Los políticos y la pornografía

La proliferación de material pornográfico, sobre todo en DVD, CD, Internet y revistas, ha aumentado tanto en los últimos años, que se ha convertido nuevamente en motivo de preocupación para la sociedad, las autoridades y la iglesia. Los mojigatos elevan su voz y claman por medidas drásticas, cuando comparten solapadamente y forman parte de esa basta red que constituye un floreciente negocio. Pero, qué es y qué no es pornografía? Si se aplica algún tipo de censura, se está coartando la libertad de expresión? Tiene derecho el pornógrafo a una libertad irrestricta?

Estas y otras preguntas se plantea el público a cada momento, especialmente cuando observa que el material erótico o pornográfico se exhibe y expende cada día con mayor libertad : el mismo Centro Histórico de San Salvador se ha convertido, desde hace años, en un gran bazar donde se puede adquirir toda clase de videos, revistas, películas y también droga; pero ésta muy bien escondida y vendida a clientes especiales. La opinión está dividida; por un lado sectores conservadores pretenden que se retire de la circulación todo aquello que sienten ofensivo o atentatorio contra las buenas costumbres. Otros, especialmente algunos intelectuales, se declaran en contra de cualquier tipo de censura y abogan por la libertad irrestricta de expresión, calificando de mojigatos a quienes no están de acuerdo con ellos, mientras que éstos los acusan de libertinos e irresponsables.

Los tratadistas y expertos en la materia, argumentan que hacer pornografía es prostituir la esencia viva de una cosa. Aquí y en muchos países, hay muchas maneras de hacer pornografía, por ejemplo, el político que habla con retórica, que ofrece desde una alcaldía o un puesto de diputado, que promete cumplir con el cargo que el pueblo, supuestamente, le ha encomendado, para luego traicionar sus palabras. De esa manera está prostituyendo su oficio y nos daña, porque nos vuelve incrédulos y desconfiados. En el arte, el objeto de la creación artística es despertar la sensibilidad estética de la gente; si en vez de esto se intenta estimular el morbo o el erotismo, se puede decir que se está prostituyendo el arte y creando pornografía.

Los políticos que se venden o reciben dinero para favorecer la aprobación de una ley, o como recientemente los dirigentes de los partidos PDC y PCN apoyaron abiertamente la fórmula presidencial de Arena, perfectamente caen en la definición de prostituirse. Cuál, por ejemplo, sería el caso de Ciro Cruz Zepeda, Hernán Contreras y Rodolfo Parker? Todos los salvadoreños saben que estos políticos siempre votan acompañando a Arena, y que por su lealtad siempre ocupan cargos importantes en la estructura del Estado. Ellos, para justificar sus actuaciones, dicen estar "contribuyendo a la gobernabilidad del país". Así se han mantenido a lo largo de los años, y todos contentos y felices.

Los sociólogos también argumentan que determinadas series televisivas, así como varias tiras cómicas y telenovelas, también caen en esta categoría. En Suecia permiten que los niños vean escenas eróticas de gran realismo por la televisión. Pero,sin embargo, prohíben que se exhiban cortos de Rico McPato, por considerar obsceno un personaje que sólo piensa en el dinero hasta el extremo, de bañarse en monedas; pero este país también ha cometido actos pornográficos y cínicos al otorgar Premios Nóbel de la Paz a personajes de oscura trayectoria, como, por ejemplo, al criminal de guerra Henry Kissinger, responsable de ordenar los bombardeos masivos en Viet-Nam.

Lo cierto es que se puede prostituir cualquier actividad y crear pornografía. Sin embargo, el tipo de pornografía que supuestamente más atrae a determinados sectores de la sociedad, es la pornografía erótica, la sexual. La pornografía sirve para muchas cosas, entre otras para suplir una falta de inteligencia. Por ejemplo, si un escritor no es muy bueno, puede incluir en su libro muchas escenas eróticas y asegurarse que la obra será un éxito de librería sin que en realidad tenga mérito literario. Están los casos del marqués de Sade, con sus degeneraciones sexuales, y libros como La pulga erótica de un escritor español. En este momento sufrimos una sobresaturación de pornografía, no sólo aquí como lo hemos señalado, sino en todo el mundo. Ya Albert Camus decía que la proliferación de este tipo de material era a tal punto excesiva, que la mente se cansaba de él y resultaba tan aburrido leer un libro plagado de erotismo como un manual de buenas costumbres. En realidad se recurre al erotismo como un medio de llamar la atención y, en efecto, se atrae a las multitudes como un imán. El “gran mercado” de pornografía en el centro de la capital, es mucho más: es el negocio de muchos empresarios y políticos.

Los expertos en sexología afirman que el pornógrafo manipula el subdesarrollo sexual de la gente, especialmente del adolescente. Se calcula que la población joven constituye el 50% del total y esto representa un potencial económico muy importante. Este núcleo, que es a quien va principalmente dirigido el material pornográfico, en general no puede satisfacer sus impulsos sexuales porque le falta desenvolvimiento, tiene inhibiciones, existen trabas sociales, así que buscan la pornografía como una válvula de escape, supliendo la realización de sus deseos con la fantasía sexual. Obviamente, una persona realizada en este aspecto no va a quedarse a la mitad del camino, no se detiene en el recreo de observar escenas estimulantes. El que lo hace es porque no está funcionando plenamente. Es una especie de frustración.

En El Salvador se ha discutido ampliamente la venta pública de material pornográfico, incluso los diputados han intentado aprobar leyes al respecto, como eso de elevar al rango constitucional la prohibición del matrimonio entre personas del mismo sexo, y otras solemnes tonterías que se les ocurran. Sin embargo, el centro de todo esto es que la pornografía es un negocio redondo, al cual disfrazan como obra de arte u órgano de información. Los mercaderes de la pornografía hablan de libertad de expresión literaria o artística, cuando en realidad lo único que les importa es engrosar su cuenta bancaria. Aquí ciertas damas encopetadas se rasgan las vestiduras y levantan su voz indignada porque en algunos colegios se les habla abiertamente de educación sexual a los niños. Se debe ser sensato y coherente con todo. Por ejemplo, es tan pornográfica la foto de una mujer en una postura ofensiva, como otra vestida con la falda hasta el huesito, porque ambas niegan la realidad.

Lo cierto es que hemos heredado muchas taras al sernos inculcada la idea del "pecado sexual". Si vamos a hablar de religión, pienso que en el acto sexual es cuando el hombre más se parece a Dios, porque es así como genera nuevas vidas, aparte de constituir un incremento del amor, su posibilidad máxima, su manifestación más patente. No obstante, la idea del pecado lo convirtió en tabú, en tema prohibido. Pero ahora el tabú ha sido sustituido por el ídolo; se ha querido convertir al sexo en algo súper importante, hasta que muchos lo ven como el único y el último objetivo de su vida. La pornografía contribuye a obsesionar a las personas de mente débil, incapaces de ejercer su propia libertad.

La prostitución, la pornografía y el material erótico constituyen el gran negocio internacional. Por cierto, existe un convenio firmado por muchos países en Ginebra, en 1927, que prohíbe la publicación y el tráfico internacional de materiales de este tipo. ¿Quién el guapo o el valiente que se atreve a lanzar la primera piedra y restringir la circulación de miles de películas eróticas y pornográficas? Se persigue, se captura y se decomisan DVD, revistas y CD a los vendedores del centro de la capital, pero no se llega al fondo del asunto ni la policía ni los mismos políticos se atreven con los de "más arriba", a pesar de que pueden basarse en esa ley internacional, suponemos, suscrita también por El Salvador.

En fin, toda libertad tiene sentido, mientras no atropelle las libertades de terceros. Cuando caemos en abusos y los defendemos, somos presas de nuestra propia libertad, que se convierte en "libertinaje". Al agredir la libertad de otros, somos "liberticidas". El Estado debe elaborar una ley que proteja los derechos de todos, y aplicarla al pie de la letra. Debe existir una mayor preocupación por el problema y no una evasión por temor a enfrentar conceptos de libertad. Ojalá el nuevo gobierno de izquierda reúna a un cuerpo de especialistas en las ciencias de la conducta que se avoque a estudiar los conceptos de moral, buenas costumbres, pornografía, erotismo, etc. para poder crear una legislación adecuada, inteligente y aplicable.

Pocote