Cambios sociales y derecho a la información

En una democracia plenamente establecida y garantizada por el buen funcionamiento de sus instituciones, los medios de comunicación pueden en determinado momento, sobre todo en procesos electorales, tomar una opción por una línea política e ideológica, esto nada más en lo concerniente al componente editorial y de comentarios; en lo que respecta a las noticias estas deben ser imparciales e informar de todo lo bueno y lo malo que produzcan partidos y candidatos. Asimismo, los medios no pueden calumniar, incursionar en la vida privada y mucho menos prestarse a “campañas sucias” para desacreditar a un político que goza gracias a su carisma, capacidad y simpatía, del apoyo de la población.

El diario de hoy es un vivo ejemplo de lo que un medio de comunicación NO DEBE HACER, no lo decimos sobre su línea ideológica y su comportamiento informativo en torno a las elecciones presidenciales por realizarse el 15 de marzo del año próximo, sino por una serie de irregularidades cometidas en la cobertura de distintos hechos y acontecimientos, pues más allá del deseo del público porque se le informe con veracidad y oportunamente, priva el sectarismo y la posición ideológica del dinosaurio que funge como propietario y director. Veamos algunos ejemplos:

Los abogados y los jueces de la república se quejan constantemente de la línea informativa de el diario de hoy, debido a que este medio condena a los acusados de determinado delito sin que todavía se le haya juzgado y se le encuentre culpable o inocente. Lo acusan de “poco serio” al hacer “gran despliegue” noticioso cuando se señala a un político de izquierda de haber sido capturado por la policía cuando conducía su vehículo en estado de embriaguez; pero que apenas dedica unas cuantas líneas o ignora el caso cuando se trata de un banquero notable o de un “ilustre empresario” acusado de fraude, estafa o implicado en una licitación amañada para obtener un jugoso contrato.

Los jueces probos reconocen que, al tender a la igualdad de la justicia para todos, las condenas deben ser dictadas por los tribunales, a su discreción. No es correcto y está contra todo orden, que las sanciones sean impuestas por la prensa. El diario de hoy se atribuye funciones que no le corresponden, increpan a los jueces porque “no sancionan ni condenan” a los supuestos autores de un delito capturados por la policía y remitidos a los tribunales. La jueza de Menores, Aída Santos, ha tenido agrias disputas contra este medio porque permanentemente está señalando a los jóvenes de “delincuentes juveniles”, cuando no se ha seguido un debido proceso y no se ha profundizado en las causas o en los motivos de determinado hecho. La ley dice que nadie puede ser condenado “sin antes ser absuelto o vencido en un juicio”. Además existen normas universalmente aceptadas que prohíben divulgar los nombres de menores de edad y aún, en algunos casos, de los crímenes posiblemente cometidos.

En otro ejemplo, el diario de hoy irresponsablemente acusa a alcaldes y alcaldías del FMLN de favorecer a ciertas personas y empresas en ventas de vehículos, maquinaria y muchos artículos más para la realización de determinadas obras. Lo que maliciosamente oculta es que ninguna institución pública puede hacer contratos para la concreción de obras millonarias sin pasar por las licitaciones estipuladas por la ley: si un funcionario lo hace se expone a graves sanciones que no sólo podrían significar la expulsión de su cargo, sino la prisión por corrupción o exceso de las atribuciones expresamente señaladas por las leyes de la república.

Dicho lo anterior queremos referirnos a la queja de el diario de hoy porque Mauricio Funes, candidato del FMLN se negó a aceptar una entrevista con periodistas de este medio “asegurando que no la concederá mientras no se cambie la política editorial contra su persona y el partido que representa…” Lo expresado en los párrafos anteriores: un medio de comunicación puede optar por apoyar a determinado político en sus editoriales y comentarios; pero está OBLIGADO por ética e indeclinable servicio a la comunidad, a ser imparcial, preciso y veraz en las noticias relacionadas con declaraciones públicas o actividades que realice el candidato.

Sin embargo, el diario de hoy no cumple con ninguna normativa de ética y responsabilidad que señalan las normas y códigos universales sobre transparencia y derecho a la información: al partido FMLN el director de este medio lo acusa de estar formado “por una banda de forajidos”, de “asaltantes y terroristas”, “chusma” y mucho más; mientras que al candidato Funes lo llama “rojillo”, “tonto útil”, “comunista solapado” y últimamente “canalla”, que según el diccionario enciclopédico se define como: chusma, gente ruin y hombre despreciable. ¿Cómo podría una persona honorable y figura política reconocida y ampliamente aceptada y apoyada por la población aceptar una entrevista con un periódico que lo maltrata, lo calumnia y lo califica con epítetos tan duros permanentemente?

En el acto de proclamación de su candidatura en noviembre del año pasado, Funes logró concentrar a más de 100 mil salvadoreños de distintos estratos sociales en el Estadio Cuscatlán. Un acontecimiento históricamente memorable y comparable nada más con la capacidad de convocatoria que tienen las iglesias evangélica o católica. El diario de hoy no destacó en sus páginas al día siguiente este hecho, por el contrario su fotografía de portada fue un festival y una pupusa gigante elaborada en Los Planes de Renderos. Tampoco comentó pasajes del mensaje dirigido a la población por el joven y carismático político de izquierda.

El ignorar semejante acontecimiento en la vida política de la nación retrató de cuerpo entero a el diario de hoy, porque no procedió de forma profesional ni se ciñó a las más elementales normas éticas que rigen el periodismo informativo, pues la población salvadoreña y sus mismos lectores esperaban sendas noticias, graficas y reportajes para confirmar la justeza de tal hecho. Sin embargo, procede de manera torpe y prejuiciado al destacar un festival de comida típica que no tiene significado ni impacto noticioso. Esto no es necesario que lo reafirmen expertos en la materia, sino que lo reconocen los mismos salvadoreños.

Cuando el candidato a la vicepresidencia de Arena, Arturo Zablah convoca a la sociedad civil a una reunión a la que llama Alianza por el Cambio, la que según sus palabras aportará 300 mil votos a la fórmula presidencial arenera, escasamente lograr reunir a “unos cinco mil miembros de las bases departamentales” en el anfiteatro del Centro Internacional de Ferias y Convenciones. Sin embargo, el pálido acto, con deslucidas intervenciones de Ávila, fue ampliamente destacado por el diario de hoy en la edición del domingo 7 de diciembre del año en curso, que paradójicamente informa que “aunque no se cumplió con las expectativas de llenar el anfiteatro, al lugar llegaron unas 5 mil personas provenientes del país, algunos de ellos miembros del Movimiento Social Cristiano que lidera el ex pedecista René Aguiluz”.

La población tiene el derecho a conocer las cosas que son necesarias para la supervivencia y para la búsqueda del bienestar, por lo tanto nadie debería discutir que el hombre y la mujer tienen el pleno derecho para conocer aquellas cosas que les son necesarias para su desarrollo y obtención de la felicidad. En el caso que nos ocupa, el diario de hoy procede en forma sesgada, irresponsable y totalmente alejado de todos los códigos universales sobre el derecho a la información de las personas. Su director racista confeso, se atribuye el derecho personal a publicar todo aquello que a su juicio es bueno para la población, a imponer su criterio y su forma de pensar. El quisiera que todos los salvadoreños aceptaran como “bueno y conveniente” el neoliberalismo, el libre mercado, el mísero salario mínimo y la explotación de los trabajadores, la discriminación y parcialidad en la justicia, los gobiernos derechistas y, en fin, la total postración de la población. Según su cavernaria manera de razonar, los empresarios capitalistas son “hombres buenos” porque generan empleos y alientan la producción: ellos deben llamarse la vanguardia de la nación; los explotados por sus prácticas mercantilistas y los que organizadamente protestan por la falta de agua, y carencia de medicinas en los hospitales, son calificados de “chusma” .

En síntesis, señor dinosaurio, el derecho a la información incluye aspectos fundamentales como apreciar si las escuelas a las que asisten nuestros hijos son buenas o malas; o si el joven por quien ha perdido la cabeza su hija es digno de confianza, si sus vecinos son honrados o si son ladrones o criminales; si los medicamentos que compra son eficientes, baratos y de calidad; si los precios que paga son equitativos; si los impuestos que soporta son los que se cobran a otras personas en iguales circunstancias; si en los hospitales hay suficientes medicinas y médicos capaces, honrados y diligentes en su servicio a los pacientes. Usted y su medio de publicidad han venido por años tergiversando y erosionando el derecho a la información. Esto tiene que terminar, y así como en su momento lo dijimos SU IMPUNIDAD y sus demenciales ataques y calumnias contra la población tendrán su pronta y merecida respuesta.

Pocote