrafalario, es el proceder de todos los países que consienten préstamos. Pero creo que es mejor que lo digamos, el préstamo es un incentivo, una ayuda a la industria automóvil brasileña, una ayuda a la empresa privada del Brasil. Con el préstamo se le asegura una salida segura a la producción automóvil brasileña. Por supuesto que esto también significa que esta transacción es de mutuo beneficio.
Sin embargo, quedan aquí muchas interrogantes: en qué condiciones se hará las compras? A qué empresarios salvadoreños se le harán los préstamos? En qué condiciones? Quién va a asumir la diferencia, si es que existe, entre los intereses a pagar al Brasil y los intereses que se les exigirá a los empresarios salvadoreños? Si la diferencia la asume un organismo financiero del Estado significa que serán todos los salvadoreños?
Tal vez con una política real de cambio, con una reflexión colectiva, con las intenciones de resolver radicalmente los tantos problemas relacionados con el transporte, este préstamo hubiera sido el momento propicio para convertir en realmente público el transporte de pasajeros. Una administración autónoma nacional de transportes urbanos e interurbanos vendría a poner orden al caos actual y a garantizar la regularidad del transporte, de los horarios y de las tarifas. Es cierto que con esto chocarían los intereses privados con los sociales. Se trata de una opción de cambio de principios. Parte del cambio que muchos esperaban.
Carlos Abrego
http://cosastanpasajeras.blogspot.com/
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Don Carlos, esa compra de buses nuevos es como repellar una casa vieja de adobe para que se vea nueva. Primero deben de invertir y ordenar el transporte público y hacer respetar las leyes de tránsito para luego renovar la flota de buses, educar a los motoristas (que hagan un curso que sean profesionales del volante)... es demasiado dinero para algo que en éste momento no es primordial, lo que si es primordial es hacerlo eficiente y sacar tantas rutas subutilizadas con los motoristas drogados que manejan como locos frenan y paran donde quiera, poner señales de límites de velocidad, ordenar y difundir los horarios etc etc
ResponderEliminarPor qu le han dado bola negra al viejillo bolo ese?
ResponderEliminarDice sus buenas cosas de vez en cuando,y eso que es derechozo yo no lo creo.
ALCIDES
Carlos,
ResponderEliminarLllegamos a lo mismo en esto de la compra-fiada de buses brasileros : NO HAY TRANSPARENCIA.
No se, Don Carlos, si usted leyo ya el articulo aparecido en el Faro, sobre la no transparencia de la actual administracion Funes.
No tiene desperdicio, vaya a leerlo. Igualmente invito a toda la majada a ir a leerlo.
@Saca hereda a Funes su cultura del secreto@
El último presidente de Arena se caracterizó por su filosofía de que la mejor ley de acceso a la información es la que no existe. Hasta su partido le repudió su actitud antes de expulsarlo a finales de 2009, tras descubrirse que gastó 219 millones de dólares más que los autorizados por la Asamblea. Ahora es Funes quien, tras ocho meses en el cargo, parece seguir las huellas de su antecesor.
http://www.elfaro.net/es/201002/noticias/1261/
Estamos fritos!!, qué podemos hacer? debemos hacer llegar a todos los ciudadanos, especialmante a nuestro presidente ignorante del medioambiente, una de las reflexiones del comandante Fidel, titulada "Condenados a muerte prematura por hambre y sed más de 3 mil millones de personas en el mundo" publicada el 28 de marzo del 2007 en CUBA DEBATE http://www.cubadebate.cu/reflexiones-fidel/2007/03/28/condenados-muerte-prematura-hambre-sed-mas-3-mil-millones-personas-mundo/.
ResponderEliminar¡¡Púchica!!, este Carlitos Ábrego de todas se las sabe todas; no deja algún portillo para que nosotros, vacas o toros dañinos, podamos ingresar a sus diáfanos potreros literarios, políticos y filosóficos.
ResponderEliminarTodo lo manifestado por él, nosotros: derecheros, izquierdistas o ¿neutros?, no encontramos asideros para rebatirle sus muy bien hilvanados razonamientos. ¡Felicidades, Don Carlos!
Ramón F Chávez C.-
El transporte publico nuestro fue destruido por los privatizadores. Las cooperativas que trabajaban ordenadas fueron desmontadas,para darle paso al desorden reinante que tenemos hoy en dia. Aqui los empresarios solo asaltandole el bolsillo al usuario pasan y la mala calidad del servicio el mal trato,el robo de los vueltos y el asalto de los ladrones que deambulan en las unidades. Yo no se como se atreven a decir que le quieren subir de nuevo al pasaje y que nunca han tenido ganancias. Pero solo en todo terreno,bien pintiados y en buenas casas viven los empresarios. Paradojia o cinismo. Juzgue usted companero.
ResponderEliminarHay muchas cosas que cambiar en este pais, comenzando por nosotros los habitantes. Pedimos seguridad por los asesinatos y extorsiones, pero violamos leyes de transito, ordenamiento y evademos impuestos.
ResponderEliminarAhora con este "prestamo" quedan muchas dudas, quien o quienes se veran beneficiados, o solo un maquillaje para tapar la falta de una verdadera politica de estado, cosa que ningun gobierno anterior ha tenido y este (y ojala me equivoque) tampoco tiene.
Con politica de estado me refiero a poner un punto de inicio de donde partimos y hacia donde vamos. No podemos seguir siempre dejandonos llevar de el "oleaje" partidario, que ya a demostrado que solo beneficia a una clase politica dejando a los cuidadanos (no usare habitantes porque habitantes se refiere a un numero, no al cuidadano que es una persona perteneciente a un pais). Pero viendo ciertas actitudes de el actual gobierno veo que estamos aun lejos de una verdadera democracia parcitipativa.
Es necesaria una politica de estado donde todos participemos, pero para lograr algo asi hay que sacrificar muchas cosas, para algunos comodidad, para otros beneficios.
Cuando tomaremos un ejemplo de Prusia durante el siglo 19 el cual unificaron estados independientes en lo que seria el Imperio Aleman??
Aunque nuestro objetivo no debe ser la conquista de territorios ni la hegemonia, si no que debe ser como reza nuestra constitucion " a la persona humana como el origen y el fin de la actividad del Estado".
Lo de la planta de etanol,no nos engañemos,Brasil solo quiere utilizar la cuota del TLC que le corresponde a El Salvador posiblemente insentivando en centro america el cultivo de la caña o llevandolo desde Brasil para luego exportarlo a EEUU.Nuestro pais es muy pequeño y no podemos sembrarlo todo de caña s.
ResponderEliminarUds. creen que Brasil esta más interesado que nosotros (salvadoreños) de sacarnos de la pobreza perpetua en la que vivimos??? y por eso vienen a "ayudarnos", pero bien dijo Lula NO vengo a regalar dinero sino a dar un Préstamo!! Para Lula su meta es que su país sea la 5ta. economia mundial y para eso tienen que incrementar las exportaciones!
ResponderEliminarRenovar el transporte publico no es la solución.Primero hay que comenzar por:
ResponderEliminar1. MEJORAR TODAS LAS CALLES
2. EDUCAR A LOS MOTORISTAS
3. HACER CUMPLIR LAS LEYES DE TRANSITO:
4. ORDENAR EL TRANSPORTE; Y COMO PRIMERA MEDIDA ELIMINAR TODOS LOS MICROBUSES; PORQUE ESTOS LO UNICO QUE HACEN ES GENERAR DESORDEN.
5. Y QUIZAS LO MAS IMPORTANTE EDUCAR AL PUEBLO. EN ESTE TEMA HAY MUCHA TELA POR CORTAR.
FELICITACIONES: SR. ABREGO, FELICITACIONES TROMPUDOS.