Ambición versus convicción!

En la vida uno intenta forjar en los seres queridos a los que se nos “permite” tener bajo nuestra responsabilidad, algunos valores y principios que les coadyuven a un buen transitar por este espacio terrenal, y, sobre todo, que ese caminar lo realicen, en la medida de lo posible, dignamente y con la frente muy en alto.

Algunas veces las decisiones que se escogen, luego de tamizarlas con este compendio de valores, principios y aspectos morales, no siempre son fáciles de asir o de asimilar para muchos. Es natural, entonces, en esta sociedad consumista, que el público o la majada valorice grandemente la posibilidad de acceder a más billete, muy a pesar de las propias convicciones y valores. Aunque la situación económica es dificil y muchas veces no da para pensarlo dos veces, da gusto observar que en algunas personas los valores morales y las convicciones están muy por encima de los deseos materiales. Si yo hubiera estado en los pies de la persona de la historieta que les pongo a continuación, y pensando en mi prole, quién sabe lo que yo hubiera hecho. Por eso rindo gracias a mi Ser superior, que me permite no exponerme a este tipo de decisiones difíciles y complicadas. Las nombro "difíciles" y "complicadas", ya que aunque la situación que les expondré es una simple figura guanaca que observamos en la vida de todos los días, es importante por el contexto de incertidumbre económica que muchos experimentamos, más en esta época de abrazante consumismo. Además, cabe mencionar que las lecciones de vida no siempre vienen con envoltorios suntuosos o de la mano de grandes personajes, mucho menos llevan grandes sacrificios intrínsecos, normalmente están más relacionadas a un simple y llana palabra: NO ACEPTO!. Lo importante es la reflexión de un hecho que intencionalmente es movido por la convicción, más que por la ambición. Algunos en esta vida buscan más la satisfacción que da la obtención del dinero bien habido, que el simple y cochino enriquecimiento! La trama de este comentario se relaciona a las necesidades pecuniarias de una cipota, con la voluntad de aportar con metálico a la situación económica de su familia, en estos tiempos difíciles que les sufrimos a los areneros; este tipo de ayuda siempre será una bendición muy esperada y, sobre todo, un esfuerzo muy atesorado. Pues la cipota de esta estampa guanaca, se dio a la tarea de comenzar a colgar su hoja de vida en las diferentes empresas de este país. Qué cosa tan difícil es para un cipote o cipota, la siquiera posibilidad de una opción laboral, no digamos encontrarla, y mucho menos que esta no sea un pacto negrero firmado con los diablos salvadoreños. La cipota asistió a cuanta feria laboral se le puso en el camino, unas más colmadas de propaganda gubernamental y de opciones cuasi maquileras, que de oportunidades reales. En eso le avisaron de un trabajito de ventas para esta temporada navideña, con un salario de $180.00 mensuales, pisto que le permitiría, al menos, llevar un poco de respiro al seno de su familia. Pues la cipota fue a la entrevista y, de entre otras 30 salvadoreñas, quedó seleccionada para el flamante trabajo de temporada. Pero en estos tiempos hay muchos más trabajos de temporada, aún no se había presentado a su primer día laboral cuando una su chera le avisó que estaban solicitando a bichos en las filas de la juventud arenera. El salario que les darían al integrar esas filas sería de algo más de $400.00 mensuales. La amiga se ofreció a involucrarla, ya que ella ya estaba incorporada! La cipota del cuento le dijo a su amiga que ella no podría ayudar a la causa de los areneros, ya que eso significaría tirar al traste sus convicciones y creencias de lo que es justo. "Sería como meterme a ladrona e incluso a prostituirme, no lo digo por vos amiga, sino por lo que me han enseñado en mi casa desde que tengo uso de razón", le expresó con firme convicción.

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