El gobierno que todos queremos

Mauricio Funes dio a conocer el equipo económico que tendrá bajo su responsabilidad coordinar y ejecutar las políticas gubernamentales para superar la crisis heredada perversamente por los cuatro regímenes areneros, además de adelantarse al impacto del desplome financiero mundial, que ya está haciéndose sentir en el país con la pérdida de empleos, la disminución de las remesas desde los Estados Unidos y una baja considerable en la recaudación fiscal. El reto es enorme y los recursos y el tiempo muy escasos. Es indudable que para solventarlo se necesitan esfuerzos coordinados entre distintas fuerzas políticas; el aporte de la Asamblea Legislativa es impostergable, los empresarios, los trabajadores, la Corte de Cuentas, la Fiscalía General de la República y, desde luego, la presencia de un grupo selecto de hombres capaces de plantear, con visión de estadistas, las finalidades, las metas por alcanzar y realizar. Es decir, es necesario contar con los políticos, los hombres expertos y los técnicos capaces de solventar estas tareas. Es nececesario subrayar que esta clase de seres humanos no nacen por generación espontánea, sino que se forman en los centros de enseñanza superior, en las universidades y en las escuelas técnicas. En los cuatro sucesivos gobiernos de Arena, se han politizado al extremo muchas de estas personas, al grado de utilizarlos como activistas o simples testaferros para alcanzar fines perversos. Los casos más evidentes son el del Fiscal General de la República, el del presidente de CONCULTURA, el del presidente de la Corte de Cuentas, el del director de la PNC, el del presidente del Tribunal Supremo Electoral, la de la Canciller de la República y otros ministros que dejaron a un lado la envestidura de su importante cargo, para ponerse la chaqueta con los colores del partido Arena. Los tiempos por enfrentar son distintos y peligrosos. Habrá de acudir permanentemente a la concertación, a la coordinación de esfuerzos, a la colaboración e intercambio de ideas entre hombres y mujeres del campo profesional y gente del pueblo con alta creatividad. Se dice que la decadencia de la enseñanza universitaria y técnica es ostensible y ominosa, consecuencia de ello resentimos la carencia de hombres de ciencia, investigadores y profesionales preparados, eficaces y con capacidad para crear e impulsar nuestro desarrollo. Esta también es la triste realidad en nuestros días: la ausencia de los mejores. Tenemos entendido que el presidente electo hace sus mayores esfuerzos por integrar un equipo de gobierno con mentes lúcidas, honestos y dispuestos a sacrificarse las 24 horas del día para superar los gravísimos problemas dejados por los cuatro regímenes areneros. Y en medio de este páramo, como en la Edad Media, han surgido los alquimistas empeñados en transformar la materia en oro puro; han salido unos seres indefinidos que no se sabe si son cultivadores de una ciencia, de una técnica o, bien, son simple y sencillamente cultivadores de una nueva magia. Estos son los "economistas", los "administradores de empresas", los "analistas"...en suma, la nueva fauna de la vida política y social que se presentan ante las cámaras de televisión o en columnas de "la gran prensa", armados de un léxico esotérico y críptico, de una serie de estadísticas falsas y prefabricadas, y de unas manuables reglas de cálculo, que eran antes instrumento propio de los ingenieros, y que nos recetan, con engolada voz y complejo léxico, cataplasmas de ilusión y sinapismos de pedantería hueca y oropelesca. Lean ustedes a los columnistas Claudio de Rosa, los hermanos Samayoa, Manuel Enrique Hinds y Miguel Lacayo, y verán como lo perverso, lo infame y lo fétido lo transforman en oro puro, ni más ni menos, como esos alquimistas de la Edad Media (al fin y al cabo ellos se quedaron anclados en la prehistoria!). Desde luego, de esa decadencia de la cultura superior, de la pésima educación brindada a los salvadoreños, son responsables los cuatro gobiernos de Arena, mismos que se rodearon de testaferros, aduladores y marionetas para festejar todos y cada uno de sus fracasos, evidentes casos de corrupción, así como ara publicitar cifras económicas amañadas. En el fondo, también vamos compartiendo todos partes de esa responsabilidad, unos por acción -criminal muchas veces- y otros por omisión -también criminal en alto grado.- Nunca hemos protestado por el pobre estado de los espacios físicos, donde supuestamente se educan nuestros hijos, así como por el cobro indebido de cuotas, ni por la carencia de excelentes profesores y, en fin, por la pésima calidad de la educación, desde la primaria hasta la universitaria. Pero, como todo en la vida, hay gratas y ejemplares distinciones. Mucho habrá que trabajar y corregir en los próximos cinco años, para llevar la nave a puerto fel íz. Los salvadoreños han puesto su plena confianza en las nuevas autoridades, desde el mismo instante que tomaron la decisión de expulsar del gobierno a los corruptos areneros y optar por el Cambio y la Esperanza. No será tarea fácil; son densos los nubarrones en el horizonte cercano, pero los primeros pasos se están dando con seguridad, firmeza y sabiduría: los nombres de funcionarios del área económica, de Obras Públicas, del Medio Ambiente y de Agricultura, dados a conocer hasta hoy, despiertan entusiasmo y esperanza! En los primeros cien días de gobierno habrá que lanzar las primeras señales, eso ya lo hemos mencionado con anterioridad; ahora corresponde a estos nuevos funcionarios estar en sintonía con esas esperanzas y anhelos del pueblo, entre ellas: el anuncio de combate frontal contra la corrupción, los evasores de impuestos y los contrabandistas. Obligarlos, con base en las leyes de la república, a pagar las multas o meterlos a la cárcel por los delitos cometidos en contra de la nación. No se trata de revanchismos o venganzas tardías, simplemente se trata de cumplir con la Constitución, sentar las bases de la legalidad y, sobre todo, atender el mandato del pueblo, que claramente fue pronunciado en las elecciones presidenciales del 15 de marzo próximo pasado. Con esperanza, el pueblo ansía la toma de posesión del 1 de junio; pero, más allá de este necesario acto protocolario, espera el mensaje que el presidente electo dirigirá a la nación. Son esas palabras las que terminarán reforzando las ilusiones, convirtiéndose en hechos prácticos, transformando los sueños largamente mantenidos en realidades concretas. Cinco millones de salvadoreños en la patria de todos y tres millones de hermanos más en lugares lejanos, estarán a la expectativa, reunidos con su familia, viendo las pantallas de televisión o pegados a un radio o a un computador. Son a estos seres humanos a los que el nuevo gobierno no debe fallarles. El nuevo gobierno está en la obligación moral y ética de cumplirles, como expresa el juramento de "cumplir y hacer cumplir las leyes de la república", y más que eso : trabajar por rescatar al país del profundo abismo donde nos ha mantenido el deshumanizado modelo neoliberal, apoyado e impulsado por los gobiernos areneros en los últimos veinte años. A pocas horas de asumir el primer gobierno de izquierda en la historia de El Salvador, surgen esas caprichosas interpretaciones de los "analistas" y editorialistas de la "gran prensa" reaccionaria, todavía haciendo recomendaciones o exigiendo determinados rumbos, como si ellos tuvieran la fuerza o la autoridad moral para hacerlo; pero contra ellos también está la presencia de millones de salvadoreños, quienes con su paciencia, decidida entrega y fuerza moral, deberán respaldar todas y cada una de las decisiones del nuevo mandatario y de la vanguardia política que lo llevó a la presidencia de la república. Son, pues, estelares momentos en la gesta patria, instantes de reflexión y votos de confianza para avanzar en la avenida de la construcción y la consolidación de una patria distinta, incluyente y respetuosa de los derechos humanos de todos sus habitantes. Pocote REENVIA - IMPRIME - COMPARTE - HAZ PATRIA...COPYLEFT