Tórres : un chivo expiatorio de la corrupción.

Me he tomado algunos días para comentar el vergonzoso caso de corrupción que involucra al hijo de un guardia somocista y director departamental de San Salvador, por el partido Arena. Me refiero a Adolfo Tórres. Estamos esperando más investigaciones, que se deduzcan responsabilidades y que aparezcan más nombres, por cuanto en los últimos 20 años en este país se han cometido escandalosos hechos de corrupción, lavado de dinero, evasión fiscal y un creciente narcotráfico que lleva implícito violencia y crimen organizado. No es un ningún hecho aislado, ni todo se arregla rasgándose las vestiduras, destituyendo y expulsando del partido Arena a un delincuente, matón y corrupto. En el ambiente político nacional hay zozobra, angustia, temor indefinido. Hay sentimiento de repulsión por ese caso denunciado, pero también por la camándula de hechos en contra de la estabilidad de la nación, hechos que jamás fueron investigados, ni mucho menos castigados, a pesar de las irrefutables pruebas en contra de los delincuentes de cuello blanco. Entre los salvadoreños hay rabia por la impotencia de no poder hacer algo para prever estafas, robos millonarios y cambiar el curso de las cosas. El miedo nebuloso de otras épocas recientes -antes y durante el conflicto armado-, vuelve ahora, sólo que esta vez no con asesinatos de los Escuadrones de la Muerte, sino que la galopante corrupción : signo, estandarte y sello de los 20 años de los regímenes areneros. La impunidad, el autoritarismo y la prepotencia descarada de quienes se sienten amos y señores de la cosa pública se pone muy de manifiesto hoy. Unos funcionarios son la cola de los más encopetados, la verdadera cabeza del monstruo de la corrupción. Los cuatro gobiernos de Arena han conducido a este país al despeñadero. Los dirigentes areneros se han encargado de poner en puestos claves, como la Corte de Cuentas, la Fiscalía General de la República, el Tribunal Supremo Electoral, la Corte Suprema de Justicia, Hacienda, aduanas y más, a funcionarios sumisos, a marionetas para tapar los hoyos y ocultar la cadena de actos delictivos, pues lo mismo es culpable y reo de delito quien viola y asesina niñas, estudiantes o jóvenes empresarios; como también el que estafa, comete desfalco o abiertamente se roba el dinero que era para obras en beneficio del pueblo. Recuerdan a Romeo Majano y el robo millonario al Seguro Social? Y las licitaciones amañadas de compra de medicinas del Seguro Social y hospitales públicos que favorecían a los laboratorios Santa Lucía, propiedad de Alfredo Cristiani? Y el robo descarado del abono donado por Japón, y enbodegado en el Banco de Fomento Agropecuario? Y a estafa millonaria en Finsepro e Insepro, por parte de Roberto Mathies Hill, alto dirigente de Arena? Hay aun centenares de hechos delictivos más en los que han estado involucrados altos personeros del gobierno. Los antecedentes no permiten desviaciones ni subterfugios; pretender limpiar los tragantes y alcantarillas de la inmundicia con la separación de Adolfo Tórrez de "su cargo" , es como confesarse con el cura de la parroquia y pedir perdón por el magnicidio de monseñor Oscar Arnulfo Romero o los sacerdotes jesuitas. Se trata, precisamente, de hacer leña de los árboles caídos. Es menester señalar con valentía y poner el dedo en la llaga, cuantas veces sea necesario, para nombrar a los corruptos y exigir pronta y debida justicia, no sólo por la sanidad del país, sino para satisfacer la sed de justicia del pueblo. Ahora se atreven a decir que el ex-guardia somocista cometió un acto de temeridad y de irreflexión mayúsculas, al ofrecer abiertamente sus servicios; él es simplemente un peón, un eslabón en esa larga lista de delitos contra la nación y sus habitantes. Es evidente, pues, que destituir a un alto personero o alguien muy allegado al primer mandatario, no va a rendir, en forma alguna, dividendos materiales a nadie. Entonces, la intención es tratar de limpiar "hacia arriba" y mostrar un rostro distinto. Es este el verdadero significado de ese demagógico e insultante campo pagado, publicado inmediatamente por el Coena; pues no se trata de que desde hace más de un año tenían conocimiento de tal fechoría, sino que por 20 años han ocultado toda la podredumbre de la que muchos de ellos han sido capaces. El hecho es que han estado acostumbrados a cometer una serie de ilícitos, los cuales han sido debidamente ocultados o "desvanecidos" por sus marionetas y lacayos de la Corte de Cuentas y la Fiscalía General de la República. Ser pillados en sus fechorías, contradiría su propio postulado, se traicionarían en su convicción actual y, por tanto, resquebrajaría totalmente "su prestigio" humano y político. Durante estos 20 años se han permitido toda suerte de pillajes, amparados en el poder y la impunidad. Surgen una multitud de interrogantes sin respuesta. Hasta dónde, por ejemplo, han llegado las investigaciones para esclarecer el asesinato de los tres diputados de Arena y su motorista en Guatemala? Por qué razones hay implicados policías y narcotraficantes en el asesinato? Cuál fue la motivación que llevó al asesinato de los tres parlamentarios? Por qué nunca se especificó la ruta de llamadas telefónicas desde y hacia Guatemala? Por qué se asesinaron en el interior de una penitenciaría a los policías guatemaltecos? Quién dio la orden y permitió libremente el ingreso de los asesinos al penal de máxima seguridad en Guatemala? Qué papel juega el ex diputado Roberto Silva en tan macabro asesinato? Cuál es la relación que tenía o tiene el director departamental de Arena, Adolfo Tórrez, con Roberto Silva? Hay demasiada impunidad. Una violencia, una delincuencia y una corrupción franca, cínica, despiadada es la que se viene ejerciendo desde hace 20 años. La herida por la herida misma. Cómo gritar a los cuatro vientos que los que mandamos somos nosotros. No importa si los delitos no se los atribuyen, aunque en el comunicado del Coena, claramente aceptan su implicación, más allá de tener a su "chivo expiatorio". El título o los argumentos que esgriman, los imposibilitan de obtener ventajas materiales o políticas, mucho menos conquistas morales. Esas burdas palabras de "ser escudo para actos delictivos", no podrá ser tomado por cualquiera que tenga un mínimo de sensatez, más que como una máscara, detrás de la cual no puede haber sino el fascismo más crudo, inspirado, azuzado, pertrechado y conducido por los mismos que durante 20 años han cometido las peores barbaridades contra este pueblo, el que, por fin, despertó, enviándolos al panteón de las miserias humanas. A quién, a quiénes les interesa la confusión, la crisis, la delincuencia? Quiénes no sienten que la carestía ha sido llevada a niveles de crimen? La mano dura como sinónimo de sistema de orden dictatorial, la violencia represiva organizada a nivel de mando supremo (léase Coena), no los afectan, no los descontentan, no les cierra caminos, sino, más bien, les abre posibles, gordas y decididamente sucias ganancias. Los salvadoreños los conocen, saben sus nombres y al estrato social al que pertenecen, al club económico y religioso al cuál están afiliados y la demagogia y la impunidad con que se manejan. Ellos son los que se regocijaron en su momento con el magnicidio de Monseñor Romero, con la masacre de los sacerdotes jesuitas; y desbordaron ira con el triunfo del FMLN; ellos, los que hablan y viven, día tras día, en la demagogia, en la explotación, en la sangría al pueblo; los socios vergonzantes de las transnacionales; ellos, los vividores del erario; ellos, los que no han respondido ni pagado todavía por la masacre del 32 y la sangre derramada por miles de patriotas en el conflicto armado, ni por los muertos por hambre, enfermedades, o muertos en las fronteras del norte; ellos, los que han ocultado los crímenes y los robos millonarios al pueblo salvadoreño. El hijo del guardia somocista, Adolfo Tórrez, es nada más un eslabón en esa larga cadena delictiva; simplemente ha sido destituido y ahora tiene que pagar por no haber hecho "bien los deberes" y por caer en una red hábilmente tejida. en los Estados Unidos. A quién pretenden engañar los miembros del Coena y sus amos de la oligarquía? El pueblo conoce de todas sus fechorías, y si estas no han sido purgadas ha sido porque en 189 años o más, ustedes, ellos, sus lacayos y sus marionetas han detentado el poder político y económico. Pocote REENVIA - IMPRIME - COMPARTE - HAZ PATRIA...