Quien esté libre de pecado, que lance la primera piedra!

Hemos dicho que la impunidad de Enrique Altamirano se ha terminado, por lo tanto toda calumnia, difamación y ataques contra personas dignas y trayectoria limpia, así como contra el pueblo salvadoreño, será debidamente refutada. Nadie le está pidiendo al director de el diario de hoy, Enrique Altamirano Madriz, que renuncie a sus principios (si los tiene), a su extremismo ideológico, a su permanente amargura. Así fue creado, se le fomentó su odio de clase, su racismo y su xenofobia. El candidato presidencial del FMLN, Mauricio Funes, pone como única condición para concederle una entrevista a este medio de propaganda oficial, que cambie de actitud. Es decir, que modifique su conducta, así como la manera de tratar y de calificar a las personas. Altamirano puede morir siendo un anticomunista acérrimo, un hombre defensor a ultranza de sus ideas, aunque estén equivocadas (por ejemplo: defender un modelo económico totalmente fracasado a nivel mundial, como el neoliberalismo; o atacar sin fundamento ni argumentos al creador del materialismo histórico y dialéctico, Carlos Marx); pero nadie le ha otorgado derecho alguno para ofender a las personas, por humildes que estas sean, caso del presidente de Bolivia, Evo Morales, a quien sistemáticamente llama “El emplumado”, o “Evo suéter”. Hay diferencias notables entre los principios y las actitudes, como también las hay entre una audiencia administrativa en el acto de la expedición de la reglamentación pertinente y el debate en una legislatura que trata de la creación de una ley. La principal diferencia estriba en el hecho de que Altamirano no asume responsabilidad alguna sobre las mentiras y difamaciones que propala, ni siquiera concede el derecho a respuesta solicitado por infinidad de personas que han sido agraviadas o calumniadas en el medio de publicidad de su propiedad. Al menos los congresistas o diputados asumen responsabilidad ante el electorado que puede o no elegirlos en la próxima contienda pública. El joven político Mauricio Funes está en su pleno derecho, de conceder o no entrevistas a los medios de información, se lo concede la Constitución y su propia formación humanista; nadie lo puede obligar a someterse a los dictados o a la agenda amañada de periódicos como el diario de hoy, sobre todo si éste órgano oficial de propaganda de Arena, nunca ha cesado de calumniarlo, atacarlo y difamarlo públicamente, no sólo con epítetos groseros, como decirle “canalla”, “rojillo”, “comunista” o “tonto útil”; sino que en su edición del miércoles 28 de enero del año en curso, dedicó tres páginas de su pasquín para inmiscuirse en la vida privada del candidato, justificándose al decir que medios de comunicación en otros países lo han hecho con presidentes o personas con aspiraciones a cargos públicos. Si de “investigaciones periodísticas” se trata, si el diario de hoy es profesional e independiente, como afirma Altamirano, también debe preocuparse de publicar “algo” sobre la vida del candidato presidencial de Arena, Rodrigo Ávila, de seguro encontrará ahí aspectos interesantes, como sus dos matrimonios, sus vínculos extraños con pandilleros cuando fungió como director de la policía nacional; sus acciones en casas vendedoras de armas de fuego o agencias de seguridad privadas, su amistad con la sociedad denominada “Amigos”, es decir, personas que aceptan abiertamente su homosexualidad. “El periodista debe, como cualquier persona de bien, llevar una conducta decorosa y cumplir con las normas éticas de su profesión”, dice Altamirano. Cuáles son los principios morales que avalan la conducta del director de el diario de hoy? Serán, por ventura, los exabruptos, las calumnias permanentes, el odio de clase o xenofobia o su racismo público? Si realmente creyera en “la convivencia entre los hombres” y que “nuestro derecho termina donde comienza el del otro”, respetaría el mandato constitucional y legítimamente democrático de los presidentes Hugo Chávez (repito: ya quisiéramos tener en nuestro país un estadista del calibre de este hombre), Rafael Correa, Raúl Castro o Evo Morales. C Cómo es eso de decir que “defendemos el maravilloso legado jurídico de las grandes democracias, lo que es la herencia preciosa que nos dejaron pensadores griegos, los juristas romanos, los Padres de la Iglesia y los filósofos de todas las épocas”, cuando a duras penas tolera, pero no acepta, el arribo del presidente Barack Obama a la Casa Blanca, en Estados Unidos, simplemente por ser de raza negra; o fustiga la decisión de pueblos, como el paraguayo, de elegir como su mandatario a un obispo católico; a monseñor Oscar Arnulfo Romero, quien permanece en el corazón del pueblo salvadoreño, siempre lo ha calificado de “comunista” y “tonto útil” de las “bandas enloquecidas”. Usted, señor director, se vale de la ignorancia de grandes sectores de la población para envenenarlos con sus comentarios y noticias amañadas, acude al montaje de fotografías (como esas donde aparecen jóvenes con pañoletas del FMLN armados, posando en “lugares donde se desplazan”, bueno y si la inteligencia militar y la policía ya los tiene ubicados, por qué no los han capturado, juzgado y condenados? Puras patrañas!). También recordamos cuando reporteros de su periódico hicieron un rótulo con su puño y letra donde se leía “Este hospital está cerrado”; lo colocaron en una pared del Hospital Neumológico de los Planes de Renderos y le tomaron una foto, la cual fue publicada en su periódico. Era parte de la campaña contra el presidente José Napoleón Duarte y el Partido Demócrata Cristiano, al cual usted ahora apoya, sencillamente porque conviene a los intereses bastardos de la oligarquía y Arena. Con todo, las mayorías poblacionales están utilizando su propia experiencia, para desmentir la visión mentirosa de la realidad de nuestro país, que Arena, el gobierno y sus órganos oficiales de propaganda, divulgan. La fuerza de la razón interviene en la política para desenmascarar la calumnia y las campañas sucias, cumple una función concreta, necesaria e irrenunciable de iluminación contra el oscurantismo, la perfidia y la suciedad. Lo hizo en su momento Pablo Neruda con sus poemas, lo hizo Ernesto Cardenal, cuando las agencias de prensa imperialista intentaban ganar la batalla de la verdadera liberación e independencia a los pueblos hermanos de Chile y Nicaragua. Usted, con su poder mediático, o la oligarquía con todos sus millones, no podrán por siempre mantener sojuzgado a este pueblo tan valeroso, pero castigado y sumido en la miseria por los gobiernos de Arena. De manera perversa acude a “analistas” o políticos de derecha, para avalar y darle fuerza a las calumnias que propala su medio de publicidad. También lo hace citando a pastores religiosos, para crear un perverso antagonismo con el joven candidato presidencial del FMLN. Yo le recomendaría leer, sin apasionamientos ni trabas ideológicas, el bello poemario Canto Nacional, de Garcilaso; disfrútelo con placer estético, verá una realidad que, por sus propios valores instranferibles, por la misión que sólo ella puede cumplir, se convierte en el poema concreto, como algo imprescindible en la vida y luchas políticas. Obra que nos habla de una realidad social y, sobre todo, revela, con sensaciones, (mucho más eficaces que las cifras) el mundo prometido que habrá de conquistarse, la limpieza y el placer del hombre con el paisaje y con la sociedad que habrá de crearse y, un poco bíblicamente, restaurarse: el futuro en Canto Nacional es la conquista del paraíso, pero no un paraíso fuera de la historia, sueño o afán que se anhela entre cadenas, sino un lugar hecho por el hombre ,con sus manos y su historia actuales. Hago mención de esto porque usted pregona ser “un hombre culto” y un “creyente” (desde luego, en la mercancía, en el valor, en el dinero; pero jamás en la solidaridad, en el bien común o en el humanismo cristiano. A las pruebas me remito). Su forma tan prehistórica de pensar es congruente con “los valores” que sustenta la oligarquía y Arena, su instrumento político. Este pensamiento es compartidfo, tambien, por todos los testaferros, lacayos, plumíferos y mercenarios de la palabra, quienes desde hace rato “vendieron su alma al diablo”, en contra de los más genuinos intereses del pueblo salvadoreño. Usted, señor director, en sus editoriales, noticias diarias y reportajes amañados, expresa la visión oficial del partido Arena y de sus patrocinadores; se mueve y actúa con las reglas que le favorecen, o con la pauta publicitaria que “engorda” sus cuentas bancarias. Hablar de la deshumanización del mundo y de la explotación, como resultantes del triunfo del valor de cambio sobre el valor de uso de los productos, y del carácter exclusivo de la ganancia en la cumbre de las virtudes sociales en el capitalismo, es una explicación del fenómeno, pero no la encarnación de la crueldad que esto provoca. Esto lo describe perfectamente un poema de Ernesto Cardenal, con el que cerramos esta aclaración y necesaria respuesta al señor Altamirano, conocido por el pueblo salvadoreño como el dinosaurio : “Corrupción, corrupción nacional fue el banquete de los banqueros en un banquete de zopilotes... caballeros de negro frac en rueda, como zopilotes... Y los políticos, como murciélagos ciegos que nos cagan, colgados en lo oscuro, cagándonos y orinándonos... Cagadas y meadas de los murciélagos color de tinieblas negras, alas revoloteando en el aire negro.” Pocote IMPRIME, REENVIA, COMPARTE...HAZ PATRIA!