Arena se empeña en perder...

La definición favorable de una situación militar o política exige, en términos estratégicos, el pleno conocimiento previo de las fortalezas y las debilidades, ofensivas y defensivas, que la realidad dada plantea. Ningún estratega va a una batalla confiando en que sus carencias o problemas se solucionarán por azar en el camino. Pero precisamente esto último es lo que Arena ha hecho desde el inicio mismo de la competencia electoral, al elegir a Avila como candidato y al pensar que lus bultos se van a acomodar en el camino.

Colaboración especial de El Ceguetas.

Arena comenzó anunciando un viraje estratégico en sus concepciones ideológicas y políticas de fondo, en el sentido de una apertura incluyente y de un corrimiento desde la extrema derecha hacia un futuro y bien hipotético gobierno "socialdemocrata", así como lo describe Rodrigo Avila, siendo incapaz de asperar diferencias al interior del partido mismo, para presentarse ahora, a tan solo pocos meses de las elecciones, sin candidato a la vicepresidencia.

Además, como ese demagogo viraje es sólo una simulación destinada exclusivamente al discurso electoral, no se concretó en especificidades programáticas y, por el contrario, generó una creciente cadena de contradicciones entre la cúpula arenera (Saca, Figueroa, Funes), entre el candidato elegido por ellos y el resto del partido; entre el discurso y la práctica y, finalmente, en el mismo discurso que ahora se ha vuelto cada vez más incoherente, producto de la afasia semántica de Avila. El problema es que no hay, en absoluto, ningún cambio de referentes. Mientras tanto, los signos que evidencian y desmienten la realidad del supuesto cambio proclamado están a la orden del día: el neoliberalismo económico (que ha probado que se dirige hacia la debacle) y la corrupción, siguen siendo el horizonte de su modelo.

El segundo gran tropiezo consistió en otra simulación: vender como señal de moderación el discurso conciliante de un antiguo miembro paramilitar, hecho contradictorio en si. En este punto se generó un doble problema: la cesión de la candidatura y las riendas del Coena se quedó en el mero nivel simbólico, puesto que a Avila no le concedieron ni le concederán la menor cuota de poder decisivo, tanto en la formulación del programa, como en la selección de su vicepresidente, ni, tampoco, en la del equipo legislativo, llegando incluso a imponerle, en los dos ámbitos, elementos de los cuales él mismo no tiene la más mínima idea.

El segundo problema es que Avila, por su temperamento despistado y estilo "en la luna", resultó en realidad un pobre títere que, de inmediato y haciendo gala de una grave ignorancia de los grandes renglones económicos y políticos, comenzó a ser burla hasta de la gente de su mismo partido, sino recordemos las declaraciones de Hugo Barrera, quien se refirió a Avila como "el dundo". Todo esto sin tomar en cuenta los groseros errores que el candidato ha cometido, como la reunión con los asesinos de la Tandona y las declaraciones vertidas en El Faro, al respecto de que ha matado y que se siente muy bien.

Por último, Arena no hizo ningún relevo dirigencial que expresara o diera credibilidad al supuesto e hipotetico viraje socialdemocrata; en sus mismos puestos cupulares, y aun más fortalecidos, quedaron los antiguos jefes cuyo pasado de robos, narcotráfico, escuadrón, pólvora y sangre, y su presente de oscuras relaciones ya no tan secretas, supone un techo de vidrio que, a juzgar por varias investigaciones en curso, podrá quebrarse de un momento a otro y precipitar el naufragio tricolor.

La ambigüedad, como sello característico del actual discurso político de Arena y de Saca, quien no cede lugar mediatico a Avila, no se debe a la ausencia de la facultad intelectual que supone la capacidad de expresarse con claridad, sino al fundamento mismo de la estrategia elegida: la simulación para poder continuar con la corrupción institucionalizada. Es esto último lo que a Arena le abre flancos incesantemente, y lo que ha convertido a sus voceros y a su candidato en desesperados y peligrosos contrincantes.

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Agradezco al equipo de el Trompudo por haberme corregido el texto y por darme chance de publicar algo en un lugar que es leído por muchos y que sí vale la pena.

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