Todo el peso de la ley contra los corruptos!

“El presidente electo todavía no ha tomado posesión de su cargo y no se pueden adelantar juicios ni prejuicios sobre el acercamiento que está teniendo con sectores privados, quizás es cuestionable su raro entendimiento con Saca”, me dijo un amigo lector, al referirse a un comentario pasado que hice sobre las supuestas concesiones que Funes hacía a las cúpulas empresariales y unas palabras suyas pronunciadas en un homenaje del gobierno arenero al señor Boris Eserski. Mucha razón tiene nuestro estimado lector, pero el papel nuestro debe ser criticar sin pasión y estar pendientes de cada uno de los actos de las futuras autoridades. El pueblo salvadoreño optó por el Cambio y la Esperanza, en el entendido de que los sucesivos gobiernos de Arena han causado mucho daño al pueblo, sobre todo a los sectores más vulnerables de este. El modelo económico no ha funcionado y, como hemos dicho en innumerables oportunidades, ha concentrado la riqueza en pocas manos, multiplicando la miseria en las mayorías. En todo caso, coincido: no hay que ponerse melodramático y comenzar afirmando, desde las seguridades del dogma, que Mauricio Funes se aleja, en un primer instante, de esa energía positiva que le pueden transmitir las organizaciones sociales y la gente humilde del pueblo. No es para tanto, al menos si profundizamos en la grave situación económica que hereda (las mismas nefastas autoridades del Ministerio de Hacienda han confirmado del enorme déficit fiscal de mil ciento veinte millones de dólares) y la crisis financiera mundial, debido a la caída estrepitosa del modelo neoliberal. El nuevo gobierno de izquierda debe actuar, por lo tanto, consecuentemente con la realidad, atado a los hechos, pero activando mecanismos creativos para hacer frente a los retos del futuro próximo. Uno de ellos está relacionado con el modelo económico tan injusto, por cuanto ha premiado el egoísmo, la injusticia y la inequidad. En este país no se puede hablar de una "macroeconomía sana", de "reservas suficientes" ni de "crecimiento sostenido", cuando los hechos expresan que las grandes mayorías poblacionales no son receptoras de esas cifras. Por lo tanto, nos parece muy atinado que la fórmula presidencial del FMLN haya viajado a Venezuela para sostener importantes reuniones con el comandante Rafael Hugo Chávez Frías y funcionarios de su gobierno, y hablar sobre convenios económicos, energéticos y otros relacionados con la Salud y la Educación. Expresa esto una real apertura en las relaciones diplomáticas y un rechazo a los sectores reaccionarios de este país, sobre todo aquellos atrincherados en el partido Arena y, desde luego, en la oligarquía que "teme al lobo", pero que se beneficia hipócritamente de todo tipo de negocios que redunden en ganancias, así sea con el propietario de los condominios del averno, como relata el mito y la leyenda. La situación de crisis no está para buscar ayudas sólo en determinados países, las necesidades apremian ya que demasiada miseria y exigencias urgentes existen en nuestra vulnerable sociedad. Por razones de este nuestro pasatiempo, estábamos el otro día viendo y escuchando en la televisión a un grupo de veteranos de la Fuerza Armada, que se habían tomado la Catedral Metropolitana. El hecho que nos alertó las orejas fue el siguiente : ante promesas no cumplidas y frente a la carestía de la vida, propiciada por la inflación y la recesión, los militares exigían el pago y aumento de sus precarias pensiones, al menos para los que tienen la dicha de gozar de esa prestación gubernamental. De acuerdo con el reportero que cubría la noticia, el presidente Saca se había negado a esas peticiones, exigiendo el desalojo del templo católico, al tiempo de advertir que "sería catastrófico, en estos momentos, un aumento a sus pensiones como medida unilateral, cosa que, en lugar de remediar la situación de los ex combatientes, contribuiría a hacerla más difícil, por el incremento de los artículos de primera necesidad". Este es un ejemplo particular, pero que sirve para ilustrar el panorama desolador heredado por los infames gobiernos areneros. Cuando el Ministro de Hacienda declara, ocultándose de los medios propagandísticos, que "la recaudación de impuestos ha bajado considerablemente, que se tiene que acudir a las reservas monetarias para pagar los sueldos de los empleados y que se detienen varios proyectos debido a falta de fondos en las arcas del Estado", está aceptando no sólo su ineptitud sino que tambien la infeliz gestión de este gobierno corrupto, ladrón, mentiroso y demagogo. Desde luego, no se trata de quemar con leña verde o colgar en un poste de alumbrado eléctrico al funcionario responsable de las finanzas públicas. Lo que nos va resultando chocante es el pertinaz escamoteo de la terrible realidad. Es lo que ha ido encontrando el presidente electo en las varias reuniones sostenidas con el equipo de transición, además de las conversaciones sostenidas con López Suárez, un ex ministro de Hacienda de Saca, quien fue expulsado del gobierno por "atreverse" a hacer pública una millonaria evasión fiscal. En la cartera de Agricultura y Ganadería, también se han encontrado importantes hallazgos. No conocemos a ciencia cierta nombres de funcionarios medios ni proyectos nunca realizados, pero sí sabemos que se han falseado cifras y se ha mentido sobre un pretendido incremento de la producción de granos básicos y, sobre todo, en la cantidad de tierra cultivada con frijol y maíz. Se habla de créditos a "ciertos productores", beneficios para otros y ganancias para unos cuantos, sobre todo los intermediarios y los importadores de granos básicos, de fertilizantes y de semilla mejorada. ¿Les suena el apellido Cristiani Burkard? La realidad que se escamotea es la de ahora, la de este instante: con un dinero que cada día compra menos, ¿se le puede proponer, en serio, al pueblo trabajador, su confianza en una mayor productividad? ¿Qué llegará, cómo llegará y cuándo? Por supuesto, nos referimos a la actual administración, y los daños y efectos que heredará al próximo gobierno. No sólo estamos hablando de ese enorme hueco fiscal, sino de los desórdenes administrativos en todos los ministerios. Hemos tocado, por razones de espacio y tiempo, sólo a Hacienda y Agricultura; pero en Salud Pública y Obras Públicas, se conoce de despilfarros, de obras inconclusas, de licitaciones amañadas y del uso incorrecto y desmedido de los recursos públicos. La situación encontrada, sin todavía profundizar en cada dependencia y unidad, está llegando a terrenos donde la exasperación, bien o mal conducida, puede conducir a decir palabrotas y exclamaciones airadas, subidas de tono, no sólo en contra de los titulares de carteras de Estado, sino en contra del propio presidente Saca, que conociendo sus debilidades e ineptitud, se congratula con el nuevo mandatario para ocultar sus gravísimos errores en la administración del país. Esto es lo que nosotros hemos señalado y criticado severamente. Dejemos, pues, a un lado la transigencia hacia la cúpula empresarial por parte del presidente electo; en el entendido que en un futuro próximo tomará decisiones de efectivo control (por cierto, el enviado del presidente Lula da Silva de Brasil, le ha pedido a Funes tener mayor acercamiento con la dirigencia y bases del partido FMLN!). Nos referimos al control sobre precios, sobre intermediarios, sobre los acaparadores que operan a la luz del día y están claramente identificados en expedientes del Ministerio de Agricultura y Ganadería. Con todo ello, es verdad, no se lograría gran cosa, si antes no se combate frontalmente a la corrupción que por veinte años y más se ha enseñoreado en el país. Las decisiones que se tomen en los primeros cien días del nuevo gobierno, sobre todo en lo referente a la evasión fiscal, deben ser no sólo correctivas, sino materializadas en medidas punitivas contra los malos empresarios. Suponemos que los señalados van a dar muestras de su "patriotismo", elevando todavía más los precios de los artículos y evadiendo los señalamientos; para ello cuentan, por supuesto, con bien pagados abogados. Para esto los "grandes empresarios" se pintan solos. En tiempos de temporadas altas, por ejemplo, los gerentes de los negocios parecen ponerse de acuerdo. Todos, unánimemente, afirman que han bajado las ventas hasta en un veinte por ciento. ¿Y las utilidades? Con sólo reparar en el simple hecho de que hoy se compra con diez dólares lo que hace apenas unos siete años se compraba con cinco colones, se puede apreciar cómo han subido monstruosamente las utilidades; no es factor muy serio ese de que bajen las ventas en un pequeño porcentaje. Los salvadoreños esperamos que el nuevo gobierno enuncie, desde su toma de posesión, el rumbo del país, pues la costumbre de los regímenes areneros fue anunciar un camino de promisión y terminar como siempre : favoreciendo a los sectores económicamente más poderosos. Funes y su gabinete deben trabajar por bajar el costo de la vida, promover empleos, por llevar un combate frontal contra la corrupción y por impulsar un programa de austeridad pública, por transparentar las cuentas públicas y revelar los nombres de empresas y sus propietarios evasores de impuestos, por hacer pública la lista de acaparadores e intermediarios y demás sinvergüenzas, que en todos estos gobiernos areneros han amasado fortunas insolentes. Desde luego, que todo esto lo sabe el actual régimen a punto de salir en desbandada; pero ha optado por lo paños calientes; es decir, ocultar la podredumbre, escurrir el bulto y permitir que los corruptos salgan en caravana y en caballos blancos. Por lo tanto, con las nuevas autoridades la urgencia está ya planteada y las medidas tendrán que ser otras, bien aplicadas, ya que con ello se estarán enviando señales correctas al pueblo salvadoreño, quien, como dicho está, votó por el Cambio y la Esperanza. Se debe ser dócil ante la humildad de nuestra gente, lo que ciertamente permitirá tomar decisiones que a la larga resultarán benéficas para el país; pero, con los evasores de impuestos, con los corruptos, con los empresarios mafiosos, no puede ocurrir lo mismo : la realidad se encargará de demostrarle al presidente electo y a su nuevo gabinete, que si a estos no se les pisa el callo, nunca entenderán razones. Como dice el refrán popular "A grandes males, grandes remedios". Pocote REENVIA - IMPRIME - COMPARTE - HAZ PATRIA...