Líderes políticos y educación

Este año el país entrará en un ciclo electoral intenso que terminará hasta el 2015.  Se tendrán dos elecciones para diputados y concejos municipales -en los años 2012 y 2015 - y  una elección presidencial en el año 2014. Sin lugar a dudas se tendrán cambios en la distribución del poder entre las élites políticas, tanto a nivel local como de gobierno central (fundamentalmente en los órganos ejecutivo y legislativo). Además, en estos eventos electorales se pondrán a prueba los cambios en el sistema electoral promovidos por la sociedad civil desde el año 2010. Estos cambios se refieren a las candidaturas no partidarias o independientes y al procedimiento de votación que, dicho sea de paso, todavía no está lo suficientemente claro. En todo caso, el ciclo electoral inició el día 10 de noviembre cuando el Tribunal Supremo Electoral convocó al cuerpo electoral, formado por todos los ciudadanos salvadoreños en capacidad para votar, a participar en las próximas elecciones programadas para el día 11 de marzo de 2012.

Dado que el cuerpo electoral tendrá por primera vez la posibilidad de votar directamente por su candidato a diputado preferido, entonces deberá informarse adecuadamente para tomar la mejor decisión sobre a qué candidatos apoyar. Para ello será necesario que los partidos políticos, movimientos sociales y los medios de comunicación apoyen al cuerpo electoral con información que responda al menos a las siguientes interrogantes: 

1-¿Quiénes son los candidatos a diputados? 

2-¿A qué se dedicaban –es decir, sus profesiones- antes de ser candidatos? 

3-¿Cuál es su procedencia política (partidaria o no partidaria)?

4-¿Cuáles son sus programas políticos?

5-¿Han tenido carrera política?..entre otras. 

El simple hecho de que en la papeleta de votación aparezcan los rostros de los candidatos a diputados, no es suficiente para decidir sobre la votación, por lo que los candidatos deben abrir sus expedientes personales a la población. También, las campañas electorales de los partidos políticos deben ir más allá de la tradición de llenar las calles con vallas publicitarias -mostrando rostros amigables y sonrientes de los candidatos- las cuales de manera anticipada ya han aumentado la contaminación visual de nuestras ciudades ocasionada por la publicidad comercial.

Conocer a los candidatos antes de votar es fundamental ya que en la democracia representativa una vez que introducimos la papeleta de votación en la caja o urna de la junta receptora de votos, perdemos el control y la seguridad de que lo que lo prometido por el candidato durante la campaña electoral se cumpla. Por eso es necesario conocer a los candidatos en al menos dos aspectos: su competencia y su honestidad. Algo que es difícil  de evaluar en los candidatos a elección popular no solo por el alto número de candidatos por cada partido político (y ahora se agregan los candidatos no partidarios) sino porque se requiere, a nivel de medios de comunicación,  una cobertura periodística efectiva que medie entre las élites y la ciudadanía  de tal forma que provea la información adecuada de cada uno de los candidatos. 

Además, responder a la pregunta sobre ¿Qué significa ser competente y honesto? implica que los ciudadanos hagan valoraciones subjetivas que caen dentro del campo de las percepciones. Para bien de la población cada vez hay más evidencia empírica que indica que a mayor educación de las élites políticas (en cuanto a nivel de máximo de estudios) se espera que sean más competentes, honestas y personas con mayor conciencia cívica. De ahí que sería de gran utilidad conocer al menos el nivel más alto de estudios que han alcanzado los candidatos a elección popular para los próximos eventos electorales.

Una reciente investigación publicada en la revista American Political Science Review y  titulada "¿Realmente las Democracias seleccionan a líderes más educados?" (Besley & Reynal-Querol, agosto de 2011) analizó una muestra de 1,468 líderes políticos (ya sea presidente, primer ministro, rey o jefe del partido) de 197 países que dirigieron a sus países entre los años de 1848 al 2004, encontrando resultados interesantes. Uno de ellos es que "los sistemas democráticos tienen un 20% de mayor probabilidad de seleccionar líderes con mayor educación que los sistemas autocráticos (dictaduras)". 

Entre otros resultados de esta publicación se encuentra que la brecha de escolaridad entre el líder político  y su población es, en promedio, de 1.5 años superior en las democracias que en las autocracias. Además, la investigación encontró que en las democracias predominan líderes políticos con profesión de abogados mientras que en las autocracias predominan los militares. En la Figura se muestra la distribución porcentual de los líderes políticos según su nivel máximo de estudios de acuerdo al estudio de  Besley & Reynal-Querol.

Es por esto que la discusión sobre la educación de los candidatos no debe estar ausente en las campañas electorales que ya han iniciado en el país. Ya que como lo demuestran diversos estudios (incluyendo el citado en este artículo), la educación es uno de los prerrequisitos necesarios para garantizar la sostenibilidad de la democracia y se esperaría que líderes políticos con mayor educación tenderán a construir un mayor capital social y a impulsar políticas públicas que beneficien a los más pobres y, por ende, a disminuir las desigualdades sociales.

Obviamente, no siempre los líderes con mayor educación llegan al poder. Las predisposiciones ideológicas de los votantes les impiden votar sobre la base de criterios de honestidad y competencia de los candidatos y, como es usual en nuestro país, también las campañas electorales enrarecen los ambientes con propaganda sucia y de miedo que termina afectando los resultados de las elecciones. 

Otro aspecto a considerar es que si bien los estudios en Ciencia Política indican que el espectro de selección de candidatos es más amplio en las democracias que en las dictaduras, los procedimientos formales e informales para regular el ingreso de candidatos en los partidos políticos (también conocidos como barreras políticas) es el factor de mayor obstáculo para tener líderes políticos comprometidos con el desarrollo y la disminución de las desigualdades económicas y sociales del país. No hay que olvidar que los partidos políticos seleccionan a sus candidatos más en función de su lealtad hacia la oligarquía del partido que a criterios de competencia y honestidad.

Enviado por William Martínez,

Colaborador del Blog El Trompudo.

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