La relación entre el presidente Funes y sus promesas de campaña

Con un poco de óxido mental en este volado de la “escribidera”, intento dejarles un planteamiento que me ha andado papaloteando en la cabeza en estos últimos días, a propósito de nuestro ansiado y esperado gobierno del “Cambio”.

Sin temor a equivocarme, creo que ya es tiempo de que a las cosas, a las personas, a los partidos políticos y al gobierno, principalmente, los comencemos a denominar y a llamar por su propio nombre.  Es preciso evitar, en la medida de lo posible, las confusiones y malas interpretaciones que se derivan de las excusas y las medias tintas, ya que, inexorablemente, la verdad siempre chocará con la reveladora poca gestión gubernamental en favor del pueblo.

Te aseguro que hablar con las definiciones completas y adecuadas, nos servirán para que podamos desvanecer esperanzas y aspiraciones; en resumidas cuentas, nos podría significar el bálsamo que nos permitirá bajarnos de la nube –los que aún en estos tiempos nos mantenemos en ella – en la que supuestamente viajamos en este gobierno del “cambio”.
Como sabes, compatriota, luego del gane electoral de la izquierda en las pasadas elecciones, muchas cosas se han dicho, otras se han tergiversado, pero otras más importantes simplemente se han ignorado y, peor aún, se han callado –escondido–  a la población.  Entre muchas cosas de esas que se le ha ocultado a la gente ,se encuentra la verdadera relación entre el presidente Funes y el “cumplimiento oportuno” de sus promesas de campaña.

Al menos este servidor endosó su voto por la reivindicación de la clase trabajadora, la fábrica de empleos, ciudad mujer y la persecución de la corrupción de las gestiones pasadas. Te aseguro que todo el mundo quiere saber –a un año de la gestión Funes– si el mandatario honrará o no su palabra. Te recuerdas aquel emotivo discurso en el monumental Cuscatlán?

No voy a repetir adjetivos, pero la obra tan prometida y nunca comenzada por parte del mandatario,  se hace cada día mucho más evidente. Esta inacción de la gestión Funes nos está golpeando moralmente a las mayorías salvadoreñas.

Por otro lado, pero en la misma sintonía, debemos pedirle las explicaciones al partido FMLN. Desde mi perspectiva, nos las tienen que dar. No es posible que fuesen tan ingenuos en esa negociación realizada a puertas cerradas con Funes, de no pactar acuerdos mínimos, de cara a la población.  No solo se trataba de ganar, sino de ganar bien y, sobre todo, de reivindicarle al pueblo sus aspiraciones y sus más grandes necesidades. Este sufrido pueblo se conforma con poco, se los aseguro.

Por eso me preocupa que al cuestionar al FMLN y la actitud del presidente Funes, de cara a nuestras aspiraciones y sus promesas de campaña, y no hablo del socialismo del siglo XXI; hasta este momento no hemos encontrado –al menos este servidor– la respuesta certera a nuestras inquietudes, como  tampoco he observado un claro y oportuno “mea culpa”.

Atlacatl

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