El Tormento Perfecto

Imagen: Salvapress
Artículo: Revista Torogoz
Video: Chavezmel

Algunos han dado en llamar a la crisis neoliberal mundial el "Tsunami Silencioso", otros la bautizaron como la "Tormenta Perfecta". Nosotros, en el caso particular de El Salvador, preferimos llamar a nuestra crisis: "El Tormento Perfecto". Y es que en esto de torturar y atormentar a nuestro pueblo, estos escuadroneros tienen mucha experiencia.

Luego de casi 20 años de malgobierno y ya casi para finalizar el período de Saca Gonzales, la serie de garrafales errores, la corrupción desbordada, la mala política en materia monetaria, financiera, de educación y de salud pública ha degenerado nuestro modo de vida a una caricatura de sociedad. La dolarización de la economía (Paco Flores) con una disminución inhumana del poder adquisitivo de los salarios, el robo de los bancos (Cristiani), que dejo finalmente nuestra banca en manos de extranjeros lavadores de dinero; ignorar el desarrollo del agro bajo la premisa de que nuestro país debía de convertirse en una inmensa Maquila (Calderón Sol); y, en conjunto, todas la estúpidas medidas tomadas sólo para favorecer al gran capital mercantilista, a la vez impidiendo que nuestro pueblo tenga acceso a un trabajo digno, a una educación integral y a una total cobertura sanitaria, ha resultado en un inmenso tormento para todos los salvadoreños.

Estos factores económicos en conjunto son la causa de la separación familiar que ha degenerado en el auge de las pandillas, el crímen organizado y el total clima de inseguridad en que nos movemos. Nuevamente, los que se benefician de esto son los que venden armas (Avila), los dueños de las grandes compañias de seguridad privada y los narcotraficantes que hacen su gosto, a ciencia y paciencia de las autoridades que no dan abasto en sus tareas cotidianas, y que en el caso particular del oriente del país, han sido infiltradas por el narcotráfico, apareciendo nuevamente los grupos de exterminio, cuyos dirigentes máximos se pasean por los medios de comunicación derechistas como Juan por su casa (Salgado).

Los precios de la gasolina están en territorio de máximos históricos. Los transportistas de carga, urbanos e interdepartamentales, uno de los sectores básicos del país y con un fuerte arraigo social, pasan por una de sus etapas más difíciles y son incapaces de enfrentarse a los crecientes aumentos del combustible, sin incrementar sus tarifas que, inevitablemente, vuelven a encarecer todo, incluyendo la canasta básica.

Mientras que el dólar se ha depreciado en un 30 por ciento desde el 2002, frente a las principales divisas, el precio del petróleo ha experimentado una ganancia del 500 por ciento; esta es una combinación asesina de factores para todos los salvadoreños, y en particular para los desposeídos. La política neoliberal ha creado a nivel mundial una crisis sin precedente, gracias a la imbécil premisa de que mejorando los índices macroeconómicos y rellenando los bolsillos de los oligarcas, algunas monedas se desbordarán de sus sacos sin fondo y esto traería bienestar a la mayoría de la población. Esto, obviamente, no ha sucedido. Por el contrario, los especuladores de Wall Street crearon una artificial burbuja en el sector hipotecario en los EEUU, que al romperse ha debilitado grandes corporaciones financieras y casi decapitado la industria de la construcción, en donde, desgraciadamente, trabajaban la mayoría de nuestros hermanos lejanos -más bién cercanos-.

Los mismos usureros han debilitado el valor adquisitivo del billete verde y ahora compran petróleo a futuro, revendiéndolo inmisericordemente para seguir ganando, y hacen lo mismo con el Oro, así como con el Maíz, para convertirlo en combustible en lugar de alimento para seres humanos. Lo mismo hacen con el Trigo, la Soya y otros productos esenciales para la vida, y se dán golpes de pecho culpando a la OPEP que solo vende el 40% del petróleo a nivel mundial.

Culpan a la República Popular China porque hoy viven y comen mejor que antes; se lavan las manos en los fenómenos climatológicos causados por el calentamiento global que es también provocado por su mezquina sed de ganancias. Nunca son ellos la causa del desastre. La avaricia de unos pocos es la causa de nuestro tormento, no hay desbalance entre la oferta y la demanda de petróleo; hacer combustible de Maiz no es eficiente, desde el punto de vista energético ni económico; especular subiendo inmisericordemente el precio de los combustibles y de los comestibles esenciales para la supervivencia de la humanidad, es inmoral, anticristiano y una canallada que todos debemos entender y repudiar.

Como resultado de la especulación de estos malnacidos, sólo en América Latina, más de 100 millones de seres humanos engrosaran la cuenta de los pobres; millones de pobres pasaran a la indigencia y, especificamente, en El Salvador, la desnutrición afectará y matará cada vez más a nuestros hijos e hijas, quienes, al no recibir las calorías necesarias antes de cumplir dos años, sufrirán daños irreversibles en su cerebro que se traducirán en nuevos casos de retraso sicomotor y nuevos delicuentes. Pero al oligarca, al mercantilista, al integrante del Cartel de Los Ocho, esto no le importa ni le quita el sueño; los votantes, desnutridos y amedrentados, tienen mala memoria y podrán ser influenciados a dar su voto a las bandas derechistas que son la causa de nuestra desgracia.

Por primera vez en nuestra historia hoy tenemos a nuestro alcance la oportunidad de hacer las cosas de una forma diametralmente distinta, tenemos en nuestras manos el triunfo de la esperanza, de la cordura, de la razón y con Mauricio y Salvador podremos emrumbar a nuestra patria por el camino adecuado y poco a poco salir del tormento al que nos están sometiendo. No hacerlo significa más de lo mismo y la clara posibilidad de un nuevo estallido social.

MICROPROGRAMA MAURICIO FUNES No. 4