Hay de mapas... a mapas!

Hace algún tiempo atrás, los sesudos de los organismos multilaterales instaron al gobierno arenero en turno, para que realizara un levantamiento de información concerniente a los sitios o poblaciones donde la gente estaba más jodida o rota por la lipidia. Estos organismos multilaterales intentaban con esta medida, tener más o menos cuadriculada e identificada la situación de pobreza en el país. Lógicamente, el volado no fue tan fácil de realizar, ya que al realizar la tarea en “campo”, se percataron que existía una gama casi interminable de gente con limitadas opciones de acceder a la comida y a los servicios básicos, no se podían, simplemente, encasillar de manera natural en una sóla banda a todo este puñado de gente necesitada. Fue necesario, entonces, aplicar toda aquella gama de definiciones que conforman la línea de pobreza hacia abajo y observas calificativos como: Pobreza reciente, pobreza coyuntural, pobreza inercial, pobreza estructural y pobreza crónica o extrema. Seguramente y conforme pasa el tiempo, te darás cuenta que esta gama de subdivisiones se ha vuelto un interminable abanico de posibilidades. Es claro que la tipificación era de suma importancia para los organismos multilaterales, para darse cuenta o, al menos, captar el nivel en el que los pobres subsisten en este terruño. Con la crisis económica actual, este mapa de pobreza se tendrá que actualizar, corregir y aumentar, con el claro objeto de identificar nuevos polos donde el guanaco de a pie, transcurre su existencia de la forma más paupérrima posible. Pero no sólo este mapa de pobreza sufrirá cambios en la nueva coyuntura política y económica que experimentamos; luego de la debacle del neoliberalismo, nuevos actores o instrumentos son requeridos para iniciar la marcha. Es claro que este país necesita de esta guía o norte para los tiempos de cambio que están por llegar. Lo primero que se puede necesitar en el cortísimo plazo, es el buen uso y destino correcto de los escasos dineros que llegan cada vez en menor cuantía a las arcas del Estado. Esto es, al menos, lo que está o debería estar suscrito en el papel; pero, qué es lo que hay en la práctica? ¿Qué factores impiden esta posibilidad de transparentar la gestión gubernamental? Pues, obviamente, la maldita corrupción arenera! Pero, vamos a ver...de qué podríamos hablar con estos nuevos instrumentos, pues hablaríamos de que sería de mucha utilidad e importancia contar con un mapa de la corrupción gubernamental, sí, como lo lees, un mapa que permita al nuevo ejecutivo poder enfilar sus baterías sobre los canceres enquistados en la administración pública. Ya me imagino que el presidente Funes diga, por ejemplo, "lístenme las instituciones donde hay corrupción reciente o, mejor aún, metan a la cárcel a todos los funcionarios que trabajan en las entidades donde hay corrupción extrema o crónica". Sabemos de muchos salvadoreños y salvadoreñas que trabajan en la administración pública, podrían brindar los insumos necesarios para documentar y formar el mapa de la corrupción estatal. Con este instrumento se le podrían dar las primeras señales al presidente Funes, de por dónde se debe comenzar a escarbar para erradicar este mal endémico, con el que nos han crucificado todos los gobiernos areneros. Kvernicola REENVIA - IMPRIME - COMPARTE - HAZ PATRIA...