La Jodarria del Fin de Semana...

ANDANZAS Y MALANDANZAS DE UN TAXISTA...

¿Por cuánto me lleva la iglesia Elim, allí en Ilopango?, me preguntó una señora, con su biblia debajo del sobaco, tras hacerme parada allí por el Reloj de Flores. Vestía una blusa blanca y una falda azul oscura larga hasta los ojos de los pies : no quería alborotar el deseo carnal en las mentes pecadoras que rondaban por allí.

Llegamos. Ella se bajó y me pagó y yo me disponía a largarme de allí cuando vi a cuatro sujetos que, tras varios segundos de confusión, reconocí que se trataba de políticos de la plana mayor del Partido de Conciliación Nacional (PCN). Así que me quedé y ver de qué se trataba aquello. Me quedé parado a la entrada de aquel recinto, un gran salón atestado de gentes con biblias en sus manos. No quise pasar y sentarme; no soporto a esas gentes fanáticas que me obligan a oír coritos a las 11 de la noche. Pink Floyd no se oye bien con locos gritando y saltando detrás de mi cuarto. Los detesto. Me quedé allí, pues, parado, observando con detenimiento. En la primera fila, frente al altar central, estaban los cuatro dirigentes pecenistas, gentes con un historial a veces oscuro, testigos y participantes de toda clase de chabacanadas, jugarretas y puñaladas políticas. Gobiernos van y gobiernos vienen, y esos hombres siempre allí en el nido del poder, haciendo de las suyas. El pastor, micrófono en mano, ubicado al centro del escenario, dijo con entusiasmo: Hermanos, démosles una calurosa bienvenida a nuestros invitados especiales, que no dudamos esta noche encontrarán al Señor : Ciro Cruz Zepeda, Rafael Machuca, Orlando Arévalo y Chico Merino. ¡Aleluya! Gritó. Ciro Cruz Zepeda vestía su ya clásico look: una mezcla de charro mexicano (bigote incluido) con periodista, dado que sobre su camisa siempre lleva puesto un chalequito caquis como los que suelen usar los periodistas en medio de guerras. Cuando uno lo ve, da la impresión de estar viendo al Piporro de corresponsal de guerra en Afganistán, algo disparatadísimo. Aunque ustedes no lo crean, Dios me ha dado un don, el don de leer los labios. Eso se aprende, pero a mi me llegó así nomás, sin proponérmelo. Gracias a esa facultad, pude saber, desde cierta distancia, lo que se susurraban aquellos políticos pecenistas, sentados como mansas palomas allí en la Iglesia Elim. El Señor hará la obra esta noche, hermano Ciro!, dijo el pastor, vestido de saco negro. Pude ver que Cruz Zepeda soltó una risita, pero en el acto fue reprendido con un codacito en la costilla por Machuca, como para decirle "comportate". Leí los labios de Ciro, y este preguntó a Machuca: Tenemos que hacer toda esta paja? Y el otro dijo "pues sí, a eso hemos venido". Ajá, aquí hay algo podrido, me dije. Y seguí leyendo los labios de aquellos sujetos, y más o menos los diálogos iban así: CIRO: Prometeme que es la primera y última vez que me traes aquí, Chico. CHICO: Bueno, ¿querés ganar o no los votos de estos hermanitos para que sigamos en la jugada? CIRO: Pero, puta!, esto es demasiado, hombre! MACHUCA: No jodás!, vos solo seguile la onda al pastor. Tratá de decir amén a todo. CIRO: Amén, hermano Machuca, jeje! MACHUCA: Ya vas de bayunco! El pastor dijo entonces, solemnemente, : ahora hermanos vámonos a Gálatas 6:16; y todos los allí presentes abrieron sus Biblias. Comenzó a hablar sobre aquellos que, tras aceptar al Señor, pasan a formar parte de una lista conformada por unos 144,000 elegidos que, al morir, irán a dar directamente al cielo a gozar de todas las mieles del paraíso. "Lástima que no somos musulmanes para tener allí nuestras virgencitas", bromeó Machuca, por lo bajo. Los otros tres intentaron no reírse. Luego, como si conocía todo el historial tumultuoso de los líderes del PCN, el pastor lanzó un grito desaforado, viendo con dureza a los dirigentes : ¡Hermanos, arrepiéntanse de sus pecados! MACHUCA: Este pastor ya te puede, Ciro, jeje! CIRO: Yo creo que está hablando a vos, de todas tus marufiadas en la Asamblea, jiji! Y llegó el momento en que el pastor llamó a aquellos que querían aceptar a Cristo. Un tecladista tocó una música melodiosa. El Señor murió por ti, Aleluya, vengan a recibir a Cristo, vengan, dijo. Y llegó la prueba de fuego para Ciro. Porque Orlando Arévalo le dijo: ORLANDO: Vaya, ahora subís y orás con el pastor, como que estás aceptando al Señor. CIRO: Nombre, eso ya es demasiado, Orlando, hasta allí no llego. El plan sólo era mostrar que estábamos en la onda cristiana, para ganarnos los votos de estas gentes, no te pasés! CHICO: Dejate de cosas, la mejor mula se me está echando. Yo subo primero y doy un testimonio de cuando borracho agarré a balazos a la patrulla de la PNC. Luego vos te lanzás, poné cara de arrepentido y te hincás. Si es posible hablás en lenguas. CIRO: Pero esto es ya muy descarado vos; es cierto, la gente ya nos puede, pero esto es un poco exagerado. MACHUCA: Bueno, ¿querés o no los votos? Ya tenemos al amigo Chévez como candidato presidencial... Entonces supe que el PCN ha nombrado a un miembro de la Iglesia Elim, apellidado Chévez, como candidato presidencial. CIRO: Bueno, las cosas que tiene que hacer uno por el amor a la Patria, jiji. Y entonces mis ojos vieron algo que nunca pensé que llegarían a ver, el colmo del descaro. Primero fue Chico Merino el que subió al estrado y recordó cómo él, bajo la influencia del demonio alcohol, disparó hace años contra una patrulla de la PNC... ¡Estaba preso de Satanás!?, dijo Merino a la concurrencia. Y luego Ciro, con el atuendo de Piporro-corresponsal de guerra, se levantó de su asiento y caminó con una cara que mostraba gran pesar hacia el altar. El pastor gritó : Aleluya, el Señor está haciendo obra esta noche, amén!

Ciro se arrodilló, casi llorando. Y el pastor le colocó sus manos en la cabeza, gritando: Ciro Cruz, ya estás salvo, recibe la gracia del Espíritu Santo! Y el líder del PCN empezó a hablar en una jerigonza ininteligible, y empezó a moverse alocadamente, como quien está a punto de caer con ataque de epilepsia. Está hablando en lenguas, dijo alguien.

El pastor gritó: ¡Aleluya!, el hermano Ciro ya está hablando con el Señor! Terminó aquel show, y los pecenistas se fueron felices en sus camionetas blindadas. Púchica, se ven cosas en este oficio de taxista. Amén! Por Catalino “El Mojado” Zepeda (No es familiar de Ciro) En algún lugar de la Mancha Contrapunto

Y para los que les gusta bailar.. con taxistas....

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