El Dinero no Alcanza!

En los últimos años el dinero no alcanza (todo comenzó con el gobierno de Francisco Flores y la dolarización) , entre el pago de colegiaturas, los recibos de luz, agua, telefonía, alquiler de vivienda o cuota para amortiguar el costo y la alimentación, se va todo el salario y, si acaso, sobran unos centavos para gastos imprevistos. Esto para salvadoreños con empleo bien remunerado. Al resto de compatriotas, que Dios los socorra! En el mercado hay posibilidad de pedir rebaja en el precio de los chiles, las cebollas y, quizás con suerte, en la libra de papas; en los grandes almacenes no se discuten los costos, sobre todo si existe una engañosa etiqueta con el rotulito de “oferta”. Los salvadoreños nunca han sido pasivos clientes, no reparan en la calidad de los productos y, tantas veces, no es sino hasta cuando llegan a sus hogares que se dan cuenta que sardinas, leche o jugos están vencidos. No hay vuelta atrás, no existe organismo que vele por sus intereses. Evidentemente, lo han engañado y, lo más seguro, es que su amigo o su vecino le echarán la culpa a usted por no fijarse en la fecha de vencimiento: el establecimiento comercial queda exento de culpa, a pesar de su mafiosa forma de proceder al no retirar de las vitrinas o estantes tales productos. Y usted qué hace? En el 99% de los casos, usted por ser "guanaco" (salvadoreño, pues) no hace absolutamente nada. Cuando mucho, echa la carne, el bote o cartón de leche a la basura y santas pascuas, pues le da pena o no se mete a reclamar al gerente del supermercado. Exaltado por esta gloriosa terminología de la inercia, el subdesarrollo sigue, felizmente, adelante. Los gobernantes de este país hacen lo que quieren con el pueblo: le meten por la fuerza la dolarización y los Tratados de Libre Comercio; nadie se responsabiliza por los altos costos de los combustibles. “El petróleo a nivel mundial está caro”, explica el presidente Saca, y como loros en estaca lo repiten los ministros y los diputados. Desde hace dos semanas que el barril de petróleo cuesta menos de $100.00, pero en nuestro país no bajan los costos del galón de gasolina; las medicinas, en el último mes, han aumentado de precio, lo mismo que los productos de primera necesidad. Quién defiende, en este país de tan encendidos contrastes, al consumidor? Nadie! Si él no se defiende a sí mismo, nadie lo hará. La Defensoría del Consumidor y el Ministerio de Economía funcionan como es notorio que estén funcionando: mucha política, abundante verborrea y se acaba la cosa. Los supuestos inspectores no son sino manos tendidas y bocas hambrientas. Hace unos meses, en un supermercado de San Miguel, vimos unas latas de sardinas vencidas, se las mostramos a una cajera, nada más nos miró como diciendo "y a usted qué le importa?" Lo más seguro es que las latas las llevaron a otro supermercado o, como sus dueños, según el gracioso calificativo dado por el diario de hoy, "son filántropos y bondadosos", seguramente le regalaron todo el lote a un asilo de ancianos o a un centro de niños huérfanos. Lo único, en conclusión, que puede defender al consumidor contra la marrullería de productores y vendedores es el Espíritu Cívico. Pero se da el caso que en El Salvador de nuestros días se tiene de todo, desde el patriotismo más encendido que enarbolan los areneros con su himno incendiario, hasta los restaurantes y centros comerciales exclusivos; no se tiene, sin embargo, Espíritu Cívico. Pero, qué es el espíritu cívico? Es, por ejemplo, protestar con vigor si frente a una ventanilla de una farmacia o un consultorio del Seguro Social hay una cola de veinte metros, y si detrás de otra ventanilla una empleada está hablando por teléfono o platicando alegremente con sus compañeras, mientras los pacientes de la tercera edad esperan pacientemente ser atendidos. En fin, tener sentido cívico es olvidarse de la ceremonia india y de la altanería española para empezar. Pongo otros ejemplos : controlar, cuidadosamente, los cobros indebidos en los recibos de agua y luz. No permitir que el gobierno siga abusando de nuestra paciencia y nos imponga otro régimen nefasto por cinco interminables años más. Debemos ir a la conquista de ese Espíritu Cívico y rechazar la prepotencia, el autoritarismo y la demagogia insultante de este gobierno, comenzando por el mandatario, quien impunemente se presenta ante una asociación de empresarios para exigirles que ordenen a sus empleados que se abstengan de apoyar o votar por los candidatos del FMLN. Una grosería de quien se supone sea la última voz que oriente a los salvadoreños. Desde luego que el costo de la vida está ligado a la incapacidad de este y los anteriores gobiernos para establecer una sana economía de precios y una justa distribución del ingreso. El Espíritu Cívico nos podría llevar a ser menos pasivos; pero la solución profunda de nuestros graves problemas radica en el cambio radical de la forma de administrar el país. La canasta básica únicamente podría bajar considerablemente su costo si nuestra agricultura produjera lo necesario para satisfacer las necesidades internas y exportar el excedente. Si tuviéramos políticas integrales en materia de Salud, agua y Educación, también podríamos aspirar a la felicidad y el bienestar de TODOS LOS SALVADOREÑOS. Muchas o quizás todas esas cosas nada más las podemos conquistar con un gobierno distinto, uno que esté alejado de la demagogia, de la hegemonía de otros países y de los grupos económicos de poder. Publicado por Pocote http://el-salvador.blogspot.com/ REENVIA - IMPRIME - COMPARTE - HAZ PATRIA... .